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LALIGA

El Barça amenaza el liderato del Madrid tras un vuelco en 21 días

El 8-E (1-1 en Vila-real) tenía la Liga difícil y la Copa fea tras caer en Bilbao. El Madrid, con su Mundialito, goleaba a Sevilla y Granada. Ahora, el Barça, en semifinales coperas, puede quitar el primer puesto hoy provisionalmente (14:00) al equipo de Zidane, sin opciones de triplete.

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El Barça amenaza el liderato del Madrid tras un vuelco en 21 días
RODOLFO MOLINADIARIO AS

Luis Enrique compareció este sábado en rueda de prensa ante de que su equipo juegue en el Villamarín (hoy a las 12:00). Y entre otras muchas cosas interesantes dijo con especiales ganas una verdad incuestionable: cómo cambia el fútbol y cómo fluctúan sus tendencias en cuestión de días. El Barça comenzó en enero una pequeña pero inoportuna depresión que le hizo tambalearse en dos de las tres competiciones, mientras el Madrid despedía 2016 eufórico e iniciaba el nuevo año firme en LaLiga y en la Copa. Hoy, sólo 21 días después de aquellos hechos y de aquellas sensaciones, el panorama ha cambiado por completo para ambos equipos. El Barça puede ser líder provisional hoy a eso de las 14:00 (el Sevilla, también con opciones, juega más tarde), hora en la que ya se podrá poner a pensar en las semifinales de Copa ante el Atlético. Del Madrid depende que a las 22:30, tras jugar ante la Real, la euforia de su máximo rival se enfríe, con el partido de Mestalla aún pendiente, o que la crisis blanca se acentúe tras el KO en Copa. Tanta es la importancia de esta jornada que el Madrid ha lanzado incluso una campaña para que su afición empuje.

Así fueron los hechos en estos 21 días en los que las dinámicas han cambiado.

Situación a 8 de enero de 2017

El Barça visitaba el nuevo Estadio de la Cerámica después de una derrota en Copa en San Mamés (2-1) que hacía peligrar seriamente su concurso en los cuartos de final. En Vila-real, veía además cómo el Submarino se ponía 1-0 con un gol de Sansone que dejaba al Barça momentáneamente a seis puntos del líder, el Real Madrid, que además tenía un partido pendiente en Mestalla para el que una amplia mayoría ya le daba ya como vencedor por la trayectoria del equipo blanco y por la crisis del Valencia. Las redes sociales ardían con la supuesta crisis del Barça. Hasta que Messi, en el último minuto ante el Villarreal, metió una falta por la escuadra, rescató un punto y templó los ánimos. Aun así, el Barça se quedaba a cinco puntos del liderato con un partido más y con su tridente cuestionado lejos de sus registros goleadores.

Mientras, el Madrid volaba. Había ganado el Mundial de Clubes en Japón de nuevo tras silenciar el Camp Nou y lograr otra remontada épica ante el Depor, e inició el año arrasando. Primero encarriló los octavos de final de la Copa ante todo un Sevilla. El 3-0 del Bernabéu, aunque algo engañoso y polémico, daba más vuelo a un equipo en plenitud en el que todas las piezas encajaban, ya fueran titulares o suplentes. Días más tarde, el 7 de enero, el Madrid le hizo una manita al Granada en casa, con goles de Cristiano y Benzema, con la que metía más presión al Barcelona que jugaba al día siguiente. Todo era felicidad. Porque ganar sube la moral, pero cuando además el gran enemigo no lo hace, ésta se dispara.

Situación a 29 de enero de 2017

El gol de Messi en Vila-real pareció dar oxígeno al Barça. Ahí comenzó a cambiar su declive. El Barça recibió días después de ese susto al Athletic con la obligación de remontar en la Copa. Y lo logró. Ganó 3-1 y se metió en cuartos de final. En Liga encadenó dos triunfos contundentes: 5-0 ante Las Palmas y 0-4 en Eibar, al mismo tiempo que el sorteo de la Copa le emparejaba con la Real, a la que venció en la ida (0-1) y a la que goleó en la vuelta (5-2). Suárez y Neymar ya cogían el nivel marcado por Messi y los suplentes se reivindicaban. El Barça, en sólo tres semanas, se había enganchado de nuevo a LaLiga, por el tropiezo del Madrid en Sevilla, y se había metido en semifinales de la Copa, donde el Madrid ya no iba a poder frenarle.

El Madrid, desde ese 7 de enero en el que todo relucía, comenzó a fallar. El brillo mutó en una nube negra. Primero, en la vuelta de Copa en el Pizjuán, sufrió más de lo esperado pese al resultado de la ida. Al final, con el 3-3, salvó el resultado e incluso el récord de 40 partidos invicto. Pero ese día comenzaron a aparecer dudas y lo peor de todo, el cansancio por evitar una caída que luego desembocaría en lesiones. Tres días después, el Madrid perdió un partido de Liga ante el Sevilla que tenía ganado. Ramos se marcó en propia puerta, por lo que la flor se secaba, y Jovetic hizo el 2-1 tras una pérdida que señaló a Benzema. El Madrid metía al Barça en la Liga. Con este enfado, el equipo blanco recibió al Celta en casa en la ida de los cuartos de final de la Copa. Y perdió (1-2), propiciando unas críticas que ya salpicaban hasta a Cristiano. Ahí se encendieron las alarmas. A los tres días se dio un respiro, no sin sufrimiento, ante el Málaga en Liga (2-1). Pero la mente estaba en Vigo. Allí, con siete bajas y pese a merecer más durante muchos minutos, no pudo remontarle al Celta (2-2). Su eliminación no hizo más que confirmar que la crisis cogía el puente aéreo una vez más y cambiaba de bando. Hoy, nuevo capítulo de este trasiego de alegrías y preocupaciones entre Barça y Madrid, dos vasos comunicantes.