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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 15 DE JULIO

¡Envían a la Juventus a Segunda! (2006)

El fiscal de Turín, Raffaelle Guariniello, implacable perseguidor del dopaje en Italia, se encontró, a través de unas escuchas telefónicas relacionadas con una de sus investigaciones en esa área, con algo que no buscaba: con una red de corrupción del arbitraje en el fútbol

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¡Envían a la Juventus a Segunda! (2006)
CARLO BARONCINIAFP

El fiscal de Turín, Raffaelle Guariniello, implacable perseguidor del dopaje en Italia, se encontró, a través de unas escuchas telefónicas relacionadas con una de sus investigaciones en esa área, con algo que no buscaba: con una red de corrupción del arbitraje en el fútbol, centralizada en la inquietante figura de un tal Luciano Moggi, secretario general de la Juventus. Moggi era un revisor de tren que poco a poco, a base de desenvoltura y relaciones, había escalado a una alta posición en el fútbol, hasta hacerse con ese cargo en la Juventus. Tenía contactos en el mundo de la designación de los arbitrajes, en Italia e incluso en la UEFA, y recababa para su equipo los que entendía que más podían favorecerle.

El escándalo salta en mayo, muy próximos ya al comienzo de la Copa del Mundo. La investigación va implicando progresivamente a más árbitros, más equipos, más partidos. La Juventus ha sido campeona del Scudetto el año anterior, y lo repetirá este, pero se extiende la ominosa conciencia de que muchos de sus partidos están trucados. La prensa y la televisión informan un día y otro, mientras el caso se va agrandando como una bola de nieve. Por el camino surgen escuchas que implican al propio seleccionador, Lippi, que estaría al servicio de una poderosa agencia de representación de jugadores llamada GEA. Según indican algunas de las escuchas, Lippi habría presionado a jugadores para que firmaran por esa agencia. A cambio, les incluiría en la selección.

La sentencia es dura. Se desciende a Segunda a la Juve, la Fiorentina y el Lazio, y el Milán pierde su puesto para la Champions por los puntos que le restan. Ocho dirigentes de clubes y dos de la Federcalcio sufren penas temporales de inhabilitación, entre otros, Galliani, el célebre brazo derecho de Berlusconi en el Milán. Cae todo el Comité de Designación, tres árbitros y dos asistentes. De rebote, el Inter gana la liga. En Italia la noticia es una bomba porque nadie esperaba que se llegara tan lejos. La Juventus es el club favorito de Italia y jamás había jugado en Segunda. El día siguiente de la sentencia hay manifestaciones en toda Italia a favor de la Juve, que se entiende que ya se había redimido expulsando previamente, cuando estalló el escándalo, a Moggi, que según los más crédulos habría actuado por su cuenta.

Se presentan los consiguientes recursos y las penas son reducidas en una pequeña proporción. El 25 de julio se anuncia la sentencia definitiva del Comité de Apelación. A todos los equipos les quitan menos puntos y Fiorentina y Lazio salvan la categoría. Pero ni el Milán recupera su puesto para jugar la Champions ni la Juve es repuesta en la Primera. Se le dan por no ganados los dos últimos títulos y empezará en Segunda con una puntuación de menos diecisiete puntos. La Juve liquida buena parte de sus jugadores (Cannavaro, flamante campeón del mundo, y Emerson vienen al Madrid, junto a Capello, que también escapa de allí, Thuram y Zambrotta se van al Barça…), y con un equipo renovado logrará el ascenso a Primera, a pesar de ese hándicap de diecisiete puntos negativos de salida. Su paso de un año por la Segunda será una bendición para la categoría, porque llenará los campos y mejorará mucho los ingresos televisivos.