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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 14 DE MAYO

El Día del Futbolista en Argentina (1953)

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El Día del Futbolista en Argentina (1953)

Por aquellos tiempos mandaba en Argentina Juan Domingo Perón, que había declarado el boicot a la FIFA. Perón estimaba que Argentina hubiera merecido organizar el primer Mundial que volviera a América después de la guerra. Puesto que el primero de todos, el de 1930, se había celebrado en Uruguay, campeona olímpica en 1928, veía justo que al regreso a América (tras Italia-34 y  Francia-38) se jugara en Argentina, que había sido subcampeona olímpica en 1928 y  subcampeona mundial en 1930, ambas frente a Uruguay. Como no fue así, Argentina renunció a participar en los mundiales de 1950 y 1954. No volvería a participar en el Mundial hasta 1958.

Pero Argentina tenía al comienzo de los años cincuenta un gran fútbol y quería lucirlo, así que desafió a los ingleses, a los que rindió visita con ánimo de ser la primera selección no británica que ganara en Wembley. Así, Perón llama al ministro de Hacienda, Cereijo, su hombre de confianza (como él, hincha de Racing, lo que favorecerá mucho a este club durante algunos años), y le pide que monte una selección para ir a Wembley a «quitarles el invicto a esos carne de gallina». Así sabría el mundo cuál era la capacidad del fútbol argentino. Se arma un equipo  un poco a toda prisa, se viaja a Wembley y allí al menos dan la cara. Juegan el 9 de mayo de 1951 y pierden por 2-1. Pero hasta el minuto 80 ganaba Argentina, con gol de Boyé. El meta Rugilo para y para y para, aunque al final cede y encaja dos goles. El partido es radiado en  directo para toda Argentina, donde se sigue con pasión. Rugilo queda bautizado como el «león de Wembley» para los restos, y se decide que el segundo gol de los ingleses es en offside. Se acuerda una revancha para dos años después: el 14 de mayo de 1953.

El partido es en la cancha del River, abarrotada, y esta vez Argentina sí gana, por 3-1, entre el júbilo popular. El segundo gol de Grillo es de antología. Grillo es un fino interior, que hizo carrera en Independiente y Boca y también en el Milán, con el que disputó contra el Madrid la final de la tercera Copa de Europa. «El gol de Grillo», como luego se le conocerá, es una maniobra por la izquierda, dejando atrás a dos defensas ingleses para, cuando se esperaba el centro, disparar  por alto, a la escuadra, batiendo al meta inglés, al que el remate pilla completamente por  sorpresa. Hasta los dos de Maradona en el Mundial de México-86, también a Inglaterra, el de Ernesto Grillo fue el gol más querido por los argentinos, que consagraron aquel día como el Día del Futbolista, casi con carácter de fiesta nacional.

Por cierto, Argentina iría por fin al Mundial de 1958, convencida de un poder que no tenía. Solo ganó a Irlanda. Perdió con Alemania, 3-1, y con Checoslovaquia, ¡6-1! Carrizo, el fenomenal  meta del River Plate, un héroe nacional, un adelantado a la época, volvió convertido en un  villano. Él particularmente, pero también todos los demás, que al regreso fueron recibidos a  monedazos. Las autoridades llegaron hasta el extremo de requisar los recuerdos que los  futbolistas traían para sus familias.