China, con los ojos en sus Juegos de Pekín

Atletismo | Mundiales de Osaka

China, con los ojos en sus Juegos de Pekín

China, con los ojos en sus Juegos de Pekín

AFP

Liu Xiang, marchadores y maratonianas, los estandartes amarillos

El vallista Liu Xiang, vigente campeón olímpico en 110 metros vallas, y dos armadas de gran fondo, los marchadores de 20 kilómetros y las corredoras del equipo femenino de maratón, capitanean las esperanzas de la selección china de atletismo a menos de un año de los Juegos Olímpicos de Pekín. La ausencia de Paula Radcliffe sobre los 42.195 metros del maratón dispara las posibilidades de las maratonianas Zhou Chunxiu, Wei Yanan y Zhu Xiaolin, acostumbradas al calor húmedo de esta zona del mundo. Sólo kenianas y rusas pueden detener esta roja revolución de maratonianas.

En 20 km marcha, est anoche, Li Gaobo y Han Yucheng deben merodear por las primeras posiciones, tras Paquillo. En 110, Xiang, el ídolo de Shanghai junto al pívot Yao Ming, ya va creando escuela, y tras sus pasos llega aquí en Osaka su lugarteniente, Shi Dongpeng: 13.24 en 2007.

China está trabajando a tope con vistas a los Juegos, bajo unas perspectivas que el International Herald Tribune define como "orwellianas" y alejadas en algunos modos del concepto de lo que fue la Revolución de Mao.

La idea es aprovechar las medallas para unir al pueblo en un sentimiento patriótico, desde los budistas del Tíbet hasta los musulmanes de Xinjiang y las provincias del Norte, y capitalizar políticamente el gran evento deportivo. Con atletismo, tenis de mesa, natación o gimnasia rítmica, si preciso fuere.

La capital, Pekín, vive en estos momentos una campaña destinada a eliminar, sea como sea, lacras tan poco políticas como el tartamudeo de taxistas y voluntarios en Chinglish, los escupitajos públicos en las calles y los empujones frenéticos en las colas del transporte público. "Orwell va a los Juegos Olímpicos", escribía el Tribune.

La idea es que la imagen que los Juegos transmitan al exterior sea la de un país limpio como una patena, aunque esto no sea demasiado proletario: se intentará eliminar de las calles de Pekín a todo tipo de activistas, mendigos que exhiban sus miserias o miembros de sectas como la Falun Gong. Como una reedición de aquella blanca pureza de los Juegos de Los Ángeles, en 1984... pero en Pekín.

Documentales hay ya que exhiben a taxistas pequineses hablando en un inglés perfecto a sus encantados pasajeros turistas. Crecen hoteles de lujo en la cercanía del naciente Estadio Olímpico (El Nido): los hay hasta de siete estrellas, con restaurantes que hubieran hecho enrojecer de placer a Mao. De todo esto, Xiang, las maratonianas y los marchadores son los abanderados. Sólo faltaría que George Orwell se pusiera la camiseta roja.