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HÉRCULES 1 - BARCELONA 1

Aleñá rescata al armario

El conjunto azulgrana no pasó del empate ante el Hércules en un partido en el que no dio buena imagen. Mainz adelantó a los locales y el juvenil marcó el empate.

Actualizado a
Aleñá rescata al armario

Siguen sin aparecer brotes verdes en el Barcelona que animen un poco el ánimo a dos días del Clásico. El partido de ida de los dieciseisavos de Copa entre el conjunto barcelonista y el Hércules acabó con un triste empate a uno para los catalanes, que únicamente pudieron salvar el honor gracias al gol de Carles Aleñá, un juvenil de 18 años que ya es titular en el B y que es la última gran esperanza de la cantera blaugrana.

El partido se presentaba desangelado por la hora, por la expedición que desplazó el Barcelona a Alicante, por los precios y el clima. Todos estos factores dejaron al Estadio José Rico Pérez en una media entrada. Algo falla en el planteamiento de competición de la Copa.

Por parte barcelonista, el encuentro era una buena oportunidad para reivindicar ese famoso fondo de armario del que tanto ha alardeado Luis Enrique. La proximidad del partido contra el Real Madrid podía servir de acicate para que algunos futbolistas dieran un paso al frente y trataran, por lo menos, de crear cierta duda en un entrenador que parece tener más que clara la alineación. De los de la primera plantilla no se puede defender a nadie. Ninguno de los que jugó mostró la rabia que se le supone a un suplente que quiere asaltar la titularidad.

Paco Alcácer empezó más dinámico que de costumbre, no era muy difícil, pero se fue diluyendo como un azucarillo; Rafinha anduvo impreciso, Arda, fallón y lento, a Denis le faltó jerarquía y Umtiti pareció comparecer algo pasado de peso y con un par de despistes serios atrás.

Ante este panorama, únicamente la frescura de Aleñá primero y Marc Cardona, después aportaron algo de picante al partido. El primero marcando el gol que evitaba la sorpresa, cuando no el ridículo, y el segundo demostrando unas ganas de triunfar que contrastaban con la de sus distinguidos colegas consagrados. En el primer minuto que estuvo en el campo, ya remató dos balones entre los tres palos, más que muchos de los que le preceden.

El Hércules, por su parte, sigue aferrado al sueño, que también es mucho más de lo que pueden decir el resto de equipos de su categoría que se han enfrentado a conjuntos de Primera.

Empezaron los de Tevenet con un planteamiento muy conservador, que dejó todo el dominio del balón para el Barcelona, pero el equipo de Luis Enrique se mostró incapaz de convertir su dominio en ocasiones de gol. La única ocasión del Barça en los primeros 45 minutos fue un disparo de falta inocentón de Paco Alcácer.

Ante la falta de mordiente de los barcelonistas, el Hércules, mediante las galopadas de Gaspar fue estirándose, aprovechando muchas veces las indecisiones de Borja López y los balones perdidos en el centro del campo bacelonista. Pero la falta de mordiente de los delanteros locales le permitieron a Cillessen tener una plácida primera parte.

En la segunda el panorama se le complicó mucho al Barça. Una indecisión en cadena entre Umtiti, Borja y Cillessen permitió a Mainz marcar un gol con el estómago desconcertando al Barcelona, que se temió lo peor.

Pero en el momento de zozobra, cuando nadie se decidía a tomar el timón y enderezar el rumbo, apareció el más joven de todos, el más inexperto, un jugador al que aún le falta mucho para empatar el partido con un gran chut lejano. Carles Aleñá evitó que el armario fuera al desguace.