España gana el mismo oro que Cacho (1992)

Los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron una gran ocasión para el país, que se mostró al mundo como una democracia joven y próspera. Fueron quince días magníficos, de continuos éxitos deportivos y de superación de las desconfianzas entre Cataluña y el resto de España, al menos por un buen período de tiempo. En aquel festival no podía faltar el fútbol, el deporte favorito del país.

Y el fútbol cumplió. Con una selección que movía Guardiola desde el centro del campo, con Kiko y Alfonso como perlas arriba, con un sensato Miera como entrenador, al que ni el incesante pulular por ahí de Javier Clemente (nombrado ya como seleccionador nacional) llegó a alterar. España fue superando rivales (Colombia, Egipto, Qatar, Italia, Ghana…) hasta llegar a la final, contra Polonia. Esos fueron los juegos en los que por fin se superó el debate del profesionalismo (llegaron a jugar en baloncesto incluso las estrellas de la NBA), pero el fútbol concurría con jugadores jóvenes, con el límite de veintitrés años, si bien todos ellos profesionales. Guardiola venía de ganar la Copa de Europa con el Barça, ante el Sampdoria, en Wembley.

El Camp Nou se llenó, con un ambiente febril y una mezcla feliz de banderas españolas y catalanas. Miera sacó a Toni; Ferrer, López, Abelardo, Solozábal, Lasa; Luis Enrique, Guardiola, Berges; Kiko y Alfonso. Era un 5-3-2 o 3-5-2, según se quisiera ver. Los laterales se incorporaban a la media y colaboraban en la construcción. El partido lo planteó Polonia trabado y difícil, cegando a Guardiola con un marcaje pegajosísimo de Gęsior, con lo que España pierde fluidez. Mediado el primer tiempo, un cabezazo de Superlópez al larguero coincide con la noticia de que Cacho ha ganado el oro en 1500 en el estadio de Montjuïc, lo que enardece aún más al público. Pero a punto de ir al descanso marca Kowalczyk con un gran zurdazo. En el descanso hay nervios.

Empieza la segunda parte y al poco tiempo entra Amavisca por Lasa para darle a España más fuerza en el ataque. En eso, aparecen los Reyes, el Príncipe y las infantas, que vienen de lo de Cacho, y esa presencia de la familia real en pleno inflama de nuevo la pasión en las gradas. Pronto, un saque de falta de Guardiola es cabeceado por Abelardo, 1-1. En pleno arreón, un pase de Ferrer acaba en el 2-1, buen gol de Kiko. España se lanza al ataque arrebatada por el entusiasmo, pierde el orden y se come un contraataque de libro, 2-2. Pero España sigue y sigue, en un ambiente de locura, hasta que en el 90’ Kiko controla un balón en el área, se desenvuelve entre rivales como si estuviera solo y marca el gol más importante de su carrera. Es el 3-2, sin tiempo para más. España, que ya había ganado la plata en Amberes en 1920, consigue esta vez el oro, que se viene a sumar a la riada de éxitos del deporte español en esos días. España acabaría los JJ OO de Barcelona con veintidós medallas, la última de las cuales fue la del fútbol. Los Juegos finalizarían el día siguiente. El sábado, con Cacho y el fútbol, habían puesto la traca de oro a aquel festival.