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EUROCOPA

Eurocopa: gran fiesta del fútbol en las gradas y en las calles

Hubo un doble control de seguridad con 13.000 policías. La inauguración fue amenizada con música de Edith Piaf, de cancán y de David Guetta.

Actualizado a
Ceremonia de inauguración.

Ni las huelgas, ni las amenazas terroristas pudieron con el ambiente de este inicio de Eurocopa. Si ayer se temía que los transportes públicos podían no circular y comprometer la llegada del público al partido, los sindicatos franceses cambiaron su postura y las líneas B y D del RER parisino funcionaron casi con normalidad.

Sin embargo, muchos seguidores siguieron las instrucciones preventivas y llegaron por lo menos dos horas antes del encuentro. El tiempo suficiente para pasar tranquilamente los dos controles de seguridad establecido para evitar un posible ataque terrorista. Bajo la mirada de los 13.000 policías presentes ayer por la noche, el público del Stade de France se sometió a un primer control con cacheos y un segundo, un poco más lejos, con verificación de los billetes.

Las colas de espera fueron a más según iba acercándose al inicio del partido. Todo el mundo lo tomó con buen humor y no hubo ningún incidente reseñable.

Con música de Edith Piaf, el cancán y David Guetta como grandes protagonistas, la ceremonia de apertura de la Eurocopa hizo crecer el ambiente. Si los 8.000 seguidores de Rumanía fueron los primeros en hacerse notar, el público francés contestó con fuerza. Con gritos de Allez les bleus y centenares de banderas galas, los locales no pararon de animar. En el minuto 15, la Marsellesa sonó al unísono, justo después de la grandísima ocasión de Griezmann que estrelló su remate de cabeza en el palo de Tatarusanu.

Si en el corazón de la primera parte el aliento se hizo más raro, todo cambió en la reanudación. Viendo que su equipo sufría para marcar, el público galo dio alas a los suyos. Como una poción mágica, justo cuando el nivel sonoro aumentó, Pogba tuvo una inmensa oportunidad (57’) y Giroud marcó un minuto después. Ese tanto liberó a los más de 70.000 seguidores franceses que empezaban a dudar de una victoria de su selección.

Sin embargo, cuando todo parecía indicar que la fiesta no había hecho nada más que empezar, Evra hizo falta en el área y Rumanía empató. Ese jarro de agua fría para los franceses fue una liberación para el público rumano, que cantó de nuevo en casi toda la recta final de encuentro. Concretamente, hasta el golazo de Payet en el minuto 89. Mudos desde el gol, los fans galos explotaron de felicidad cuando el jugador del West Ham marcó desde fuera del área. Sustituido poco después, el extremo galo recibió una inmensa ovación que le hizo llorar y permitió a todo un país acostarse con una larga sonrisa.