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POLONIA

Eneko Satrústegui, héroe de la hazaña del Wisla

El equipo polaco se proclamó campeón de la Copa estando en Segunda y jugarán en Europa la temporada que viene. El central forzó la prórroga en el 99′.

Actualizado a
Eneko Satrústegui celebra la victoria del Wisla en la final de la Copa de Polonia.
Antonio Ruiz

Han pasado cuatro días desde que el Wisla Cracovia hizo historia en la Copa de Polonia y el equipo que dirige el español Albert Rudé ya tiene en mente cumplir el que, verdaderamente, es el objetivo de la temporada: clasificarse al playoff de ascenso para regresar a la Ekstraklasa (Primera División polaca). Y es que a pesar de ser uno de los grandes equipos del país, el Wisla descendió hace dos temporadas y regresó a la I Liga (Segunda División), un duro golpe para un club que tiene 14 ligas y 5 Copas en sus vitrinas. Una victoria este lunes ante el colista Zaglebie Sosnowiec (18:00 horas) lo colocaría en cuarta posición a falta de tres jornadas para la conclusión de la liga regular y le permitiría seguir soñando con el ascenso y disfrutar de un temporada histórica el curso que viene, en la que ya se han asegurado jugar en competiciones europeas.

Junto a Rudé, el gran artífice del mérito de este Wisla es de otro español, Kiko Ramírez, que ejerce como director deportivo del club. Bajo sus órdenes, ambos cuentan con otros nueve compatriotas en la plantilla: el portero Álvaro Ratón, el central Eneko Satrústegui, el lateral izquierdo David Juncá, los mediocentros Marc Carbó y Joan Román, los extremos Miki Villar, Ángel Baena, Jesús Álfaro y el delantero Ángel Rodado. Todos han sido fundamentales para que el Wisla terminase ganando la Copa y eso que hasta el minuto 99′ de partido, parecía ser el Pogon Szczecin el que levantaría el título.

En una jugada a la desesperada en el minuto 9 del añadido, el Wisla colgó un balón al área, en la que estaban todos sus jugadores menos el portero. Después de que Ala Uryga peinase la pelota, Eneko, que había salido en al segunda parte, disparó con la izquierda dentro del área y mandó la final a la prórroga, desatando la locura en el Narodowy de Varsovia. El tanto fue un subidón para el Wisla, que aprovechó el estado de shock de su rival para remontar el partido a los tres minutos de comenzar el tiempo extra gracias al gol de Ángel Rodado. Un cuento de hadas al que todavía le falta un último acto.

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