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ATLÉTICO 3 - CELTA 2

1x1 del Atlético: Carrasco se echó a la espalda al Atlético

El belga tiró del equipo hasta que empató el partido con una soberbia volea. Griezmann, desaparecido hasta el gol.

Actualizado a
1x1 del Atlético: Carrasco se echó a la espalda al Atlético
laliga

Celta-Shakhtar en directo

Moyá. Su partido quedó marcado por la acción del minuto 5’, cuando eligió mal y prefirió meter los puños en lugar de blocar el córner.

Juanfran. Pione Sisto le volvió loco en la primera parte. Padeció cada vez que el danés le encaraba o se asociaba para irse por dentro. La banda izquierda del Celta era un potro de torturas para el Atlético. En el descanso fue sustituido por una contractura en el hombro derecho.

Savic. Sin Godín, le tocó liderar la zaga. En los primeros minutos le costó manejarse ante un par de centros laterales vigueses, en uno en concreto Aspas le ganó y casi marca. Después se fue entonando, midiendo bien a la hora de recular y frenar varias acometidas viguesas. Poco pudo hacer en la contra del 1-2.

Lucas. Sólido, se fue creciendo con el paso de los minutos, curiosamente después de sacarle la amarilla a Guidetti en una acción de oficio del joven central. Bien al cruce a su costado izquierdo cuando la situación lo requería, incluso se arrancó al ataque, pero midiendo.

Filipe. Entre Mallo, Jozabeh y Aspas le buscaron las vueltas en la primera parte. Triangulaban por su costado y lo sintió, sobre todo cuando en el 26’ Mallo le ganó la espalda, pero el remate de Jozabeh terminó en el poste. Inicialmente pudo con el agobio, lo negoció bien y se fue yendo arriaba hasta que Wass volvió a ganarle fácilmente la espalda en una contra para asistir a Guidetti.  

Koke. Muy tímido toda la noche, apartado del inicio del juego en la derecha, se descolgó poco. El Atlético no supo quitarle al Celta la pelota y nunca tuvo peso sobre el juego. Mejoró algo con la salida de Saúl, yéndose más al centro.

Gabi. No alcanzó nunca a frenar la velocidad en la circulación de la medular viguesa que aparecía siempre fuera de su alcance. Sin capacidad para someter a presión a los volantes gallegos, se jugaba a lo que proponía el Celta. En la recta final, en cambio, sí supo manejarse entre líneas, primero sirviendo un buen balón a Carrasco, quien lo estrelló en Sergio, y después iniciando con un gran pase sobre Correa la jugada del empate a dos.

Saúl. Similar a Gabi. La pelota pasaba por su zona y el Celta terminaba las jugadas sin que el Atlético pudiera exprimir la capacidad de presión y robo que exhibe otras veces. Ni él ni Gabi supieron descifrar la propuesta gallega.

Carrasco. Con mucho ritmo, atinado en el regate y eléctrico. Encontró bien a Torres en el área en el gol antes de simular el penalti que falló en Niño. Después cazó a la contra a la defensa viguesa pero le faltó ajustar el disparo ante Sergio. Pero no se frenó. Puso a prueba el repliegue gallego cada vez que recibía, buscando la diagonal, desequilibrando y disparando en cuanto tenía ocasión. Empató el partido con una volea de crack. Se echó al equipo a la espalda.

Griezmann. Desaparecido hasta la jugada que decidió el partido. Simeone le dejó en el campo y tuvo su premio pero su partido había distado mucho de ser bueno. Sin presencia ni en el origen ni en el final de las jugadas, alejado de las zonas de influencia y sin saber dar continuidad al juego. Pero tiró de oportunismo para cambiar el signo del partido.

Torres. Había incomodado ya mucho a Cabral y a Roncaglia antes de inventarse la joya que empataba el partido a uno. Con arrancadas y diagonales cortas, ponía en problemas a la zaga viguesa. Solicitó penalti por una entrada de Roncaglia y después se encargó de lanzar el que sí se señaló sobre Carrasco. No terminó con la mala racha desde los 11 metros. Pero encadenó varios minutos de inspiración hasta que se le acabó la gasolina y fue sustituido.

Vrsaljko. Mejoró algo el equipo con él en el campo porque Sisto pasó de amenazar a tener también que cuidar su espalda. Cierto es que también coincidió con el bajón físico del danés. Jugó más despreocupado. Su empuje le vino muy bien al Atlético en los últimos minutos.

Correa. Le bastó el gran centro del 3-2, que Gameiro terminó acomodando para Griezmann, para justificar su presencia en el campo. Vertical, siempre con las ideas claras para amenazar. Ayudó en la remontada.

Gameiro. Asistió a Griezmann con un toque exquisito de cabeza. Simeone recurrió a él y no se equivocó. Estuvo clarividente y generoso, pero volvió a estar negado de cara a puerta cuando Carrasco le sirvió en bandeja el 4-2, que estrelló incomprensiblemente en el larguero.