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LA ENTREVISTA | JUAN CRUZ

“Mourinho desata una pasión perversa; apetece que pierda"

Juan Cruz es un canario sabio y culé que desprende una mirada romántica y apasionada del fútbol. Prolífico escritor, editor y periodista, nos sorprende en Las Estaciones de Juan cuando desvela que ha sido portero, lateral y entrenador. Todo por triplicado.

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“Mourinho desata una pasión perversa; apetece que pierda"

¿Canario y del Barça?

—La culpa la tiene la radio. Escuchando Radio Barcelona, que era la que se sintonizaba desde mi casa, seguía los partidos de forma apasionada. La radio me hizo del Barça y, también, periodista.

—Usted que es un gran admirador de Guardiola, ¿qué opinión tiene de Luis Enrique?

—Es un entrenador muy eficaz que no domina el gesto. Es un tímido que no se ha reciclado. Messi por ejemplo es un tímido peor, pero ha usado una estrategia que le hace parecer simpático que es cambiarse el pelo. Le ha dado tan buen resultado que incluso ha conseguido que la gente se olvide de que tiene un problema con la justicia.

—¿Debería teñirse Luis Enrique?

—No, lo que debería hacer es una broma de vez en cuando. Pero no una broma a costa de un periodista, sino reírse de algo con naturalidad y relajarse de una vez por todas. Y ser consciente de que tiene un gran equipo, una gran afición y que, además, ha conseguido pacificar a la directiva.

—¿Qué es lo que menos le gusta del fútbol?

—Los cotilleos, los comentarios absurdos. El fútbol es un gran espectáculo. No me interesa lo que se diga de unos o de otros. Hay que hablar de fútbol con mayúsculas, de lo que pasa en el campo. Las tonterías que se dicen en las ruedas de prensa no tienen nada que ver con el fútbol que se juega. Me interesa lo que pasa en el césped desde el minuto uno al noventa. Lo demás, como se dice en mi tierra, es “leche machanga”.

—¿Y qué hay de sublime además de los goles?

—Creo en el fútbol como metáfora de la vida. Me interesan especialmente valores como el esfuerzo, la calidad, la lucha y la nobleza. Le diré que me resultó especialmente emocionante ver al público de Leganés aplaudiendo de aquella manera a un futbolista como Iniesta. Y también me interesa el lenguaje de los pies.

—¿El lenguaje de los pies?

—El virtuosismo también forma parte del fútbol. No entiendo a la gente que se enfada por algunos regates que hace Neymar, como lo hizo en su día Ronaldinho. Los que tienen la habilidad de hacerlo deben mostrarlo y la gente reconocerlo.

—¿Es usted un culé antimadridista?

—No, soy aficionado al fútbol y como tal entiendo que el Real Madrid es y ha sido siempre un equipo insustituible. El Madrid de Di Stéfano tuvo una enorme solvencia. Alfredo enseñó a los futbolistas a correr de manera productiva, a ocupar los espacios y a moverse con soltura y eficacia. Antes los futbolistas corrían poco y sin sentido. El fútbol me apasiona porque tiene armonía y ritmo. Es un ajedrez con música. Lo estropea gente como Mourinho, que es un maleducado. Tampoco me gustaba Clemente y hasta con Luis Aragonés tuve mis reservas, porque en más de una ocasión comprobé que su conversación alrededor del fútbol era despectiva con los discrepantes. Como seleccionador sus maneras debían ser siempre ejemplares.

—A Mourinho le ha puesto el primero de la lista.

—Porque desata una pasión perversa y es tan prepotente que dan ganas de que pierda. Y eso tiñe al equipo en el que está. Por ejemplo, ahora. El Manchester United tiene una historia impresionante, con sus momentos terribles también y no se merece a este entrenador. Futbolísticamente no le deseo bien a Mourinho. Convirtió el vestuario del Madrid en un infierno.

—Pero tiene sus seguidores, que no son pocos.

—Eso no le avala. El que suscite el aplauso de muchos no significa que sea bueno. Todo lo que sea falta de respeto e incitación a la violencia verbal debe ser deplorada la haga quien la haga. Hubo una cosa con la que Guardiola irritó especialmente a Mourinho, aunque este no lo sepa, y es el respeto al adversario.

—Sin embargo Mou es un personaje y en el fútbol también hacen falta.

—Un personaje es alguien que se ha ganado esa categoría y no necesita estar permanentemente representándolo. David Beckham era un gran personaje fuera de los campos de fútbol y luego un estupendo futbolista y un gran compañero.

—¿Y Cristiano qué le parece?

—Es algo más que el futbolista. El problema que tiene es que ha dejado que el personaje lo acompañe también al campo. Iniesta es un futbolista y una persona y lleva al campo a la persona. Lo combina perfectamente. Le pasaba lo mismo a Ancelotti. Como le pasa ahora a Zidane, que evita los gestos excesivos en el banquillo. Habla con todo el mundo con humildad y respeto. No hace gestos que ninguneen el esfuerzo de sus futbolistas. Se duele de que pierdan, pero no grita. Ha acompasado la persona con el personaje.

—¿Cree que es buen entrenador?

