Raúl se encontró ayer con Puyol y se exhibieron en Vila-real

Para los pequeños fue casi un sueño: jugar con y contra grandes estrellas del fútbol, recibir sus pases, quitarles el balón. Para los mayores fue quitarse una espina, porque ellos no pudieron participar de niños en LaLiga Promises, pero lo hicieron ayer, en Vila-real. En el equipo blanco, Raúl, Morientes y Guerrero; en el rojo, Puyol, Senna y Craioveanu: 2-3 en el marcador y grandes jugadas que trajeron a la memoria sus mejores momentos de profesionales y que levantaron ovaciones en la grada de la ciudad deportiva del Villarreal, con más de 4.000 personas.

Puyol y Raúl, en su reencuentro sobre el césped, fueron los capitanes, el 5 y el 7, como si el tiempo no hubiese pasado: “Movemos rápido el balón, chicos”, “entramos fuerte al partido”. Al exdefensa del Barça tampoco se le ha olvidado el oficio de central: salvó un gol lanzándose a tapar un remate a bocajarro de Guerrero y luego, con una arrancada de campo a campo, fabricó el 0-1 que marcó Víctor, delantero del Levante.

Morientes tampoco ha perdido el olfato goleador y, al inicio de la segunda parte, puso las tablas. También Raúl estuvo inspirado en el área: primero intentó su mítica cuchara, pero el portero se la adivinó; después sí logró un gol muy suyo. Tras varios rechaces, un remate de tacón y otro de puntera, el balón acabó entrando. Aunque casi más jaleado que el gol fue su pique con Puyol, con segadas, robos de alón, presión... Competitividad máxima.

Todos hicieron bueno el dicho de que quien tuvo, retuvo. Senna, héroe en Vila-real, dejó varios pases medidos de 30 metros y anotó el 2-2 con un tiro desde la frontal. El “Senna, Senna” de la grada retumbó. Y entre Craioveanu, que sacó muy vivo un córner, el medio y de nuevo Víctor armaron el gol del triunfo. Luego, fotos, todos con todos, abrazos y consejos de los mayores a los chicos, que sueñan con ser como ellos.