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CULTURAL LEONESA - REAL MADRID

Marianín: "Antes de fichar a Santillana, el Madrid me quiso"

A Mariano Arias, el fútbol le puso un diminutivo al nombre y le llenó la casa de trofeos. Antes de ser pichichi en Oviedo, hizo 36 goles en la Cultural que ascendió a Segunda. El ‘Jabalí del Bierzo’ recuerda con AS.

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Marianín: "Antes de fichar a Santillana, el Madrid me quiso"
Luis de la MataDIARIO AS

Cultural Leonesa-Real Madrid en directo

¿Qué supone para usted que la Cultural vaya a medirse al Madrid en la Copa?

Un orgullo para León y los culturalistas... Y un bien para todos. A no ser que subamos a Primera, tener al Madrid en León es algo que no se verá más.

Cuando usted jugó, de hecho, al Madrid sólo se enfrentó en un entrenamiento...

-Sí, fuimos su sparring (ríe). Ellos hacían partidos contra equipos para probar a los suplentes y jugamos en el Bernabéu, al volver de un partido en Andalucía. Medirte al Madrid es un orgullo, aunque sea en un entrenamiento. Aquel era el de los Ye-Yé. No tenía rival.

¿Quién le gustaba a usted?

Martín Vázquez. Y Del Bosque: tenía una clase imperial.

¿Cómo fue su fichaje por la Cultural?

Yo no había entrenado en mi vida, pero, un día, empecé con el Bembibre y en cuatro partidos hice 13 goles. Después, en la mili, un sargento me sacó con permiso para ir a probar con la Cultural en una gira por Galicia. Hicimos cinco goles, tres míos. A los pocos días se presentó Rabanal, el presidente, en el cuartel y encima de un coche firmamos el contrato.

¿Siempre fue delantero?

No. Jugaba en todas partes. Empecé de portero, de hecho, y en la Cultural, de extremo derecha porque arriba estaba Cabecita de oro. Pero un día me pusieron de delantero y de ahí no me moví. Hacía goles como churros.

Su especialidad: el gol de cabeza...

Había muy pocos rematadores de cabeza. Ahora se puede contar pero, antes de fichar a Santillana, el Madrid me quiso.

Le decían El jabalí del Bierzo. ¿Quién se lo puso?

Un periodista del Diario de León, Ángel Herrero Roherre. No me importaba que me llamaran así. Yo metía donde fuera la cabeza y, una vez, fui al suelo y me dijeron: “¡Estás loco! ¿Cómo te tiras ahí? ¿Y si te pisan?”. Era muy valiente. Como los jabalíes.

-¿Por qué, tras la suya, no hubo otra gran Cultural?

Después ascendió otra pero nadie habla de aquella. Nuestro fútbol era más alegre, al ataque.

¿Qué recuerda del año del ascenso de su Cultural en 1971?

Sobre todo el partido ante el Zaragoza, en enero: en el 25’ ganaba 3-0. Empatamos 3-3. Yo hice un gol y me anularon otro. Había mucha afición en León. Recuerdo aquel día, el campo nevado y media ciudad allí, con la pala, para quitar nieve.

¿Qué es para usted que la gente aún recite la delantera de su Cultural de memoria?

Se recuerda la delantera, pero atrás también había grandes futbolistas. Era un equipo extraordinario. En el año de Segunda, en 1972, nos quedamos a dos puntos del ascenso. En León no había otra cosa que el fútbol.

¿De niño, simpatizaba con algún equipo?

Con el Athletic. Mi padre tenía una cafetería, había dos aficionados del Barcelona y todos los demás del Madrid. Quizá un poco por llevar la contraria...

¿Jugadores?

Di Stéfano. Era un todoterreno.

-¿Ha cambiado mucho el fútbol desde su fútbol?

Todo. Antes tenías una lesión normal y dos meses. Ahora, 15 días. En los entrenamientos apenas tocabas balón: sólo los jueves, en el partidillo. El resto del tiempo, a dar vueltas al campo, corriendo.

¿Cómo era La Puentecilla?

¡Pues el césped en la parte de Tribuna se congelaba en invierno y por allí no se podía correr...! Y había unos balones... De correa, como de rugby... De otra galaxia, vamos.

¿Hacían chinchones?

Yo tenía la cabeza más dura que el balón, pero había alguno que, como no estuviera bien cerrada la correa, los hacían sí...

¿Algo no le gusta de hoy?

Pues mira, sí. En mi época, salvo los campos del Madrid, Barcelona y Sporting, los demás eran patatales. Y jugar allí, contra aquellos defensas del Granada, Aguirre Suárez, Fernández... La mitad de los que juegan hoy, no lo harían Las entradas eran mucho más duras, pero los jugadores ahora son bastante mentirosos. Un roce y al suelo. A nosotros debías darnos con una maza para tirarnos. Hay mucho cuento. Y eso me enfada.

¿Cuántos goles hizo en su carrera?

Buf. En la Cultural creo que fueron 101, récord. Cuando el ascenso llegué a 36. Es que salía al campo y yo sólo quería marcar.

Fue Pichichi...

En la 1972-73, la primera en el Oviedo. Gárate, ¡qué clase tenía también!, me decía que el mérito era ese: ser Pichichi en Oviedo, no en Barça o Madrid.

¿El más especial?

Los tres a Iribar en Bilbao en 20 minutos. Fue la leche. En el cambio, San Mamés me aplaudió como si yo fuera del Athletic.

-En León se dice fútbol y se recuerda, sobre todo, a dos personas: a César y a usted…

¡Es que éramos bastante parecidos! O al menos eso decía la gente. Para mí es un orgullo que me recuerden con César, aunque él era mejor delantero que yo

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