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BARCELONA - REAL MADRID

Sergio Ramos; un gol, 97% de acierto en el pase y ni una falta

Ramos estuvo impecable en los cruces y en los duelos individuales. No cometió ni una falta en los 90 minutos. Dio 32 pases buenos de 33.

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Sergio Ramos; un gol, 97% de acierto en el pase y ni una falta
LALIGA

En las grandes noches Sergio Ramos es una garantía. Atrás queda ya su esguince en el ligamento colateral medial de su rodilla izquierda. Cuando regresó hace tres partidos, contra el Sporting de Lisboa, pidió a Varane cambiar su habitual lado izquierdo por el diestro para evitar la velocidad de Gelson Martins. Ayer no lo necesitó. Se desempeñó en su habitual flanco izquierdo, junto a Marcelo, y con el central francés a su derecha. No le asustaba ni Messi, ni Luis Suárez ni Neymar. Así concibe el fútbol. Mandó un penalti a las nubes ante el Bayern y luego tuvo el valor ante Portugal de tirar un penalti a lo Panenka. Así es Ramos. No tiene término medio. Ayer, en el Camp Nou, volvió a venirse arriba. Sólo en su cabeza puede caber la idea de temer más a Gelson Martins que a la MSN. Acabó el partido con un 97% de acierto en pase. 32 pases buenos de 33. Concentración desde el primer minuto, a veces con exceso de confianza como en un par de jugadas que no midió bien de cabeza ni terminó de ser contundente. Pero estuvo impecable en los cruces y en los duelos individuales. No cometió ni una falta en los 90 minutos. Y estuvo atento a sus manos, llevándolas atrás en los momentos de peligro (muy diferente a lo que le pasó ante el Villarreal, donde fue expulsado por una mano, o contra el Espanyol, donde fingió un pelotazo en la cara cuando en realidad le había dado en el brazo).

En los minutos finales abandonó su papel de líder en la zaga para convertirse en un delantero más. Había buscado el gol minutos antes mandando un remate fuera. Pero su suerte llegaría cuando Clos Gómez estaba cerca de pitar el final del encuentro. En una jugada botada por Modric (como en Lisboa y en la final de Marrakech, donde también marcó de cabeza), Ramos apareció solo en el área. Mascherano se había resbalado, pero hubiera sido difícil por altura y potencia haber ganado a un Ramos especialista en la suerte del último minuto.