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ESPANYOL - LEGANÉS

Pacheta: "En Tailandia vuelves a sentirte entrenador, soy feliz"

Pacheta anotó un ‘hat-trick’ en el último Espanyol-Leganés. Ahora dirige al Ratchaburi, con mil peripecias tras diez meses allí. "Cada vez que me preguntan de qué equipo soy, digo que del Espanyol", desvela.Espanyol-Tenerife

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Pacheta: "En Tailandia vuelves a sentirte entrenador, soy feliz"
Twitter: @Pacheta_Oficial

Leganés vs Villarreal

AIgo tendrá el agua cuando la bendicen. Cinco temporadas en el Espanyol le sirvieron a José Rojo ‘Pacheta’ para convertirse en un ídolo todavía hoy venerado. Y unos meses en el Ratchaburi le han bastado para convertirse en el primer técnico que renueva por la entidad asiática. Porque hoy vive y trabaja en Tailandia, el país de la eterna sonrisa, de la que se ha contagiado. “Aquí te vuelves a sentir entrenador, porque no sólo diriges sino que ves cómo evoluciona el jugador. Soy feliz”, asegura a AS. Como también debió serlo en aquel 5-1 al Leganés en la Copa del Rey el 13 de diciembre de 1995, el último enfrentamiento entre pericos y pepineros hasta el de este sábado. Y él marcó nada menos que un’hat-trick’.

Desde su domicilio, en la ciudad con uno de los mercados flotantes más famosos del mundo, Pacheta sigue por la televisión de pago la Liga española. “Y la Premier, y la holandesa...”. “A mí, los horarios asiáticos ideados por LaLiga me han ido de perlas, veo todos los partidos del mediodía y de las cuatro”, destaca. Es por eso que ha podido seguir al Espanyol. O deberíamos decir a ‘su’ Espanyol, ya que admite que “siempre que me preguntan de qué equipo soy, digo que del Espanyol. En Tailandia ya lo saben”.

Ve en los pericos a un conjunto “en bastantes momentos valiente y con mucho desparpajo”, pero “con ansiedad por ganar ya en casa. El día que lo consigan, ojalá que esta jornada, empezarán a enlazar victorias y se esfumará”, asegura. Recela, eso sí, de un Leganés que “está jugando bien y haciendo las cosas de maravilla. Puedes ganar un partido por suerte, pero no dos ascensos y una buena posición en Primera. Juegan con una confianza tremenda, no pierden un balón, toman decisiones acertadas en los partidos... No será sencillo”, augura. Nada que ver, pues, con aquel 5-1 de hace 21 años: “Lo recuerdo perfectamente, tengo esos tres goles grabados en un resumen de mi carrera”.

Más difícil que los goles como futbolista le resultará a Pacheta resumir algún día su carrera en los banquillos: Numancia, Oviedo, Cartagena, Hércules, Korona Kielce de Polonia y también etapas en Estados Unidos y Australia. Hasta Tailandia, la más exótica de sus aventuras hasta la fecha. Y, como tal, con mil peripecias por contar, como el hecho histórico que le dejó sin la posibilidad de conquistar la Copa.

“Con la defunción del Rey (Bhumibol, una institución venerada), se suspendieron todas las competiciones. La Liga se quedó tal como estaba, aunque faltaban jornadas por disputarse y nosotros íbamos sextos y en marcha ascendente. Y lo mismo sucedió con la Copa. Habíamos clasificado al Ratchaburi para las semifinales por primera vez en su historia, y teníamos bastantes opciones de ganarla e ir a la Champions asiática, pero no se disputaron y se decidió el campeón por sorteo”, explica. Pero tendrá reválida. Cuando sólo llevaba cinco meses en el cargo, el club le renovó hasta diciembre de 2017: “Me siento orgulloso de ser el primer entrenador al que renuevan”.

El truco con el picante

No en vano, se lleva de fábula con el presidente, quien en ocasiones incluso le hace las veces de intérprete. “Yo tengo un inglés básico, el suyo es fluido. Nuestra relación es muy estable, como con cualquiera que está cerca. Los jugadores enseguida entienden los principios fundamentales del modelo de juego. Cuando quieres transmitir, si hay voluntad, la gente te entiende”, remacha. Como, por ejemplo, con el hábito del picante, tan instaurado en Tailandia, y que afecta al rendimiento: “No les puedes imponer que lo dejen porque con razón no te harán caso. Pero sí ir quitando un uno por ciento al día, convencerles sin que se den cuenta”.

Pacheta se muestra integrado en un proyecto cuya clave es que “estamos construyendo un equipo, pero también un club”. Por un lado, está la evolución del futbolista tailandés, “rápido y dinámico, en continuo crecimiento. No tienen la cultura de jugar en la calle, como nosotros, desde pequeños, porque no es su deporte nacional. Pero quieren aprender. Y poco a poco van a lograrlo. Desde niños, como hace China, que con eso trabaja muy potente”, recuerda. Por otro, el Ratchaburi, que recientemente inauguró un nuevo estadio.

¿Y el futuro? “No sé cuándo, pero algún día volveré”, asevera. “¿Al Espanyol? Por supuesto que me gustaría. Uno nunca sabe cuándo puede llegar una oportunidad, pero sí que por si acaso debe estar siempre preparado”, sentencia, con esa sonrisa del ídolo perico que es.