El Zaragoza se atasca en casa
Un tiempo para cada equipo. El Córdoba se adelantó con un penalti que sólo vio el árbitro. Cabrera empató para el Zaragoza.
El duelo de aspirantes al ascenso se saldó con un empate que mantiene al Córdoba entre los mejores y continúa enfriando las ilusiones del Zaragoza. El equipo de Milla contaba hasta ahora sus partidos por victorias en La Romareda, pero el empate de esta noche, sumado a su derrumbe completo en Soria, sigue empañando su ejecutoria en esta temporada. El equipo aragonés puede quejarse esta vez del árbitro, pero fue superado de cabo a rabo por el Córdoba en la primera parte y, aunque mejoró tras el descanso, su fútbol está muy lejos del de ser un candidato con cara y ojos.
El Córdoba agarró el mando desde el principio y al Zaragoza, demasiado echado atrás, no le cogió el aire al partido en toda la primera mitad. Sólo Ángel, en dos acciones individuales, intentó comprometer a Kieszek, pero el equipo de Milla se pasó muchísimos minutos corriendo detrás del balón, como si no jugase en casa. O como si regalase intencionadamente la iniciativa. El caso, es que el Córdoba se sintió muy cómodo con la pelota y fue llegando cada vez con más peligro y siempre buscando a su goleador Rodri.
En unos de esos avances andaluces llegó la jugada polémica de la noche, al caer aparatosamente Guille Donoso ante Casado. No fue penalti y sí un resbalón del volante derecho del Córdoba, pero Pérez Pallas, muy contestado por el público, se fue como un tiro y sin dudarlo hacia el punto de penalti en medio de una gran bronca en los graderíos. Desde luego, qué fácil es pitarle un penalti al Zaragoza. Cuatro ya en estas ocho primeras jornadas. Más que a nadie en Segunda División.
Rodri, con paso fugaz por el Zaragoza en 2013, no perdonó desde los once metros y elevó al marcador una ventaja que merecía el Córdoba, pero que le regaló el árbitro.
Lo mejor para el equipo aragonés es que no tuvo tiempo ni de acusar el golpe, porque cinco minutos después Cabrera igualó el duelo al cabecear casi debajo de los palos un córner de Lanzarote que había peinado Casado.
El empate tranquilizó a La Romareda, pero no cambió el rumbo del partido hasta el descanso. El Córdoba prosiguió con su dominio y con sus llegadas al área de Irureta, donde Rodri ganó varias veces la espalda de los centrales y dio siempre sensación de peligro.
Para no perder la costumbre, Milla relevó en el intermedio a Isaac por Fran en un intento por darle otra amplitud e intención a la banda derecha, y lo cierto es que el Zaragoza tuvo un arreón de genio en el que pudo marcar consecutivamente en los minutos 58 y 59 en tres acciones casi consecutivas de Juan Muñoz, de Lanzarote y de Ángel que salvó Kieszek con tres manos colosales. Ahí tuvo el Real Zaragoza la victoria, pero se estrelló ante el portero polaco. Y luego ya le volvieron a faltar fútbol, fuerzas y ocasiones.
Oltra también movió su banquillo con Edu Ramos y Bergdich y decidió replegar un tanto a su equipo en la última media para nadar y guardar la ropa. Y hasta Milla se atrevió entonces a darle los últimos veinte minutos a Edu García, pero el breve tiempo del Zaragoza ya se había terminado y el Córdoba, siempre afilado por Rodri, acabó hasta bastante mejor el partido.
