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SELECCIÓN

Xavi: “El abrazo entre Iker y Del Bosque es un final justo”

Xavi recibe a AS con su director, Alfredo Relaño, al frente. El mediocampista analiza en esta primera entrega la situación de la Selección.

Actualizado a
Xavi Hernandez y Alfredo Relaño en Can Ferran.
Rodolfo Molina

—¿Cómo se le dio lo de seguir por primera vez un gran torneo de la Selección a través de la televisión?

—Muy bien. Hasta el tercer partido, España era una de las que mejor fútbol hacía, y una de las claras favoritas. Yo veía que iban a volver a ganar, era mi sensación. Pero se torció mucho, sobre todo el día de Croacia. El gol de Perisic es un fallo en cadena, muy bestia, pero el fútbol es un juego de errores. Luego llega Italia… Pero es que ganar es muy complicado, lo que convierte nuestros éxitos en algo irrepetible.

—¡Lástima el partido contra Italia!

—Pese a hacer una buena segunda parte, no bastó para recobrarse del golpe y ganar.

—En la primera, en cambio, sufrieron.

—Sí, es verdad. Pero miren cómo cambian las cosas con el tiempo. Piensen que en la pasada Eurocopa les ganamos 4-0 en la final. ¡4-0! España tenía una idea, una filosofía, disfrutábamos jugando y encima se ganaba. Eso es lo que no se debe cambiar.

—Ahora es cuando se debería valorar lo conseguido en los últimos años.

—Exacto. Nadie había logrado encadenar tres títulos a nivel de selección de manera consecutiva. Peleamos mucho y jugamos bien al fútbol, conseguimos grandes resultados e hicimos muy felices a los aficionados españoles. Fue algo estratosférico.

—Y a partir de ahora, ¿qué?

—Tener paciencia, calma y tranquilidad. Esto no se arregla así como así ni dando un portazo a todo lo conseguido.

—¿Qué quiere decir?

—La Selección tiene un estilo de juego propio que no se puede perder por nada del mundo. Tenemos un sello auténtico y propio que muchos quieren imitar.

—¿Quién?

—Muchos, pero le pondré un ejemplo. En Qatar, hablando con gente del Aspire y de la Federación, me explicaron que Joachim Löw había preguntado y seguido todo lo que hacíamos nosotros. En todos los sentidos. Éramos su espejo.

—Pues obtuvo buenos resultados...

—Campeón del mundo en Brasil y ahora semifinalista y, para mí, el favorito de la Eurocopa en Francia.

—¿El estilo es el que llevó al éxito al Barça?

—Sin duda.

—Quien supo regenerarse bien después de vivir en la gloria fue Francia.

—Lo están haciendo bien con esta generación de futbolistas. Trabajan muy bien, pero pienso que les va a costar la semifinal contra Alemania. Escuché a Del Bosque que decía que solo gana uno y el resto son todos fracasos. Y es verdad: ahora le sucederá a Francia o Alemania. Menos a Portugal, y por supuesto la excepción es Gales, que ha sido una sorpresa.

—España parece haber perdido la seguridad que atesoraba antes. Se nota a la que recibe un gol…

—No es seguridad, es que los otros también quieren jugar. Antes, los rivales te esperaban atrás, te dejaban maniobrar en el mediocampo. Pero Croacia ya nos jugó de tú a tú, la misma Italia nos robaba el balón, presionaba… Lo tenían clarísimo. Lo que no debemos perder es nuestra filosofía, y si no se ha hecho bien, tratar de mejorarla. Pero no cambiarla. Oigo partidarios de cambiarla, pero si en los últimos 15 años se han conseguido éxitos con esta idea, tanto en la Selección como en el Barça, habrá que potenciarla, no cambiarla.

—Pero sin Xavi y en unos años Iniesta, esa filosofía puede tambalearse.

—No estoy yo, algún día faltará Iniesta, pero con otros futbolistas deberás implementar esa filosofía. A lo mejor no tienes a un goleador bestial como Villa o a un defensa impecable como Puyol, pero los que vienen en España serán muy buenos. Incluso evolucionados. Hoy en día el futbolista hace muchas más cosas que años atrás.

—El seleccionador que venga, lógicamente, debe mantener la filosofía.

—La idea debe ser la misma de Vicente, de Luis Aragonés, la que se empezó a jugar un poco con Camacho, y que ya tenía Iñaki Sáez. Cada vez hay menos entrenadores que no crean en ese estilo. Es que así es como hemos ganado. Por suerte, en el fútbol aún se impone el talento al físico. Por suerte, porque si no este deporte no sería atractivo.

—¿Cree que el ponente más radical en este sentido es Paco Jémez?

