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SANSE 2 - RM CASTILLA 1

Entre el Sanse y el árbitro desploman al Castilla (2 - 1)

El filial vio como Santos Pargaña no señaló un penalti a Lin ni concedió un claro gol fantasma de Hermoso. Marcó Odegaard. Rubén Negredo, el hermano mayor de Álvaro, sentenció a los de Solari.

Actualizado a
27/11/16 PARTIDO SEGUNDA DIVISION B
 UD SAN SEBASTIAN DE LOS REYES - REAL MADRID CASTILLA
CHEMA DIAZDIARIO AS

El Castilla termina noviembre en medio de temblores de tierra y ventiscas. Después de caer la semana pasada con un martillazo seco (perdió 0-4 contra el Logroñés), fue casa del antepenúltimo, el Sanse, y volvió a sufrir una derrota (2-1) en otro día para olvidar de los chavales de Valdebebas. Para colmo, el colegiado andaluz Santos Pargaña acabó de rematar a un Castilla a la deriva con un penalti claro a Lin de Juan Cruz no señalado, al que hay que sumar el agravante de que amonestó al extremo el chino por simular. Tampoco dio por bueno un gol fantasma de Hermoso que traspasó la línea de la portería del Sanse.

Pero haría mal el Castilla en escudarse en una posible miopía del trencilla. Solari preparó una revolución de inicio, con Hermoso pasando al lateral zurdo y Tena reconvertido en central, Nikos al banquillo y oportunidad de titular para Lin. Valverde tenía toda la medular para él. Una teoría que voló por los aires en el primer cuarto de hora. El Sanse en manos ahora de Alfredo Santaelena, un rockero con muchas arrugas en el fútbol modesto, acribilló al filial con balones a Rubén Negredo, uno de los hermanos mayores de Álvaro. Ya en el minuto 2 marró Mancebo una ocasión clarísima y después no cometió ese error Fer Ruiz. Encontró un socavón en la banda izquierda, con Hermoso desaparecido, le hizo un sombrero a un blandito Lienhart y golazo. La Segunda B es muy cruda.

El Castilla empezó a entonarse, por obligación. Lin pasó a ser un inesperado recurso y el asiático, no sólo en la acción del penalti, siempre anduvo buscando las entrañas de la defensa sansera. El equipo de Matapiñonera, angustiado por su situación clasificatoria, cedió el balón pero no dejó de crear ocasiones. Pichin, de hecho, mandó de rebote un balón al travesaño en el minuto 33. En la segunda mitad el Castilla recibió la ayuda de Odegaard. El escandinavo, quizá entonado por ser una mañana de perros como las noruegas, complementó una buena actuación engañando a Raúl en un lanzamiento de falta directa que coló por debajo de la barrera. El efecto positivo le duró al Castilla 54 segundos. Los que transitaron de ese empate a una falta lateral a favor del Sanse que Rubén Negredo clavó en la red con un cabezazo con marca de familia.

Al Castilla lo mandaron a la lona entre un trotamundos vallecano y un árbitro sevillano con historial polémico, pero principalmente le sigue condenando su indefinición como equipo. Ni es solvente atrás ni genera fútbol ni tiene un hombre-gol arriba. Y cuando no dominas al menos una de las dos áreas, poco puedes esperar. Con esta derrota los de Solari siguen sin ganar fuera de casa.