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REAL MADRID

La reacción del Madrid, en cinco nombres: Isco, Marcelo, Kroos...

El set al Betis en el Villamarín dejó varias reivindicaciones y enseñó un Real Madrid en franca mejoría, justo lo que la afición pedía y el propio Zidane exigía.

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La reacción del Madrid, en cinco nombres: Isco, Marcelo, Kroos...
LALIGA

El set de la reconciliación llevó al Madrid de regreso al camino de la victoria. Brilló el fútbol, cayeron seis goles de su lado y destacaron cinco nombres propios:

ISCO

Si Isco siempre fuese el Isco del Villamarín, cambiaría el debate sobre su continuidad en el Madrid por el de a quién tiene que quitar Zidane para que sea titular. Sólo ha sido un partido, pero es que qué partido. Si hay un modo ideal con el que aprovechar una gran oportunidad, es el del malagueño: dos goles (el segundo, preciosísimo, marca de la casa), criterio, creatividad y hasta una rebelión contra sí mismo para ser el más currante (11,57 kilómetros recorridos). Y de premio, el elogio del jefe. Isco ha vuelto; sólo falta que no se vaya de nuevo.

MARCELO

Es difícil explicar cómo un lateral izquierdo puede influir tanto en los biorritmos de un equipo que suele atacar por inercia, casi sin darse cuenta. Pero así de singular es Marcelo, al que no afectó la inactividad. En su vuelta, contagió su buen rollo y alegría a los de Zidane, con otro aire, más oxigenados y sin escatimar en ataque. El brasileño, además, se regaló el gol, un 0-3 que, por cierto, no tuvo que ser.

KROOS

Recordó al de los primeros seis meses de Ancelotti con un clínic que le sirvió para exponer los motivos de su suculenta renovación esta semana. En un equipo que tiende a partirse con despreocupada facilidad, aguantó el esquema y, desde esos mandos del centro del campo a veces tan inmanejables, posicionó de maravilla, recuperó con habilidad y distribuyó con fluidez. Así dio el 0-1 y el 0-2; un día más en la vida del máximo asistente europeo.

KOVACIC

Desprende una sensación de timidez y corrección que contrasta con el atrevimiento que tan bien le sienta y tan irregularmente muestra en el campo. En verano se quitó de las quinielas sobre las salidas: quería quedarse y Zidane iba a arroparle con confianza. No siempre le sale, pero cuando se despliega como contra el Betis se entiende el porqué. Corrió como si fuera su mayor cualidad, repartió a diestro y siniestro y lanzó el 0-4. Vamos, lo que se espera de esa especie de nuevo Modric que en él se adivina.

Cristiano

Venía mejorando, pero parecía necesario lo más importante, el gol, para que quedara confirmado. Porque de Cristiano no se espera tanto que recoja la pelota en el centro del campo y se ponga a romper caderas como que la meta en la portería rival cada miércoles y cada domingo. Los goles son sus medidores, las cifras son las que chivan si está bien o no. Con Portugal volvió a sonreír y contra el Betis, más de lo mismo. Dicen que no hay quinto malo y en su caso, el de un jugador de quien no se descarta que apunte hasta los tantos de los entrenamientos, tampoco hay sexto. Pudo hacer alguno más, estuvo en el primero y en el cuarto...