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YOUTH LEAGUE

Victoria quirúrgica del Atlético para acceder a octavos

Secó al Altinordu en ataque y aprovechó sus ocasiones. Toni Moya y Pablo marcaron los tantos. El árbitro agitó el partido con tres expulsiones.

Actualizado a
Los jugadores del Atlético celebran el triunfo.
@AtletiAcademia

Con sufrimiento y polémica, con un tanto de penalti y no mucho más en producción ofensiva, con un árbitro desbocado que sacó la roja tres veces en un partido de juveniles sin especial brusquedad… Con todo eso y más, pero el Atlético juvenil vuelve a los octavos de la Youth League tras el resbalón de hace un año contra el Midtjylland danés.

Sacó billete en Esmirna con una victoria sobre el inofensivo Altinordu, un rival con más ideas que certezas. Toni Moya abrió la puerta desde los 11 metros en los primeros minutos y la cerró Pablo en el descuento, redondeando un ejercicio de precisión por parte de los de Manolo Cano. Un triunfo quirúrgico para seguir soñando por Europa.

Estaba avisado el Atlético de que la principal ventaja de un extraño como el Altinordu era su vigor físico, patente a simple vista. Pero no quedó en eso el equipo turco, bien apoyado desde la grada; mostró también convencimiento con el balón, maneras que sobresalieron en sus extremos, Durak y Aydin. Ante el dominio local, los de Cano optaron por el orden que impuso la dupla Carro-Toni Moya. Y desde este orden llegó el 0-1, obra de Moya en el inicio y en el fin. El medio botó un córner que volvió a sus pies, en el flanco diestro; también chocó con el rival en su segundo centro, pero al tercero el balón acabó en el corazón del área, donde Rubén Gómez, muy listo, tocó y se dejó derribar por un Özer algo pardillo. Desde los once metros, Moya dio la pincelada final.

El Altinordu persistió en su plan y siguió percutiendo desde los costados, aunque el portero Carlos Marín dominó bien su espacio aéreo. También brilló el meta en la única ocasión de los turcos antes del descanso, una estupenda volea de Aydin que Marín desvió a córner con muchas dificultades. Y en los minutos previos empezó el show del ucranio Zhabchenko, con ganas de salir en la foto y que mandó a la calle a Alici, con dos amarillas en cinco minutos y con cierta rigurosidad. Sólo superó a las formas del árbitro el absurdo berrinche de un Alici que se negaba a marcharse.

Lo mejor (en el sentido más retorcido de la palabra) vendría tras el descanso: Moya, que tuvo el 0-2 en una acción que evidencia su facilidad para presentarse en portería, vio dos amarillas en la misma acción. La falta pudo merecerlo; la tibia protesta de después en ningún caso y su baja en octavos es de las que se notan. Pareció compensar, y lo mismo poco después con la segunda amarilla al central Kayasoy. Entre medias, rozó Giovanni el 0-2 y el Altinordu apenas inquietó a un Atleti contenido en ataque, pero muy centrado en su propio campo para cerrar cualquier opción. Ese orden irrompible descompuso poco a poco a los otomanos y, en el descuento, Pablo dio la puntilla: aparición de nueve en el área pequeña para aprovechar la cabalgada de Isaac por la derecha. El triunfo en Esmirna no es poesía ni descansará en ningún museo, pero refuerza a un juvenil que llega a octavos con el sello de competitividad que distingue el escudo rojiblanco.