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GRUPO D | REPÚBLICA CHECA 2- CROACIA 2

Se fue Modric y pinchó Croacia

El madridista se retiró tocado, la República Checa se vino arriba y empató en el descuento, tras ir 0-2 abajo y después de que se parara el partido minutos antes por lanzamiento de bengalas.

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Se fue Modric y pinchó Croacia
ATLAS

Se fue Modric y se acabó Croacia. O, lo que es peor, la liaron los ultras croatas desde la grada y se despistó de manera decisiva su selección hasta ceder un empate que antes de todo eso parecía impensable. Suelen pasar estas cosas con los cafres. Quieren llamar la atención tanto que acaban por perjudicar a su propio equipo. Esta vez fue con un lanzamiento masivo de bengalas que cortó el ritmo a Croacia cuando se disponía a defender un gol de diferencia en los últimos minutos. El despiste costó caro. Vida cometió un extraño penalti por mano y Necid puso unas tablas de las que mucha culpa la tienen los ultras croatas.

Antes de eso se había visto un partido intenso con una Croacia entera, sobre todo con Modric sobre el campo. Tiene diferentes librillos el conjunto de Cacic y todos le funcionan. Esta vez el que le sirvió fue el de correr, por increíble que parezca en un equipo con tan buen trato de balón. Pero Rakitic es tan bueno pensando como ejecutando, Perisic tan peligroso en corto como al espacio, Brozovic tan difícil de parar por potencia como por velocidad..

La República Checa aceptó su pulso y fue un equipo mucho más alegre que ante España. La presencia de Skalak por la derecha sirvió para ganar metros por ahí, aunque a cambio descubrió la retaguardia en cada transición. Lo fue entendiendo Croacia al tiempo que Rakitic se daba cuenta que este baile era el suyo. En la posición de mediapunta en la que actúa en la selección puede desplegar su repertorio sin preocuparse tanto de defender.

Los croatas fueron atacando las bandas como leones que saben por dónde campan las gacelas. Rakitic pudo marcar tras una carrera y posterior recorte, aunque apareció la pierna de Cech para demostrar que con los pies también se para. Aquello fue una declaración de intenciones. Cada descuido checo sería castigado con una avalancha al contragolpe. Y así fue. Una pérdida de Plasil, ya cerca del descanso, llegó a los pies de Perisic y el Robben croata (éste diestro) definió con naturalidad. Le faltó limpiarse los dientes mientras. La celebración con Srna, que perdió a su padre el lunes, fue ejemplo de que los nudos del vestuario también están firmes y bien atados.

Con la presa ya en sus fauces y el escenario idílico para salir a campo abierto a por más, Croacia mantuvo una línea francamente buena que enseguida le hizo sentenciar. Otra pérdida en la salida de balón checa, nuevamente de Plasil, dejó solo a Rakitic ante Cech y el del Barça picó con maestría por encima. El mejor Rakitic es aquel que tiene libertad para pisar área contraria, como es el caso. La euforia croata sólo se difuminó con la lesión de Modric. En realidad eran molestias que arrastraba de antes y que le hicieron retirarse con media hora de duelo por delante.

La República Checa lo tomó como un desgobierno perfecto. Vrba reforzó el ataque desde el banquillo y uno de los suplentes, el gigante Skoda, puso picante al final con un remate de cabeza que se coló en la meta de Subasic. Lo que durante más de una hora había tenido controlado Croacia con Modric pasó a ser un cuarto de hora de descontrol sin él. Ayudó también ese sector ultra de la grada que paró el partido con un lanzamiento masivo de bengalas. El asunto derivó en peleas entre ellos y, lo que es peor, en una desconcentración de su selección que se reflejó tras volver a jugarse. Vida hizo penalti y Necid empató. Castigo a una Croacia que se hundió sin Modric y que arrastra la lamentable lacra de sus ultras.