Ter Stegen, en el campo donde tocó fondo de azulgrana
Su cotización cayó en picado después de recibir cuatro goles ante Sevilla, Athletic y Celta y encajar un gol desde mediocampo de Florenzi. Hoy su situación ha cambiado 180 grados.
Los meses de agosto y septiembre de 2015 fueron duros para Ter Stegen. Después de encajar cuatro goles contra el Sevilla en la Supercopa de Europa, en San Mamés recibió otros cuatro en la de España, uno de ellos después de un despeje absurdo de cabeza que aprovechó San José. La cosa no mejoró. En la Champions se comió un gol espectacular de Florenzi desde el centro del campo en Roma. Y con Bravo lesionado, su verano horribilis terminó en Balaídos. En la quinta jornada de Liga, encajó cuatro goles. El Barça se despeñó en Vigo y la cotización del alemán cayó en picado. Parecía despistado y fallón. La situación se prolongó hasta el Mundial de Clubes. Luis Enrique vio más centrado a Bravo y le dio la titularidad ante Guangzhou y River. Ter Stegen casi ni se quiso hacer la foto con sus compañeros.
Un año después, todo ha cambiado. Ganó su pulso con Bravo y siguió en el club como portero de futuro. Toma riesgos pero la afición le tiene aprecio y fe. Y él, adaptado a la ciudad y con confianza, se gusta. “¿Que la gente se pone nerviosa conmigo? Lo siento”. Todo un carácter.