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VALENCIA

Alcácer: un traspaso con más calado social que deportivo

El adiós de Alcácer quedó encauzado el 11 de agosto en una cena a la que asistieron Lim, Mendes, Bartomeu, Sanhellí y Robert Fernández.

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Alcácer: un traspaso con más calado social que deportivo

En el Valencia, como sucede de más últimamente, una mera operación de mercado se ha transformado en una cuestión de estado, en el enésimo juicio público hacia la credibilidad popular del proyecto de Peter Lim. El traspaso de Alcácer al Barcelona, que se cerrará en las próximas horas por unos 30 millones más variables, tiene más daño social para la entidad que incluso deportivo para Ayestarán.

De Mestalla se marcha por 10 millones menos que El Guaje Villa, un delantero cuyo promedio de goles en las últimas tres temporadas fue de 14,3 (0,3 por partido). Pero con sólo 22 años se va también uno de los canteranos iconos de la afición, el alevín que soñaba con ser lo que era hasta anteayer: emblema del Valencia, y al que ni el muro de Messi, Neymar y Luis Suárez le ha hecho cambiar de opinión. Se marcha como Otamendi (45 millones) y André Gomes (35), cuando parte de la afición blanquinegra esperaba que con la llegada de Lim se cerraría la puerta que se les tuvo que abrir a los Villa, Silva, Mata o Jordi Alba.

La gestión del caso Alcácer ha contribuido a ese calado social. Ello y los ecos aún presentes del curso pasado, los retoques con encaje de bolillos por el Fair Play Financiero que hasta la fecha ha habido en la plantilla (Montoya, Medrán, Nani y Mario Suárez), los deseos de irse de Parejo o la derrota contra Las Palmas por los errores de unos centrales que la afición esperaba no volver a ver.

Lo dicho, una operación de mercado se ha transformado en una cuestión de estado. Y ello por una forma de proceder del dueño que ha vuelto a dejar en evidencia a sus ejecutivos y también por ir con medias verdades (la frase de “no queremos vender a Alcácer” dicha por Layhoon Chan ante mil peñistas el 13 de agosto le acompañará durante los años que esté por Mestalla).

El traspaso de Alcácer se encauzó en una cena en Barcelona el 11 de agosto. En ella estuvieron presentes Peter Lim, Jorge Mendes, Josep Maria Bartomeu, Raúl Sanhellí y Robert Fernández. Allí se hablaron las condiciones y Lim había dado previa autorización al Barcelona para que se pulsara la voluntad del jugador con una llamada a Toldrá Consulting. En ese instante en la mesa había una mera operación de mercado en la que las tres partes salían beneficiadas.

Pero el Barcelona no tardó en filtrarlo y la bomba cayó en las oficinas de Mestalla sin que aparentemente supieran por dónde les venía, lo que el sector crítico removió como el resurgir del fantasma del Valencia de las dos cabezas (cuando sólo tiene una y es la de Lim). Ello, a dos días de la presentación y con las redes sociales echando humo. Layhoon quiso apagar el incendio con su juego de palabras (reutilizado por Pitarch y Ayestarán). Pero la venta de Alcácer seguía su curso. Había que ‘vestir al santo’ y salir del paso. Tenía que ‘mojarse’ Alcácer si quería irse. Y lo hizo el jueves en petit comité. Suficiente para airearlo. Pero lo que no se han ido son las dudas que deja sobre el proyecto.

Mustafi: cerca del Arsenal por 40 millones

El de Alcácer tiene visos de no ser el último traspaso gordo del Valencia este verano. Como informaba AS el pasado martes, el Arsenal iba a volver a la carga por Mustafi con 40 millones de euros. Esta oferta llegó ayer a las oficinas del Valencia. Y salvo cambio de opinión, el Valencia dirá “sí” a la salida de Mustafi por ese precio. Peter Lim ha instado a reforzar el equipo en los seis días de mercado que restan, si bien, a su vez, también a hacer caja para abonar los 24 millones (20 más intereses) que en octubre deberá pagar a la CE por la sanción impuesta por ayudas a clubes.

Sidnei pone trabas y Munir debe dar el “sí”

El Valencia intentó ayer sin éxito hacerse con Sidnei, aunque la operación no está cerrada. Al Benfica (posee sus derechos) se le presentó una oferta de 10 millones a pagar en cuatro años. En Mestalla se daba casi por segura la llegada del central de Jorge Mendes, si bien, el deseo del futbolista es permanecer al menos hasta enero en Riazor, lograr el pasaporte comunitario y estudiar ofertas de la Premier. El Deportivo, por ello, quiere ejercer el derecho de tanteo que tiene. Por otra parte, se ultima el acuerdo con Munir.