REAL VALLADOLID 1 -LUGO 0
El gol de Ibán Salvador provoca la ira de los jugadores del Lugo
El tanto del jugador del Valladolid desató una tángana que tuvo que ser frenada por el colegiado a base de cartulinas amarillas que deslució el partido.
El Real Valladolid volvió a firmar una victoria y lo más importante, dejó sensaciones positivas, al menos los primeros 65 minutos, hasta que algunos jugadores del Lugo se pusieron nerviosos y decidieron librar una guerra particular contra Ibán Salvador que les terminó costando varias tarjetas y deslució el choque.
La piedra de toque era interesante, pues el Lugo será uno de los rivales de la temporada y lo cierto es que el Valladolid fue superior en el 80% del encuentro. Desde el inicio el rombo de Herrera (Guitián, Álex López, Jordán y Sergio Marcos) con bandas abiertas en punta de Salvador y Mata, le dieron la posesión al conjunto blanquivioleta, que fue acercándose con relativo peligro al marco de Roberto, hasta que en el minuto 20 Ángel realizó el primer disparo con intención aunque desviado y Mata también estuvo cerca del gol en el 22.
El Lugo, desaparecido hasta entonces, consiguió inquietar a Pau Torres, con ocasiones de Carmona y Seoane, esta última en el 27 llegó a tocar el palo tras el despeje de Pau, pero el dominio era blanquivioleta, con la seguridad y el mando que aportaba Rafa desde atrás, mostrando los galones propios de la experiencia. Para ese momento Salvador ya había comenzado su labor de zapa, incordiando con su movilidad y poniendo al límite los nervios de los jugadores del Lugo. Nada más comenzar la segunda mitad, en el 46' el mismo Salvador con un latigazo seco desde fuera del área hacía el gol de la victoria y desde ese momento el Lugo se dedicó a intentar cazar al delantero, hasta el punto recibir tres amarillas por sus entradas violentas.
En el minuto 60 los ánimos se caldearon, hasta tal punto que se preparó un rifi-rafe bastante desagradable con intento de agresión de Pedraza sobre Ibán Salvador que terminó implicando a casi todos los jugadores y obligó al árbitro a poner paz a base de amarillas para los dos protagonistas. Desde ese momento el partido entró en una fase animada, pero sin acabar de definirse oportunidades demasiado claras, y los cambios acabaron de descolocar a los equipos que ya no consiguieron mover el marcador del campo de Las Salinas. La clave del partido estuvo en la seguridad defensiva del Valladolid y en la movilidad casi anárquica de los puntas, sumado al control en el centro del campo con un Jordán que brilló con luz propia.