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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 3 DE DICIEMBRE

Marcial, tú eres el más grande (1978)

Actualizado a
Marcial, tú eres el más grande
(1978)

Atlético de Madrid-Espanyol en directo

Marcial Pina fue un jugador grande, con magnífico desplazamiento de balón en largo, buen regate, concepto perfecto del fútbol y una planta bárbara, rematada por un pelo rizado rubio. Era un jugador distinguido, que hizo una gran carrera. En la selección se quedó en catorce partidos, por su frialdad en parte, y en parte también porque le ocurrió como a Velázquez, del que fue contemporáneo: los seleccionadores de la época tendieron a primar el músculo y a despreciar la técnica. Marcial había nacido en Asturias, pero despuntó en la selección juvenil regional murciana, que fue donde por primera vez se dio a conocer. Pronto estuvo en el Elche, que por aquel tiempo vivió muchos años instalado en la Primera División. De ahí saltó al Espanyol, para formar parte de la que quizá haya sido la mejor delantera en la historia del club: Amas, Marcial, Ré, Rodilla y José María. Con él también se fue del Elche al Espanyol su compañero Lico, un medio menudo y melenudo que llamó la atención no solo por su buen juego, sino porque fue el primer jugador español que empezó a sacar en largo de banda cuando estaba cerca del área, convirtiendo esos saques en córneres. Tras un tiempo en el Espanyol,

Marcial «cruzó la Diagonal», como se decía entonces (la Diagonal separaba el Camp Nou de Sarriá, el viejo campo del Espanyol), y jugó en el Barça, donde se encontró con Cruyff. Fue uno de los protagonistas del célebre 0-5 del Barça en el Bernabéu, en una delantera compartida con Rexach, Asensi, Cruyff y Sotil. Ya veterano, con treinta y tres años, fichó por el Atlético de Madrid. Y ahí fue donde completó su mejor proeza. Fue en el Camp Nou, en partido de liga ante el Barça, que ganaría el Atlético por 2-4. No conozco ninguna otra ocasión en la que alguien hiciera algo así: Marcial le marcó ese día a Artola dos goles de tiro libre, uno con cada pierna. El primero, en el minuto 14, desde la posición de interior derecho, templando con precisión el balón con la pierna izquierda para colarlo por la escuadra, frente al vuelo inútil de Artola; el otro, en el 55’, tiro desde la posición del interior izquierdo, golpe con la derecha, de nuevo firme parábola y a la otra escuadra, venciendo igualmente la volada de Artola. Fue un alarde de dominio de balón imposible de ver. De hecho, Marcial era de los poquísimos jugadores en los que ha resultado difícil establecer si era diestro o zurdo porque manejaba los dos perfiles para sus regates y salidas. Suele haber futbolistas hábiles con ambas piernas, pero se delatan cuando tienen que lanzar una falta o un penati, porque entonces siempre usan su pie más hábil. Marcial lo podía hacer con cualquiera de los dos, según de qué lado sacara una falta, y con ambas piernas golpeaba con la precisión de los grandes. Aquella primera temporada de Marcial en el Atlético fue la de las bodas de platino del club. Marcial hizo una buena campaña, con 32 partidos y once goles, entre ellos esos dos que le marcó a Artola en aquella tarde inverosímil. Esos goles sirvieron para que el Atlético ganara el partido por 2-4. Tras el Atlético volvió al Elche, donde terminó. Allí vive, junto a Lico, recordando los viejos buenos tiempos.