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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 9 DE AGOSTO

El drama que inspiró Evasión o victoria (1942)

Actualizado a
El drama que inspiró Evasión o victoria (1942)
Diario AS

El museo del Dinamo de Kiev guarda muchos recuerdos de aquellos días, de aquellos partidos. Una serie de diez en los que el Start, equipo formado por prisioneros de guerra ucranianos, especialmente aptos para el fútbol (jugadores profesionales en su mayoría, del Dinamo o del Lokomotiv, los dos grandes equipos de Kiev), se enfrentó victoriosamente a otros tantos rivales, en ocasiones las selecciones de países ocupados por los nazis, como Hungría o Rumanía. La Wehrmacht había arrollado con su Blitzkrieg al Ejército Rojo, al que tomó casi un millón de prisioneros en el verano de 1941, en sus maniobras de embolsamiento sobre Kiev. Entre ellos, claro, los mejores futbolistas del país. Como el fútbol se da a ver hasta en las circunstancias más terribles, alguien tuvo la idea de agruparlos en un equipo y someterlos a diferentes desafíos. Cada partido que ganaban resultaba una exaltación patriótica de la población local, y a las autoridades nazis el asunto cada vez les gustaba menos. Y presionaban a los chicos del Start para que se dejaran ganar.

El último, disputado contra un combinado de las fuerzas nazis de ocupación, sobre todo de la Luftwaffe (la aviación) fue conocido como «El partido de la muerte». Al final del mismo, los dos equipos se hicieron una foto juntos, que aún se conserva, con un aire de feliz confraternización. Pero los altos mandos del campo de concentración no lo tomaron con tanta deportividad. Los ya ancianos guardianes del museo del Dinamo de Kiev, testigos de los hechos, aún cuentan que aquella décima victoria de los suyos irritó de tal manera a los alemanes que no hubo más partidos y que sus héroes futbolísticos fueron arrojados a un destino fatal. Cinco murieron entre torturas y fusilamientos y otros cuatro quedaron incapacitados para la práctica del fútbol.

Esa es la historia que llegó a oídos de John Huston y que inspiró su película Evasión o victoria, en la que participan, entre otros, Pelé, Ardiles, Bobby Moore y Deyna, así como célebres actores como Michael Caine y Sylvester Stallone. En esencia, el principio es el mismo: los alemanes desafían a una selección de buenos jugadores, traídos de varios campos de concentración para enfrentarse al equipo de la Wehrmacht. El partido se concierta en Colombes, el gran estadio de París en aquellos años. Algunos aceptan con la idea de que puede ser una buena ocasión para organizar una fuga de gran efecto propagandístico. Desde el vestuario que van a utilizar se excava en los días previos un túnel hasta la estación de metro próxima, por donde podrían escaparse en el descanso. Llega el día del partido, juegan, los alemanes abusan de su fuerza y del arbitraje, les intimidan y, por supuesto, al descanso llegan con buena ventaja. Una vez en el vestuario, el amor propio de todos vence al deseo de fugarse. «Hay que salir y ganarles.» «Si les ganamos, nos fusilarán.» Pero puede el fuego deportivo, salen y ganan, con un gol sensacional de Pelé y un penalti parado por Stallone. Al pitido final, el público salta al campo, les rodea, les envuelve, les va prestando ropas y se fugan todos, mezclados con la muchedumbre entusiasta. Un final mejor que el que vivieron los muchachos del Start, pero un recuerdo al pundonor de aquellos jugadores que no se dejaron intimidar, que no se dejaron vencer, y cuyos nombres recuerda una lápida ante la que los aficionados de Kiev aún derraman de cuando en cuando una lágrima: Trusevich, Klimenko, Sviridovsky, Sukharev, Balakin, Gundarev, Goncharenko, Chernega, Komarov, Korotkikh, Putistin, Melnik, Timofeev y Tyntchev…