—Por ejemplo. Con el Rayo Vallecano siempre fue muy valiente y planteó una manera de jugar muy interesante para los recursos que tenía en la plantilla. Es una lástima que acabara bajando a Segunda, fue un castigo demasiado grande para una propuesta de buen fútbol. Me gusta la idea de Paco, pero también la de Míchel o Lopetegui.

—¿Le consultan desde la Federación?

—No, para nada, y desde el Barcelona tampoco.

—¿Y esa posibilidad de hacer una especie de triunvirato con usted, Casillas y Puyol?

—Alguna idea tienen, pero no me he visto con ellos. Hablo mucho con María José Claramunt (directora de la Selección) y el otro día con el presidente. Tengo muy buena relación con ellos, hacen un trabajo muy bueno. Villar para mí es una persona muy válida para el fútbol español. Es noble, futbolero y muy trabajador.

—¿Y es necesaria la figura de un director deportivo de la Selección?

—Sí, pienso que es importante. No sólo por el control de todos los seleccionables, sino que además debería ser un enlace directo entre cuerpo técnico y los jugadores.

—Pronto habrá elecciones en la Federación. ¿Y el día que Villar no esté?

—Cuando Villar ya no esté, al que veo muy capacitado para presidir la Federación es a Luis Rubiales. Es una persona muy comprometida con los profesionales, con el fútbol en general porque lo ha practicado y porque sus relaciones con todo el mundo son fluidas. Me gustaría que un día presidiera la Federación. Pero que sea cuando Villar decida irse.

—Al fin se arregló el malestar entre Del Bosque y Casillas.

—Es normal lo que ha pasado porque todo el mundo quiere jugar. Me extrañó que Vicente lo hiciera público, pero no sé lo que sucedió en la convivencia porque llevo dos años sin estar en la Selección. Pero ya he visto la foto y que lo han arreglado, como debía ser. El abrazo entre ambos es un final justo. Vicente no puede quedarse nada dentro, tiene que hablarlo directamente. Son dos personas muy inteligentes, siempre han buscado el bien por el fútbol español. En la tensión innecesaria que se generó por la guerra Barça-Madrid, ellos fueron dos de las figuras más importantes para arreglarlo.

—A nadie le debe gustar el entrenador que anuncia tu final…

—Tú siempre te sientes preparado y, aunque no lo sientas, quieres competir. Somos bestias competitivas y cuando llevas tantos años siendo importante, no acabas de verlo ni quieres verlo. Es humano. Quieres seguir siendo el que eras. No lo digo por Iker, sino por mi experiencia. Puyol dijo hace unos días que deberían haberlo hablado antes entre ellos. Igual era más fácil decirle que no iba a jugar, que escogiera si quería ir para estar en un segundo plano o bien quedarse en casa.

—En ese sentido, ¿Pedro también se equivocó cuando dijo que se pensaría ir a la Selección si seguía de suplente?

—Pedro dice una obviedad como una catedral, no dice nada malo. Yo también lo pensaría si no juego, igual que todos los que se quedaron en el banquillo durante la competición. Pedro ha sido un ejemplo cuando ha jugado y cuando no lo ha hecho. Es una joya de persona y es insuperable a nivel humano. Estoy seguro de que no quiso entorpecer nada de la convivencia. Lo único que se le puede achacar es que lo dijo durante el torneo, podría haber esperado a que acabara. Creo que se ha sido muy injusto con Pedro, todos los del banquillo hubieran dicho lo mismo.

—A usted, en el último partido que estuvo con la Selección, en el Mundial de Brasil, también se le vio un detalle de disgusto: no jugó y llevaba zapatillas.

—Yo acabé ante Holanda con una tendinitis de caballo. En el segundo encuentro, ante Chile, Vicente no me puso. No me avisó, lo vi en la pizarra, pero son cosas que pasan. Y en el tercero, ya eliminados, hablé con el míster y le pedí que no me pusiera, pues tenía el tendón de Aquiles muy mal; él quería ponerme. Hubiese forzado si nos jugáramos algo. Pero no lo hice, y de ahí que llevara zapatillas.

—Eso luego se pudo malinterpretar…

—Cuando empiezas, te importa mucho lo que se diga públicamente. Desde los 20 años que iba a la Selección han dicho de mí que no tenía compromiso, que me doblaba las medias para que no se viera la bandera de España… En Barcelona también me dijeron de todo. Cada vez te va afectando menos, hasta el punto de que al final hasta sonríes.

—¿Es eso lo que le sucede ahora a Piqué?

—Piqué es de los futbolistas más competitivos que he visto en mi vida. Se crece ante la adversidad. Cuanto más difícil es el partido, mejor rinde. Le gusta estar siempre en el candelero, igual que Iniesta o yo podemos ser más discretos. Gerard no se amilanará por cuatro que le silben, al contrario.

(Mañana, segunda entrega).