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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 27 DE JUNIO

Vigueras muere en una comisaría de Argel (1933)

Actualizado a
Vigueras falleció en la comisaría de Argel durante una gira con su equipo.
Diario AS

Aquel verano, el Atlético de Madrid viajó a Argelia en gira de partidos amistosos. Embarcó en Alicante el día 13 de este mes. Dos días después debuta en Argel ante una selección local, a la que ganará 6-1. Después de eso jugará, en Orán, ante el Admira de Viena, frente al que pierde 2-0. Revancha el día 22 y nueva victoria de los austriacos. El día 25 se juega de nuevo en Argel, con el Racing Club como adversario. El resultado final es de empate a cuatro. Y después del partido sobrevendrá la tragedia.

Varios jugadores del Atlético salen por la noche. Tres son detenidos a la salida de una sala de fiestas: Castillo, Martínez y Vigueras. El tercero de ellos no regresará nunca. Los oscuros sucesos de aquella noche acabaron con su vida. Algunos periódicos de este día dan nota de un extraño accidente: Vigueras se habría caído por las escaleras de la comisaría produciéndose una conmoción cerebral que le habría ocasionado finalmente la muerte. Sus dos compañeros siguen unos días detenidos, mientras a España llegan noticias escalonadas, más rumores que certezas trágicas, que luego lo serán. El Atlético juega, sin los tres mencionados, otros dos partidos, en Melilla y Larache. También se ha quedado en Argel Enrique Ocerín, delegado de la expedición. Al regreso a España se conocen por fin los hechos.

Y los hechos son que después del partido del día 25 y la consiguiente cena en el hotel Cornualles, donde estaban alojados, los jugadores salieron a esparcirse, como era habitual. A la puerta de un cabaré llamado Le Perroquet intervinieron en una pelea entre dos mujeres y la policía, que llegó, entró a saco y se llevó, detenidos y esposados, a los tres jugadores citados. Según relataron los dos supervivientes, cuatro guardias que no eran nativos sino de nacionalidad francesa, y uno de ellos de origen español (descrito como el más sádico), apellidados Legrand, Saint André, Bourgeon y Lozano, les maltrataron con saña. Contra los cuatro puso querella el delegado del club, Enrique Ocerín. Otro jugador más, Mendaro, también había sido golpeado, aunque no llegó a ser detenido. Tras una paliza en la comisaría, Vigueras fue conducido al hospital, donde falleció algunas horas después, con fractura de los dos maxilares y pérdida de dientes y muelas, fractura del frontal sobre la ceja izquierda con casi vaciamiento del ojo del mismo lado, fractura del occipital y contusiones en todo el tronco, con hematomas y heridas. Demasiado para una caída por una escalera como pretendía justificar la explicación oficial de las autoridades. Castillo y Martínez declaran al regreso que creyeron entender que les confundieron con italianos.

El asunto provoca una gran conmoción y trasciende al Congreso de los Diputados, con interpelación del Partido Radical al ministro de Estado, Fernando de los Ríos, que a su vez pidió a la Embajada de la República en París y al cónsul en Argel que informaran sobre el asunto, según se comunicó en una ampulosa nota pública, impresa en toda la prensa nacional el día 8 de julio. Pero pocos días después, en un suelto aparecido en las páginas de internacional, se daba cuenta de que el juez de Argel retiraba los cargos de homicidio contra los policías acusados de apalear a Vigueras, cuya muerte quedó para siempre sin castigar. Vigueras, natural de Utrera, había fichado por el Atlético esa misma temporada, jugaba de medio ala (como se llamaba entonces) y había completado quince partidos en la liga, cuatro en el campeonato regional y tres en la Copa.