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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 21 DE OCTUBRE

Joaquín Navarro, elevado a la condición de «fifo» (1953)

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Joaquín Navarro, elevado a la condición de «fifo» (1953)

Se cumplían noventa años del nacimiento del fútbol y se montó, a imagen de partidos que se habían celebrado en 1938, cuando el septuagésimo quinto aniversario, y 1947, cuando el reencuentro de las Federaciones británicas, un choque entre los inventores, Inglaterra, y el Resto del Mundo. Ese partido haría extremadamente popular en nuestro país a un modesto jugador, Joaquín Navarro Perona. Navarro para el fútbol hasta ese día, y en adelante el «fifo» por haber formado parte de la selección FIFA. Navarro, catalán, había empezado en el Barça, sin éxito, había pasado al Sabadell y de ahí lo incorporó el Madrid, donde jugó como lateral derecho con buen desempeño durante varias temporadas. Apodado en principio «el Bombero», era un jugador fogoso, rápido, atento al corte, muy popular. Su presencia en la selección FIFA acabó de hacer de este jugador, un jornalero de la gloria, una figura popular.

Aunque se la denominó «Resto del Mundo», aquella selección solo tenía jugadores europeos. Una de sus perlas fue el barcelonista Kubala, entonces en su plenitud. No había americanos, en parte porque los viajes transoceánicos entonces eran excesivamente gravosos e incómodos y también porque en aquel momento no había grandes celebridades americanas de éxito en Europa, salvo Di Stéfano, en el Madrid, pero todavía no tan célebre dado que no había comenzado aún la Copa de Europa. En definitiva, la selección FIFA formó con: Zeman (Austria); Navarro (España), Hanappi (Austria); Chaikovski (Yugoslavia), Posipal (Austria), Ocwirk (Austria); Boniperti (Italia), Kubala (España), Nordahl (Suecia), Vukas (Yugoslavia) y Zebec (Yugoslavia). Como se ve, mucha Centroeuropa. La escuela del Danubio estaba en auge. Y eso que faltaron Puskás y Bozsik, las estrellas de la selección húngara, a las que su país no permitió participar por la presencia de Kubala (fugado de Hungría) en el equipo. Otros dos catalanes, Basora y Bosch, estuvieron en el banquillo. También intervino el meta Beara, yugoslavo, según las malas lenguas porque el titular, Zeman, estaba jugando tan mal (quizá una juerga en la víspera) que le inventaron una lesión para sustituirle. Inglaterra jugó con Merrick; Ramsey, Eckersley; Wright, Ufton, Dickinson; Matthews, Mortensen, Lofthouse, Quixall y Mullen. Según la tradición inglesa que impone que una autoridad de la realeza o del gobierno salude a los jugadores antes de algún partido importante, esta vez le cupo el honor al mariscal Montgomery, el héroe de El Alamein, así conocido desde su victoria sobre Rommel en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial.

El partido acabó 4-4, con goles de Kubala (5’, de penalti), Mortensen (7’), Boniperti (14’), Boniperti (36’), Mullen (42’), Mullen (48’), Kubala (63’) y finalmente Ramsey, de penalti en el último minuto. Ese gol impidió que Inglaterra perdiera por primera vez en su historia en Wembley ante un equipo del exterior, cosa que sí ocurriría poco después, con la visita de los maestros húngaros (3-6, en lo que fue conocido como el «partido del siglo») (véase el día 26 de noviembre).

Alf Ramsey, el hombre que transformó ese penalti, sería después el seleccionador que llevara a Inglaterra a la conquista de la Copa del Mundo en 1966, en el propio Wembley. Mérito que le permitiría convertirse en sir Alf Ramsey. 366 historias de fút́tbol.indd 622 4/10/12 16:42:20 Es propiedad