REAL VALLADOLID | EL PROTAGONISTA DE LA JORNADA
Sergio Escudero, un falso lateral y otro célebre 20 de abril
El de Santovenia de Pisuerga marcó su primer doblete como profesional en un Real Valladolid en el que a menudo actúa por dentro.
Desde que Celtas Cortos popularizó en los 90 su “hola, chata, ¿cómo estás?”, varias generaciones de vallisoletanos (por no decir todas) conocen de principio a fin ‘20 de abril’ e inevitablemente la entonan al llegar el día incluso ahora, en tiempos de autotune y reguetón. Parece fácil adivinar que también Sergio Escudero, quien, por su edad, creció, seguro, cantándola. Desde la primera vez que sonaron los acordes del principio ha llovido bastante -el tema forma parte de ‘Cuéntame un cuento’, álbum publicado en 1991-, aunque, como cada fecha señalada, el pasado sábado cobraron vigencia. Sin embargo, desde este 2024, en el calendario del cada vez menos lateral estará marcada en rojo por un hito que no por tardío deja de serlo.
Y es que, por primera vez en su extensa y prolífera carrera, el de Santovenia de Pisuerga marcó un doblete, en tres minutos mágicos en los que sendas acciones a balón parado permitieron al Real Valladolid encaminar su tercer triunfo seguido. Cuando hizo el primero, de cabeza, rio, posiblemente como el primer sorprendido por marcar con la testa, envuelto en una maraña de blanquivioletas que impidió una de esas carreras hacia alguna parte o hacia una cámara a la que brindar un gesto. Con el segundo sí que le dio tiempo a salir pitando y a brincar cerca del banquillo, antes de recibir uno de esos abrazos colectivos que mandan los cánones.
De paso, esos dos goles permitieron a Escudero igualar su mayor registro en una temporada, el alcanzado en la 2017-18, en las filas del Sevilla, y, aunque no fueran en acción de juego dinámico, a seguir dando la razón a Paulo Pezzolano con eso de que puede incidir sobre la portería rival como nunca antes había hecho. Porque el técnico uruguayo ha encontrado una nueva versión del canterano que nadie antes había visto, acercándolo a los dominios del portero rival, y por dentro, lejos del lugar de influencia que se le suele otorgar a un lateral, más cercana a la cal.
Con 400 partidos como profesional a sus espaldas, ‘Escu’ es uno de los pilares que el entrenador charrúa mantiene respecto al descenso. Si uno tiene en cuenta la última alineación, en la que cinco de los alineados bajaron a Segunda el verano pasado, puede resultar osado afirmar que ya “no queda casi nadie de los de antes”, aunque no tanto que él es uno de los que han cambiado (”han cambiado... ¡Sí!”), o por lo menos radicalizado el automatismo táctico más claro de los implementados a lo largo del curso, como es su aparición por dentro para ganar peso con balón o alcanzar zonas de remate, esas que pisó contra el Mirandés... o en aquel ‘no gol’ al Sevilla.
Con la espina clavada de perder la categoría nada más volver a casa, porque el Real Valladolid lo fue aunque prescindieran de él cuando era apenas un niño, el ‘18′ es uno de los líderes dentro y fuera de un vestuario batallador y ambicioso, que tiene como objetivo el lograr el ascenso a Primera, a poder ser, por la vía rápida que los pucelanos acarician a falta de seis jornadas para el final liguero. Conseguirlo añadiría otro hecho histórico a su carrera, después de los títulos europeos que abrazó en el Sánchez-Pizjuán. En un día diferente al 20 de abril, pero dichoso, al fin y al cabo.
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