El mejor Andrés Iniesta se enfrenta contra el peor Arda

España - Turquía en directo

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Messi es de otro planeta, pero Iniesta es un jugador excelso, el mejor centrocampista del mundo”. Lo dijo Fatih Terim, en cierto modo padre de la Turquía futbolística moderna, y no sonó sólo a educado, sino también a sincero. En su tercera etapa como seleccionador, la más productiva en términos contables (2,16 puntos por partido), El Emperador, sobrenombre con el que le rebautizaron los hinchas del Galatasaray, su escuela y su casa, juega hoy (sigue el partido en directo con AS.com) contra el pesimismo general de una afición que se siente abandonada por sus estrellas y contra una selección cuya puesta en escena impresionó .

“España siempre tienen un 60% o un 70% del tiempo el balón. Contra Chequia llegó al 80%. No es fácil quitarles la pelota”. Terim, una especie de Luis Aragonés del fútbol de su país, por su familiaridad con los jugadores y por la autoridad que ejerce sobre ellos, se dispone a sobrevivir a 90 minutos sin balón, a manejarse contra sus principios. “Si hay que perder, que sea jugando al fútbol. Nadie te garantiza que vayas a ganar metiendo diez atrás”, le gusta decir.

Semifinalista de la Eurocopa en 2008, ejerce la jefatura de modo extremo: la dieta, los horarios las costumbres... “En cierto modo es parecido a Mourinho. Está muy cerca de los futbolistas y es muy cuidadoso con el factor psicológico”, explica Drogba, que trabajó con él en el Galatasaray. “Mi vida es el fútbol. La de gente que querría estar en mi lugar”, explica el veterano técnico para subrayar que la profesión está por encima de la presión.

Incluso ahora, en que los dos mejores activos del equipo, Arda y Çalhanoglu, andan de capa caída. El primero sólo ha jugado nueve partidos de titular con el Barça y se vio obligado a pedir perdón por su actuación ante Croacia. La afición le silbó y la nación se sintió decepcionada. “Agotó sus fuerzas grabando anuncios”, escribió el exárbitro internacional Erman Toroglu. Çalhanoglu, nacido en Alemania de padres turcos, fue captado para la selección por el exrealista Tayfun, también alemán de padres turcos, cuando dirigía en las categorías inferiores. Los grandes del país (Besiktas, Galatasaray y Fenerbahçe) le han tentado, pero su padre, Huseyin, no le ve porvenir allí: “Pagan sumas extraordinarias a los extranjeros y nada a los turcos. Esa vía está cerrada”. Se esperaba mucho de él en el estreno y fracasó. “Las estrellas son invisibles”, pudo leerse en Fanatik, el diario deportivo más influyente del país.

Jugarán ambos y Terim no tocará demasiado el equipo (el exvalencianista Topal reforzará el centro del campo) porque no es de memoria frágil: con sus fieles había ganado nueve de los últimos diez partidos antes de llegar a Francia. Tampoco agitará el árbol Del Bosque, que ha ensayado repetidamente con los once que le ganaron a Chequia, al dictado de Iniesta. Mantendrá, pues, a Cesc, que sigue en tono menor, y meditará, en caso de triunfo, si refresca las piernas ante Croacia, el adversario de más enjundia, a la espera de que el gol acabe por hacerle compañía al buen juego.

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