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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 30 DE OCTUBRE

Hoy es Navidad para la Iglesia maradoniana (1960)

¡Alegraos, ha nacido el Niño D10s! El Niño D10s es Diego, el Diego, Diego Armando Maradona, que nació tal día como hoy en Villa Fiorito, un arrabal de Buenos Aires...

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Hoy es Navidad para la Iglesia maradoniana (1960)

¡Alegraos, ha nacido el Niño D10s! El Niño D10s es Diego, el Diego, Diego Armando Maradona, que nació tal día como hoy en Villa Fiorito, un arrabal de Buenos Aires. Cuando empezó a jugar en el Cebollitas ya era célebre. Aún niño, entretenía al público de Argentinos Juniors en los descansos con sus habilidades con el balón. A los dieciséis años debutó como profesional en ese mismo equipo, del que pronto saltó al Boca Juniors, al que hizo campeón. De ahí al Barça por 1200 millones de pesetas, donde solo estuvo dos años, con evidente mala suerte: una hepatitis y una grave lesión, lo que le hizo perderse muchos partidos en cada una de esas dos temporadas. Y tuvo incesantes problemas con Núñez, sobre todo por el ruidoso clan del que se rodeaba. Saltó al Nápoles y allí recobró su plenitud. Su llegada convocó a 20 000 aficionados en el estadio. Provocó la ilusión del sur de Italia frente al norte, eternamente dominante. Ganó dos ligas, una Copa y una UEFA y provocó delirios en la afición napolitana, que cantaba aquello de: «Ho visto Maradona, ho visto Maradona eh, mamá, innamorato son». Luego, a partir de los treinta, su carrera va dando tumbos. En realidad, terminó con una suspensión por consumo de cocaína, adicción que arrastraba desde sus años en el Barça. Le intenta recuperar el Sevilla (véase el día 7 de octubre), donde fracasa. El equipo español gastó un dineral en su contratación, y entró en un largo túnel del que tardó tiempo en salir. Aún juega en Newell’s Old Boys, entrena en Mandiyú y al Racing, vuelve a jugar en Boca, definitivamente acabado…

Entre medias, un Mundial que casi juega, pero no, Argentina-78, otro que juega, pero mal y acaba en una expulsión, el de 1982 (en España), uno prodigioso que gana él casi solo, y con una pierna, el de 1986 en México, y uno más (Italia-90), en el que alcanza la final, tras provocar una fuerte polémica por su intento de enfrentar a los italianos del norte con los del sur (véase el día 3 de julio). Y, finalmente, en el de EE UU-94 es expulsado por dopaje en medio de un gran escándalo.

Su vida se vuelve cada vez más extravagante, convertida en una crónica de sucesos. Incluso cuando es nombrado seleccionador, puesto desde el que consigue clasificar a Argentina, con apuros, para el Mundial de Sudáfrica. Pero su magia con el balón dio lugar a la creación en 1998 de una nueva fe, la Iglesia maradoniana, fundación de dos periodistas de Rosario, Hernán Amez y Alejandro Verón, con decenas de miles de fieles en Argentina y más de 10 000 en España, afiliados por Internet. La Iglesia maradoniana celebra su Nochebuena el 29 de octubre y su Navidad hoy, se rige por diez mandamientos y tiene su diegonuestro como oración esencial: «Diego nuestro que estás en las canchas. Santificada sea tu zurda, venga a nosotros tu magia. Háganse tus goles recordar así en la tierra como en el cielo. Danos hoy la magia de cada día, perdona a los ingleses, como nosotros perdonamos a la mafia napolitana, no nos dejes caer en offside y líbranos de Havelange. Diego».