NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ATLÉTICO DE MADRID

El Bonanno, y 84 historias de guantes y porteros míticos

Exposición futbolera en La Latina con los porteros como tema central. Entre ellos, los del Mono Burgos cuando paró el penalti a Figo con la cara.

MadridActualizado a
El Bonanno, y 84 historias de guantes y porteros míticos
AStv

A 1.054 kilómetros de París, la historia de esta Eurocopa se puede vivir también en una taberna de Madrid: El Bonanno. Allí, desde el arranque del torneo, se exponen 84 pares de guantes de porteros. Los más antiguos son los que Buyo llevaba en la 1990-91. Los más nuevos, los de Keylor Navas en la final de Milán. Entre medias, 26 años de fútbol entretejidos en decenas de nombres escritos en unas solapas. De Cech a Valdés. De Pepe Reina a Oblak. De Benaglio a De Gea con parada en Neuer.

“Con esto hemos querido homenajear al jugador solitario, al portero”. Habla Toni Bonanno, el tabernero, un italiano que lleva 21 años tirando cañas en el corazón de La Latina y que ya ha hecho de su apellido un clásico del barrio. Al otro lado asiente Sergio Díaz Soto: suyos son 70 pares de la muestra. “Los colecciono desde los 14 años”. Los primeros, unos de Zenga de 1991, le costaron 15.200 pesetas. Hoy trabaja en una tienda especializada en guardametas, Soloporteros, y tiene en su casa más de 350. Esta es la primera vez que los expone.

La idea surgió como lo hacen muchas grandes historias: un día cualquiera, al calor de una buena cerveza fría, alrededor de una barra de bar. “Aquella tarde, aquí, yo contaba que para la Euro iba a hacer lo del Mundial de Brasil: llenar el techo con las banderas de los países participantes e ir poniendo crespones negros a cada selección eliminada”, dice Toni. La conversación derivó en la colección de Sergio. “¿La traerías?”. “Venga va”.

Y fue. Y es. “Y a la gente le está gustando”, confiesa Toni. Son decenas los selfies con esas manoplas de fondo: abajo están los guantes de los porteros más conocidos; en medio, los retro; arriba, los raros.

¿Los más retratados? Los de Buffon, aquellos de Casillas de cuatro dedos o esos que se ven como más gastados, como más vividos, como con restos de sangre en los dedos, aún en el látex: son los que el Mono Burgos llevaba el 19 de enero de 2003, cuando, en un derbi, le paró un penalti con la cara a Figo. Su nariz se rompió. Sus guantes quedaron para la historia. Esa que ahora cuenta El Bonanno en sus paredes, junto a otras 83 de porteros míticos.