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BARCELONA

Xavi: “La NASA del deporte existe: es la Aspire”

A punto de arrancar su segunda temporada con el Al Sadd, Xavi colabora con la selección Sub-23 qatarí y comenzará con la Sub-19.

Actualizado a
Xavi: “La NASA del deporte existe: es la Aspire”
Rodolfo Molina

—Hemos hablado de entrenadores y de futuros selecciones. ¿Y usted?

—Imposible.

—¿Por qué?

—No tengo el carnet aún.

—Pues hay ya quien le coloca en el Barça.

—(Ríe). Deje, deje. Primero debo sacarme la documentación y ponerla toda en regla. Me estoy asesorando muy bien con gente de la Federación Española, pero por fechas, a día de hoy es complicado.

—Pero usted todos los conceptos los tiene muy claros.

—Tuve grandes maestros, quizá los mejores, pero un entrenador debe hacerse a sí mismo.

—¿Y en qué fase está usted?

—En Qatar, además de jugar en el Al Sadd, colaboro directamente con la Academia Aspire. Hasta ahora, estuve con Félix Sánchez en la selección Sub-23. En agosto, cuando regrese de la pretemporada y vuelva allí con mi esposa y mi hija, comenzaré con Óscar Cano en la Sub-19.

—¿Qué tal le está yendo la aventura en el fútbol qatarí?

—No fue sencillo al principio. Al equipo le costaba dar tres pases seguidos. A veces era desesperante, pero entendías la situación. Llegó el portugués Jesualdo Ferreira (veterano entrenador, entre otros, del Málaga) y conseguimos dar cuatro pases.

—Hay mucha diferencia, ¿no?

—Técnicamente, los futbolistas son muy buenos, de eso no duden, pero les falta cultura del esfuerzo. El fútbol para ellos es la séptima, la octava o la novena prioridad.

—¿Y la religión? ¿Son muy estrictos con ello?

—Hay que ser muy respetuoso con ese asunto. Adelantan el calentamiento para que los futbolistas puedan rezar. Es interesante de ver.

—Y usted, ¿qué hace mientras tanto?

—Esperar a que acaben. Antes tenía un compañero surcoreano con el que aguardábamos juntos.

—¿Y ahora?

—Pues creo que estaré solo: se fue a otra Liga.

—Háblenos de la Academia Aspire.

—Es la NASA del deporte. Es algo único, realmente espectacular. Hacen de todo y todo bien. Es increíble. Ahora están perfeccionado a un atleta local, un qatarí que quiere superar el récord del mundo de salto de altura del cubano Javier Sotomayor.

—¿Lo conseguirá?

—No lo sé, pero si a ellos se les mete algo en la cabeza y con las condiciones de entrenamiento que tienen, yo no lo dudaría mucho. Creo que ya batió el de indoor.

—¡Qué lujo!

—El deporte es la pasión del sheikh Tamim bin Hamad Al Thani y del emir. Y sobre todo, el fútbol. Sueñan con ver a Qatar haciendo cosas importantes, es un reto apasionante.

—¿Controla a muchos jugadores?

—Cada día a más y mejor.

—¿Le costó?

—Bueno, es cuestión de que te guste lo que haces. Trato de tener controlados desde los más pequeños hasta los veteranos. Con los nombres me atascaba al principio, pero ahora le digo quién es, de qué juega, su rol, la importancia en el equipo.

—¿Se sabe los nombres?

—Y hasta los apellidos.

—¿Pueden ganar un Mundial?

—A día de hoy, tanto como eso no, pero sí pueden hacer un muy buen papel. Seguro.

—¿Y dice que tienen nivel?

—Hay siete u ocho jugadores que tranquilamente podrían jugar en buenos equipos de Europa. Les queda controlar algunos aspectos, captar ciertas cosas, pero los que destacan tendrían espacio seguro en los campeonatos importantes. Todos los buenos jugadores tienen el reto de llevar a la selección al Mundial de Rusia, pero no será sencillo. Les tocó un grupo complicado, con China de por medio. Pasa el primero de grupo y luego los mejores segundos. Vamos a ver qué tal se les da.

—¿Y cómo le va a Sergio García en el Al Rayyan?

—Es el Maradona de Qatar.

—¡Anda!

—Marca mucho las diferencias. La idea que teníamos al principio era ir a jugar juntos, pero a última hora cambió el plan. Les convenía más repartir las figuras por distintos equipos. Ambos estamos felices allí.

—¿Los qataríes tratan de absorber muchos conceptos?

—Tienen esa virtud, además de un gran potencial económico. Ahora se han dado cuenta, viendo la Eurocopa, de que ellos quieren ser como Islandia.

—Pero con calor.

—(Ríe). En serio. Además, la selección de futbolistas es similar a como la hicieron ellos.

—¿Por qué?

—Miren, de la cantidad de gente que allí reside, unos dos millones, si no cuentas a ancianos, mujeres, niños y extranjeros, te queda un núcleo con el que poder trabajar. Nacidos en Qatar son alrededor de 300.000, como en Islandia.

—¿Y el Mundial?

—Es un gran reto para ellos.

—¿Es verdad todo lo que se dice y escribe sobre Qatar?

—Desde Barcelona se han dicho muchas mentiras. Es un país tranquilo, generoso con los de fuera y que tiene mucha ilusión por todo lo que hace. Nosotros estamos encantados en Qatar. Ellos son muy conscientes de que cometieron fallos con los trabajadores de fuera y saben que se equivocaron, pero tratan de arreglarlo todo. Pensándolo bien, ¿qué país no ha cometido errores?

