NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 24 DE ABRIL

Xavi nos hace ganar la Copa del Mundo sub-20 (1999)

Actualizado a

Por aquellos años estábamos en plena depresión en lo que se refiere a la selección nacional. Lo de los cuartos de final había llegado a ser una obsesión. Había habido algunas campanadas en las categorías inferiores, pero la verdad es que toda la atención la centraban el Madrid y el Barça. La selección echaba para atrás. Así que cuando empezó aquel Mundial sub-20 en Nigeria nadie le prestó demasiada atención. Ni siquiera los jugadores, que se vieron tan incómodos allí (mala comida, peores alojamientos) que casi estaban deseando acabar pronto. Si acaso, llegar hasta cuartos, para no ser menos que los mayores, y a casa. El torneo lo empezaron en Calabar, una ciudad sin calles ni aceras y con una humedad insoportable. Luego fueron a Port Harcourt, donde, tras un larguísimo viaje a través de la selva, presenciaron un tiroteo a la puerta del hotel nada más llegar…

Pero aquel grupo tenía algunos jugadores muy buenos, sobre todo tres: Xavi, Casillas y Marchena, que con el tiempo ganarían la Eurocopa. Casillas no jugó todos los partidos, porque se alternó con Aranzubia, pero fue decisivo el día clave. El seleccionador, Iñaki Sáez, y su ayudante físico, Carlos Lorenzana, tuvieron trabajo mentalizando a los chicos. Echaron mano de un argumento: acababa de conocerse la sentencia Bosman, que levantaba fronteras para los jugadores en Europa. «Ahora habrá más competencia por los puestos en España; y al mismo tiempo habrá más oportunidades fuera. Ahora tenéis la ocasión de dejaros ver, porque esto está lleno de ojeadores de todas partes…» Eso y una victoria sobre el Brasil de Ronaldinho les animó y fueron superando partidos. Campeones de grupo contra Brasil, Zambia y Honduras. Octavos frente a Estados Unidos. Y llegaron los fatídicos cuartos, contra Ghana, de la que se sospechaba, por su aspecto, que colaba jugadores mayores. Fue el partido más difícil, y acabó en empate, prórroga incluida. A los penaltis. Y ahí es cuando Iker Casillas, un muchacho del que ya se hablaba muy bien en los círculos bien informados, salva la situación. Semifinal ante Malí y final con Japón, que ya es un paseo: 4-0. Fue en la capital, Lagos, donde ya las condiciones fueron otras y se sintieron los reyes del mundo.

Xavi movía los hilos de todo aquello. La noche anterior a la final se dejó hacer una foto, en la cama, con la luz de la mesilla encendida, y el balón junto a su pecho. «Sueños de fútbol», se tituló el reportaje. Aún hoy emociona. Fue elegido mejor jugador del torneo. Pablo Couñago, con cinco goles, fue máximo goleador. De aquel equipo se asentaron muchos en el fútbol de Primera: Casillas, Aranzubia, Marchena, Xavi, Orbaiz, Colsa, Varela, Rubio, Gabri, Barkero, Yeste, Aganzo, Pablo Couñago… Otros, como Coira, Jusué, Bermudo, Álex o Rubén no tuvieron tanta suerte y quedaron en categorías menores, en algunos casos por culpa de las lesiones. Pero todos ellos levantaron el orgullo de la afición y consiguieron abrir un fuerte debate sobre la inconveniencia de fichar tantos extranjeros cuando el producto nacional era tan bueno. «Estos están destinados a dejar el sitio a los jugadores de las selecciones que han derrotado», se escuchaba con frecuencia. El movimiento cuajó, se hicieron respetar, y desde entonces, y a pesar de la sentencia Bosman, se ha notado mayor presencia de jugadores nacionales en un fútbol en el que ya había ocurrido que el Depor llegara un día a salir al campo con once extranjeros.