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ESPANYOL

El proceso de Quique ofrece indicios para la esperanza

Recuperadas la solidez y la autoestima en la última fase de la Liga, el Espanyol ya se alía con el balón. Éstas son las claves de la evolución.

Actualizado a
El proceso de Quique ofrece indicios para la esperanza
GORKA LEIZADIARIO AS

El camino está trazado. No acaba de despegar el Espanyol, superado el primer tercio de Liga sin acabar de dar ese “clic” que sugirió Quique Sánchez Flores. Pero sí está claramente marcado el “proceso” al que el entrenador alude con cierta frecuencia. En los últimos partidos se ha podido vislumbrar: el objetivo del equipo es impulsar el juego combinativo para ganar partidos desde el control. Sucedió en los 20 primeros minutos ante el Eibar y también contra el Athletic, aunque en este encuentro faltó profundidad. Ése es el ‘debe’ de un conjunto que empezó potenciando el ataque para reestructurar después su defensa y ahora retocar un centro del campo en busca de un equilibrio que aún no ha llegado pero que está en camino.

¿Por qué mejor fuera? Contrasta el arranque del Espanyol en casa, el peor de su historia sin victorias después de seis partidos, con los ocho puntos a domicilio. ¿Por qué? Mientras se acoplan las piezas para asociarse mejor, lo que le funciona a la escuadra es el juego directo, veloz, a contrapié de un rival que se vea obligado a llevar el control en su estadio. Hasta la fecha, más efectivos han sido cuanto menos balón han tenido. No en vano, las dos victorias del curso (ante Osasuna y Betis) seguramente hayan sido dos de los peores partidos.

Tres goles recibidos en cinco jornadas. El avance más visible en el proceso de Quique, teniendo en cuenta de dónde venía el equipo, ha estado en el sistema defensivo. No en la defensa simplemente sino en la implicación de todos los jugadores en esas tareas, empezando por los puntas (lo que explicaría en parte que no lleguen con toda la claridad deseable al remate). Los números empiezan a ser estratosféricos en ese sentido: imbatidos en cuatro de las últimas cinco jornadas, recibiendo sólo los tres goles del Eibar. El curso pasado a estas alturas sólo habían acabado dos jornadas sin recibir goles y llevaban seis tantos más en contra.

Inferiores a nadie. La última derrota del Espanyol data del 25 de septiembre, ante el Celta (0-2). Tres puntos que se perdieron en el añadido del segundo tiempo, y que se sumaron a las derrotas ante Sevilla (6-4) y Real Madrid (0-2). Analizados friamente estos tres encuentros, en ninguno de ellos el conjunto perico se mostró claramente inferior. Es decir, que tuvo opciones de puntuar y hasta de ganar. Por no hablar de los rivales: el Espanyol sólo ha perdido ante rivales muy en forma.

Retoques clave. El avance del proceso se demuestra también con las piezas que se han ido introduciendo, y que han mejorado el rendimiento grupal. Primero fue Marc Roca. Después, la inclusión de David López como central. Y otro hallazgo: Aarón Martín. Y así, hasta la entrada el domingo de José Manuel Jurado en el mediocentro, para repartir juego en una posición en la que Quique no lo situó casi nunca en el Watford, pero en la que brilló ante el Athletic.

Otro parón resolutivo. ¿Le irá bien o mal el parón a la evolución del juego? Normalmente, será positivo para ir afianzando ideas. De hecho, tras el parón de octubre el Espanyol acumuló una victoria, tres empates y ninguna derrota. Este otro parón puede resultar definitivo para que el pragmatismo vaya dejando lugar poco a poco a la estética.