—Tiene una autoridad estética que a futbolistas ya formados les viene muy bien. Al Madrid le falta todavía belleza en su forma de entender el juego y eso lo puede aportar Zidane. Ahora mismo parece que este Real Madrid es únicamente el de las grandes batallas y creo que podría dar más de sí. Modric es el ejemplo; él puede ser la piedra preciosa en ese equipo. El heredero de Zidane. Creo que es un futbolista a la altura de los más grandes del mundo. Su capacidad de entender el fútbol, de situarse en el campo es el de un privilegiado. Da gusto verle jugar y encima parece buena persona. Hay otra cosa que creo que Zidane está haciendo muy bien.

—Diga.

—Ha entendido lo importante que es dar aire a los no habituales. Ha rehabilitado a James, le da opciones a Isco y a Kovacic. Cuenta con todos sus futbolistas y eso es algo novedoso. Creo que es un acierto que los entrenadores se desprendan de las directivas. En equipos tan grandes como el Madrid o el Barça, los buenos entrenadores solo sirven para ordenar un poco el vestuario.

—¿Simeone podría entrenar al Madrid?

—No, el Madrid ha elegido bien a Zidane como lo hizo con Ancelotti. Tiene que tener entrenadores serenos, gente que comprenda la psicología del futbolista.

—¿El Atlético es definitivamente un grande en Europa?

—Sí y además desde hace bastante tiempo. Ahora mismo hay un futbolista, Griezmann, que es un descubrimiento en cuanto a la técnica del fútbol. El problema es que no le veo muy arropado por su entrenador. Simeone, que ahora está mejorando la gestualidad, debería ser más pausado en sus expresiones corporales. No se puede ser un hooligan de la grada. Hay que tener paciencia porque eso le da confianza a los futbolistas. Un entrenador no está para animar a la grada.

—¿No cree que Simeone ha hecho un papel importante?

—No le digo que no pero no me gustan sus gestos. También lo hacía Mourinho. Un entrenador no es el protagonista de los partidos, los que realmente importan son los futbolistas.

—A un grande como Messi, ¿le falta carga literaria como tuvieron Cruyff o Maradona?

—Bueno, no sé qué decirle porque realmente a Maradona se lo cargó su personalidad y, como usted dice, su excesiva carga literaria. Messi es tan hábil que al cumplir años se ha adaptado a sus carencias. Se ha asociado con dos futbolistas como son Neymar y Luis Suárez que le prestan las facultades que tuvo cuando era más joven. Ahora mete tantos goles como da. Creo que ese trío de futbolistas debería pasar a la historia no solamente por los goles sino porque realmente se divierten jugando.

—¿En el Barça ha sido más importante Cruyff o Guardiola?

—Cruyff ha sido el patrón del Barça. Sin él, el equipo, la entidad, habría estado a la deriva. Cuando llegó Rijkaard era Cruyff; Guardiola era Cruyff y Luis Enrique quiera o no es Cruyff. Salirse de ese patrón en el Barcelona es imposible.

—¿Cree que al fútbol le aportaría algo la incorporación de elementos tecnológicos como el ‘ojo de halcón’?

—En absoluto. El fútbol tiene que contar con el error en un porcentaje adecuado, porque ni es ni puede ser una ciencia exacta. La equivocación del árbitro forma parte del juego exactamente igual que la de un futbolista que falla un penalti.

—¿Cuáles son sus previsiones para el Barça?

—Tras la ignominiosa derrota del Barça ante el Alavés, me inventé algo así como un refrán que dice: “Vamos a ganar la Liga y la Copa, a la vez”.

—¿Qué papel juega la Prensa en el circo del fútbol?

—Cada día hay mejores periodistas de fútbol. El periódico deportivo tiene un lector variopinto, desde el forofo, al aficionado pausado, el descreído o el intelectual. Así que tiene que cultivar pareceres y gustos. Los diarios deportivos benefician legítimamente a sus equipos, pero tienen al frente periodistas con el talento de saber equilibrar esa relación. Son personas que han trabajado en otros campos del periodismo.

—Y usted, ¿cambia su manera de escribir a la hora de abordar un partido?

—Creo que un periodista en cualquier función debe ser honesto con el que lo lee. Antes tomaba notas durante los partidos y ahora procuro quedarme con la metáfora del partido que es lo que le queda al aficionado. Por eso rara vez nombro al árbitro. Quiero ser como el niño que se emociona con los gestos, porque me gustan mucho los gestos nobles en el fútbol. Al fútbol le falta nobleza por culpa de la grada y los hooligans que los animan.

—Los intelectuales aficionados al fútbol ya no son sospechosos.

—Ahora lo que es sospechoso es decir que eres del Barça en Madrid. El otro día un señor me dijo que ser del Barça se cura. Soy del Barça porque tenía asma y estaba todo el día en mi casa y escuchaba la radio de aquella ciudad.

—¿Qué crónica escribiría?

—Me gustaría una crónica en la portada de un partido de fútbol de mujeres. No lo he visto jamás en ningún periódico.

—¿Cómo se siente un entrevistador entrevistado?

—Aquí, muy bien. Si una entrevista se convierte en una conversación se consigue más que si haces un interrogatorio.