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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 2 DE SEPTIEMBRE

Un gaditano inventa las tandas de penalti (1962)

Actualizado a
Trofeo Carranza de 1962.
Diario AS

Rafael Ballester era un periodista gaditano de gran prestigio, como prestigio tenía (y aún conserva parte de él) el Trofeo Ramón de Carranza, el gran acontecimiento del verano futbolístico español. Organizado por el ayuntamiento, reunía cuatro partidos en dos días: semifinales el sábado, y final de vencidos y gran final el domingo. Acudían grandes equipos españoles y también de fuera, particularmente suramericanos. Era la ocasión, en aquellos años en que la información circulaba menos, de ver equipos y jugadores de América desconocidos. Eso le daba gran interés. Pero a la organización le atormentaba algo: cuando había empate en las semifinales y la consiguiente prórroga, las jornadas del sábado se hacían interminables y se producía una fatiga añadida a jugadores que tenían que volver a actuar el día siguiente. A eso se sumaba la necesidad de acudir de cuando en cuando al cara o cruz, solución que a nadie dejaba tranquilo. El periodista Rafael Ballester ingenió un sistema que acabaría haciéndose universal: que los desempates se resolvieran con lanzamientos desde el punto de penalti. Publicó su propuesta en el Diario de Cádiz, y la organización lo vio con buena cara. Habló con los clubes participantes ese año y todos estuvieron de acuerdo.

Y el estreno fue el 2 de septiembre, en la final de 1962, a la que llegarían el Zaragoza y el Barça. Goles de Marcelino y Ré. Uno a uno. Se descarta la moneda, se acude al «sistema Ballester», acordado de antemano. Tiraron primero los cinco del Zaragoza: Duca, gol, Seminario, gol, Lapetra, poste, Santamaría, fuera, y el portero Yarza, que tira el quinto, gol.

Luego lanza el Barça: Benítez, gol, Ré, gol, Camps, poste, Cubilla, para Yarza, y Gracia, gol. Empate a tres. El árbitro consulta con los presidentes y se decide que se lancen otros cinco, pero esta vez empieza el Barça, que marca los cinco con Goyvaerts, Benítez, Ré, Gracia y Vergés. Ocupa ahora la portería Pesudo, y Duca falla el primero del Zaragoza. El Barça se lleva el Carranza. Para la historia queda la primera tanda de penaltis, que se lanzó en Cádiz.

Quizá el hecho de que aquella final la jugaran dos equipos españoles ralentizó algo la extensión de esta fórmula, pero poco a poco fue imponiéndose, aunque no siempre se practicó igual. Gento recuerda que en un torneo Mohammed V, en Casablanca, tiraron tres cada uno, Menotti y él (ganó él, por cierto), porque esa fue la fórmula acordada previamente. Pero la que acabó por imponerse fue la de cinco lanzadores alternos por cada lado; y si al final de la tanda persiste el empate, entran a lanzar los demás, de uno en uno, hasta que un equipo toma ventaja (a igualdad de lanzamientos), sin necesidad de completarse la tanda de cinco. Y si es preciso que los primeros que lanzaron entren de nuevo en la rueda porque el empate no se ha deshecho, así lo hacen. Y se fue extendiendo como una mancha de aceite: el 1 de agosto de 1971, la UEFA decide que en las competiciones europeas de clubes se utilice este sistema para resolver los casos de empate que persistiesen tras las prórrogas. (Igualmente decide entonces que, en caso de empate a goles en las eliminatorias de ida y vuelta, pase el que más goles haya marcado en campo contrario.) En 1982 se introducen los desempates a penaltis en el Mundial. El de España fue el primero. La final del Mundial de Estados Unidos en 1994 se resolvería por este sistema, con victoria de Brasil sobre Italia.