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SEVILLA

Jorge Sampaoli cree que ganar la Liga con el Sevilla es posible

Su ambición, mezclada con la fe del Sevilla, el mejor cocktail para soñar. Además de Lenglet y Jovetic, hará un tercer fichaje este mes.

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Jorge Sampaoli cree que ganar la Liga con el Sevilla es posible
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Para la parte sevillista de una ciudad que ayer por la mañana se levantó orgullosísima de su equipo y hervía pensando en lo que puede venir, la imagen del partido contra el Madrid ni siquiera había sido el gol de Jovetic, sino Nasri y Ben Yedder corriendo desesperados a poner la pelota en el centro del campo después del 1-1. Es la foto que no compra un empate contra el todopoderoso Madrid. La que demuestra que en el Sevilla todo es posible. ¿Tanto como la Liga?

El Sevilla es el equipo donde pasan las cosas que se piensan. El año pasado, el Sánchez Pizjuán celebró casi como un título un gol de Llorente ante la Juventus que, en realidad, apenas salvaba el tercer puesto del Sevilla en la fase de grupos de la Champions. La gente lo celebró como una fiesta. Intuía que algo iba a pasar. Cinco meses después, era pentacampeón de la Europa League en Basilea.

A esa tremenda fe que el Sevilla ha sabido alimentar en la última década se le ha añadido el ingrediente definitivo. Jorge Sampaoli (13-3-1960) ha entrado hasta el fondo de los corazones de la gente que, algo escéptica a su llegada, agota ahora las bufandas con la leyenda “amateurismo” (una de las palabras que vertebran su filosofía de amor por el juego y que sorprendieron en su presentación). El sevillismo también hace suyo el eslogan de “no escucho y sigo”, la señal de distinción del técnico argentino que conecta bien con ese sentimiento reivindicativo de la afición sevillista.

Sampaoli aterrizó en el Sevilla en un verano abrupto. Emery no comunicó su decisión de marcharse al París Saint Germain hasta final de temporada (el club jugó finales ante Liverpool y Barcelona). Monchi trabajó entonces en tres escenarios. Quique le comunicó que había adquirido un compromiso con el Espanyol y Rudy García pidió algo así como un proyecto faraónico. La preferencia de Monchi, no obstante, era Sampaoli. Su nombre sobrevolaba porque el argentino estaba decidido a entrenar al fin en Europa a sus 56 años. Donde algunos dudaron, Monchi arriesgó y, de momento, gana. Porque el Sevilla juega bien y gana bonito. Emociona. A estas alturas, tiene 13 puntos más que la temporada pasada y su fútbol seduce.

Sampaoli, un bielsista convencido del que ha heredado su negativa rotunda al conformismo (“rebelarse al sometimiento”), escogió para su primera aventura europea a Juanma Lillo como ayudante. Un entrenador veterano con trayectoria en España y América sería un buen puente para hacerle conocer la Liga y encajarlo con sus ideales. Un guía espiritual y técnico. Sampaoli también se trajo a Jorge Desio, su preparador físico y mano derecha. Matías Manna, Martín Tocalli e Íñigo Domínguez son los ayudantes técnicos y, una vez empezada la temporada, el técnico de Casilda quiso incorporar a Lionel Scaloni, ex jugador del Depor que es el analista de vídeos. Otra voz con experiencia en España.

Sampaoli comprobó pronto el nivel del director deportivo con el que trabaja. Monchi le concedió el fichaje de Mercado y le consiguió al futbolista que le da sello al equipo. Samir Nasri es un ejemplo mediático de rehabilitación. Con sobrepeso y sin grandes ambiciones ya después de haber dejado en su día el Arsenal y no terminar de triunfar en el City, parecía desahuciado. En el Sevilla ha vuelto a parecer algo más que una estrella, casi un crack. Nasri, sin embargo, es uno más de los futbolistas recuperados por este director deportivo-mago. Algunos casos son bien conocidos: Luis Fabiano, Maresca, Banega, Rami. Otros han sido más anónimos pero igualmente importantes. Pareja estaba perdido en Moscú, Escudero venía del Getafe después de rebotar en el Schalke; Mbia había estado un año sin jugar en el Queens Park Rangers, Carriço había descendido a la Championship con el Reading; Beto hacía paradas en el Cluj rumano dos años antes de ganar en los penaltis la Europa League de Turín. Monchi no sólo tiene la virtud de fichar con tino y revalorizar jugadores. Impregna a los nuevos de ADN, les explica cómo y qué es el club. Hace sevillistas.

Sampaoli olisqueó algo a principios de temporada. Sufrió las derrotas en las dos Supercopas pero el equipo empezó a funcionar pronto y ante el Atlético terminó de convencerse de que tenía algo entre manos. Ha convencido a Monchi para pelear por Lenglet y, especialmente, por Jovetic. Eso, más un fichaje que aún está por venir. Sampaoli sabe de imposibles. 99 años después de la creación del torneo, ganó la primera Copa América para Chile en 2015. Hace ahora 71 años que el Sevilla conquistó la única Liga de su historia. La fe inquebrantable del club y la ambición de su técnico son un coktail explosivo. Sampaoli va a llegar hasta donde le dejen.

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