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ALAVÉS 1- ATHLETIC 0

El Athletic, una madre en ataque

Desaprovechó un amplio ramillete de ocasiones claras y se quedó sin la quinta plaza. El Alavés fue tan sólido como siempre y decidió con un golazo de Theo.

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El Athletic, una madre en ataque

El Athletic celebró el primer domingo de mayo con todas las de la ley: ejerciendo de madre en el día de las mujeres con hijos. Porque fue eso, una mamaíta en ataque, desnudo de efectividad, con un amplio ramillete de ocasiones, tras el cuarto de hora inicial y con Aduriz metido por medio en la mayoría, que marró de forma lastimosa. No es muy dado el Glorioso a tales concesiones y si no las aprovechas, lo pagas. Aquí acaba la racha de cuatro triunfos seguidos rojiblancos y el sueño, lejano, no, lejanísimo, de hacer cosquillas al Sevilla por el último puesto abierto de Champions.

El último de la catarata de derbis vascos de LaLiga deparó un fuego cruzado sobre el verde. Cada balón parado era la tercera guerra mundial. Aunque el ADN del Alavés es trabar, apelotonar la parcela central, el partido tuvo muchas tramas argumentales. Fue irregular, sí, pero hubo un cuarto de hora en la primera parte, tras desperezarse, en el que se registró una ristra de ocasiones, pifiadas por el Athletic, que llegó por fuera y por dentro, al interpretar muy bien los exteriores Muniain y Williams esa duda entre el central y el lateral cuando eres extremo y pisas área por rincones indeterminados.

El partido se movió con abundantes refriegas y tiranteces varias. El tanteo inicial fue una masacre al balón, un esguince a la herramienta de trabajo. Ya se sabía que las luces de neón anunciaban un partido de poco volumen, con sobredosis táctica. Pellegrino ha fraguado una roca, once 'Romays', es decir, taponadores. Pero sacudidas las legañas, la manada rojiblanca se presentó con dinamismo, hilando pases minuto sí minuto también.

A los diez minutos de empezar, los García (no es una serie televisiva) ya se conocieron a las malas: Manu y Raúl. Luego hubo mil guerrillas. Laguardia es una baja importante para el Glorioso, porque se trata del líder del muro atrás, y el candado no estaba tan echado. Tras las escaramuzas iniciales, el Athletic tuvo cuatro ocasiones clarísimas seguidas, tres de ellas protagonizadas por Aduriz, más un balón al poste de Beñat, y de guinda, una mala elección de Williams al tratar de dibujar un pase de la muerte. El Alavés producía a través de sus exteriores: Femenía cedió en el 25’ a un Ibai, que completamente solo lanzó fuera. Si el partido amaneció cerrado, se abrió después como un melón al caer de un noveno piso.

Valverde lo veía claro: son los pivotes albiazules, Llorente y Manu García, muy posicionales y no ayudan demasiado a los centrales, así que se acomodó prácticamente  sobre un dibujo de dos mediocentros, Williams y Muniain por delante para el fragor en el eje y Aduriz y Raúl García para el remate arriba. Los errores en la definición recibieron su castigo con un gol de bandera, aplaudido hasta por la hinchada visitante. Tras otro comienzo arrebatador en la segunda parte del Athletic, que jugaba de fábula, un córner sacado por Ibai en el 53’ permitió cazar a Theo en el balcón del área un balón que mandó de zapatazo demoledor a la escuadra de Arrizabalaga. Un gol de escándalo, portentoso, de uno de los hombres de moda en el fútbol español. No olvidará jamás ese estreno ante la meta contraria en Primera. Y error mayúsculo de los leones: la línea de rechace estaba muy desocupada y muchos, empezando por Yeray, llegaron a destiempo. Precisamente el central canterano cometió luego un posible penalti sobre Feddal.

El gol calentó aún más la sangre al personal. La chispa se inició de nuevo entre los García. Se incorporó, cómo no, Deyverson, que sintió el aliento de Laporte y teatralizó una agresión. Ya bastante tiempo atrás Muniain realizó una entrada con los dos pies por delante a Femenía que no venía a cuento. Pellegrino empezó a mover el banco y Sobrino le dio un estupendo aire fresco. Beñat, el líder del Athletic e impulsor de mil remates en estrategia ofensiva, sufría mucho en las vueltas y su gasolina se agotó, así que dejó el campo. El Alavés gestiona muy bien el otro fútbol, ‘Lo que el ojo no ve’ según copyright televisivo, y paró el partido. No se jugó mucho más y desde luego no hubo descontrol. El último derbi fue el primero con derrota para el Athletic. La más agria.