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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 7 DE OCTUBRE

Maradona marca de penalti en su debut oficial con el Sevilla (1992)

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Maradona marca de penalti en
su debut oficial con el Sevilla
(1992)

El fichaje de Maradona por el Sevilla fue el culebrón del verano de 1992. Para entonces, Maradona estaba próximo a cumplir los treinta y dos años y pertenecía al Nápoles, aunque llevaba un año sin jugar. Había sido suspendido por las autoridades del calcio por consumo de cocaína. Su relación con los dirigentes del Nápoles estaba rota, tras algunos años de idilio, que proporcionaron al club napolitano dos ligas, una Copa de Italia y una Copa de la UEFA. Luis Cuervas, presidente sevillista, se propuso ese verano ficharlo. Contaba con los ingresos de la venta de Zamorano al Madrid, que cobró al contado, con algún traspaso más, con algún adelanto que obtuviera de las televisiones y con el previsible aumento de abonados, que esperaba ampliar hasta 40 000, más otros ingresos por distintos conceptos publicitarios y partidos amistosos que le dieran más dinero de las televisiones. La rueda echó a andar con las primeras noticias periodísticas a finales de junio. En julio, Cuervas ya se declaraba optimista.

Pronto se conocieron los datos: el Sevilla ofrecía 600 millones de pesetas a Maradona por dos temporadas, y 350 millones al Nápoles por el traspaso. El acuerdo con Maradona, un contrato largo y complejo, se cierra a finales de agosto, pero el Nápoles declara que la oferta es ridícula. La propia FIFA, embarcada en un empeño de regenerar a Maradona para mostrarle al mundo como ejemplo de que el fútbol puede rehabilitar a una persona equivocada, interviene e insta a las federaciones de los dos países y a los dos clubes a llegar a un acuerdo antes del 3 de septiembre, que pone como plazo, pero el plazo no se cumple. El jugador comparece en Sevilla el día 13, para forzar al Nápoles, y es recibido con entusiasmo. Pero sigue el tira y afloja y Maradona, irritado, anuncia el día 17 que se retira del fútbol. «Me siento derrotado. Han ganado Ferlaino [el presidente del Nápoles] y su gente. Me retiro. Me iré a Eurodisney para empezar mi nueva vida como un padre de familia más.» Cuervas consigue retenerle en la ciudad y la FIFA fuerza una reunión entre las partes en Zúrich, a la que el presidente sevillista acude acompañado del de la Federación, Villar. Y, al fin, el día 22 se llega al acuerdo: el Sevilla pagará al Nápoles 7,5 millones de dólares, bastante más del doble de lo que ofreció en principio. La ficha del jugador ya es del Sevilla.

Maradona se declara feliz y da gracias, por este orden, «a Dios, Villar, Cuervas, Blatter y Ferlaino». Y el Sevilla se apresura a hacer acopio de nuevos ingresos con un amistoso que organiza ante el Bayern de Múnich. Al ser un amistoso y los precios muy altos, el campo no se llena, y se recaudan solo 32 millones de pesetas sobre un cargo total de 120 millones en taquilla. Pero están también los ingresos de televisión, que paga Antena 3, todo a beneficio de Maradona, que hace algunas jugadas brillantes y recibe elogios unánimes. Tras la salida del Sevilla a San Mamés, en la que no juega, por fin se presenta de forma oficial el domingo, ante las cámaras de Canal+ y ante el Zaragoza. Muy marcado, en un partido mucho más serio, su actuación no pasa de discreta. Aun así, marca el único gol de la noche, al transformar un penalti cometido por Cedrún sobre Simeone. Un buen principio.

Pero la aventura saldrá mal. Su continua indisciplina acabará por hartar a todos, incluido Bilardo, el entrenador, que tanto había insistido en traerle. Se marchó a fin de temporada, dejando solo cuatro goles en liga y tres en Copa. El Sevilla ni siquiera se clasificó para la UEFA y Maradona se retiró de su último partido, ante el Burgos, insultando a Bilardo.