—Volviendo al calor...

—De eso les quería hablar. Ellos entienden que el calor es un gran hándicap y por eso se hizo bien modificando las fechas del Mundial 2022. Ahora hay cerca de 50 grados y sería tremendo. Cuando la temperatura baja a 15º, más adelante, la gente se abriga igual que en España en pleno invierno. No están acostumbrados.

—¿No cree que cambiando las fechas perjudican a las ligas?

—No. Se verá un Mundial sensacional. En el tramo diciembre- enero es cuando más frescos están los jugadores. Así que no veo dónde está el problema.

—¿Y los que no sean citados?

—Pues tendrán tiempo de descansar y de que los clubes hagan otras pretemporadas.

—¿Será una organización mastodóntica?

—No lo duden. Y a diferencia de otros países, en Qatar la distancia más grande entre dos estadios es de 35 minutos por carretera. Los equipos estarán en el mismo hotel de concentración durante todo el campeonato y eso para los futbolistas será fabuloso.

—¿Siguen la Liga?

—¿Qué si siguen la Liga? La Liga, la Copa y hasta los playoffs de ascenso. Lo ven y lo conocen todo de todos. Pero no sólo de España. De Inglaterra, de Alemania…

—¡Caramba!

—El tirón del fútbol europeo es inimaginable, pero el de España es maravilloso.

—Gran noticia.

—En el vestuario del Al Sadd, la mitad del equipo es del Barça y la otra, del Madrid. Y lo quieren saber todo de todos. Me preguntan más allí mis compañeros que los periodistas aquí. Le tienen pasión al fútbol y eso lo facilita luego todo.

—¿Son más seguidores de equipos o de jugadores?

—De equipos, sin duda.

—Le preguntarán por Messi y Cristiano. ¿Quiénes cree que pueden ser sus relevos?

—Griezmann tiene números para aspirar a ser el mejor, el propio Hazard, que es más joven, o De Bruyne, el del City. Pero el que pinta realmente a Balón de Oro es Neymar. Está marcado para ello. Será el mejor del mundo después de Messi.

—¿Trató mal el fútbol a Van Gaal?

—Tiene un legado importante de jugadores. A mí, con 18 años, me dio la oportunidad. Me dijo que era el mejor medio que tenía, y confió mucho en mí y en la cantera. Me puso por delante incluso de Guardiola en algunos partidos. Y ha entrenado a los mejores equipos del mundo.

—Le faltó tener ‘feeling’ con la gente.

—Posiblemente. Se decía que era tosco e incluso le hicieron un guiñol de un ladrillo. No tenía buena prensa, pero cada uno es como es.

—¿Y cómo era?

—Muy recto y cabezón a veces. Era muy cuadriculado. Pero en el cara a cara era muy bueno, de otra manera.

—¿Se reían del guiñol?

—Pues claro, en un vestuario siempre hay buen humor y acabas vacilando de todo.

—¿Entiende que no acabe de arrancar James?

—El Madrid también debe ser complicado. Ni él ni Isco han podido quitarle el puesto a Casemiro, Kroos o Modric. El fútbol es para los mediocampistas y cuantos más tengas, más controlarás el juego. Con la posesión de tu lado, tienes mucho terreno ganado.

—Es su visión como técnico.

—Por ejemplo. Pero cada uno tiene su idea y todo es válido y respetable. Nosotros siempre creímos que teniendo la pelota es éxito seguro. Pero se debe entender cuando hay alguien que se almacena atrás y aguarda su oportunidad. Con ese tipo de fútbol no disfruto tanto.

—¿Y jugar a la contra?

—Son buenas y efectivas, y una bien trenzada es bonita, pero no es mi filosofía de juego.

—Total, que cuanto más al pie la pelota en asociación, mejor.

—Dependerá mucho del entrenador que haya y lo que quiera. Simeone lleva a la perfección su idea, pero para mí es menos difícil que otro tipo de fútbol. Se me criticó por decir lo que pensaba del estilo de juego del Atlético, pero tiene su mérito, claro. Y es un logro importante. Hizo de la intensidad un espectáculo y de cada balón, una guerra. Y lo bueno es que lo transmite.

—¿Por qué lo dice?

—Tú ves a jugadores como Koke, Saúl, Juanfran… Son gente que se podría adaptar a otras condiciones, pero están ahí y lo hacen muy bien.

—¿Controla las redes sociales?

—No. No me manejo en ellas. Nunca me llamaron la atención y sigo estando al tanto de todo sin ellas.

—Son una buena manera de mantener el contacto con el mundo.

—Bueno, visto así… Pero prefiero, cuando me levanto por la mañana, repasar todas las webs de los diarios de aquí. Así me hago una idea de cómo está la situación.

—¿Cuánto tiempo le queda de contrato en Qatar?

—Firmé por dos temporadas más una opcional. Acabé la primera con muy buenas sensaciones, ahora arranca la segunda y será al final de la que comenzamos ahora cuando decidan si quieren que sigan.

—¿Es cosa de ellos?

—Sí, eso firmamos. Pero, vaya, que por ahora las sensaciones son muy buenas.

—Usted, como Carles Puyol.

—¿Por qué?

—Dijo que quería llegar hasta los 40 años jugando.

—Pelota al suelo y poco a poco.

—Mejor pase a pase, ¿no?

—Eso.