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LUCHA POR LA LIGA

Puyol y Raúl: “Estamos ante el mejor final para la mejor Liga”

Han coincidido en Berlín en la entrega de los Premios Laureus y en una entrevista conjunta han recordado sus carreras y hablan del interesante final de Liga.

BerlínActualizado a
Puyol y Raúl: “Estamos ante el mejor final para la mejor Liga”
laureus

¿Quién era más rápido?

—Puyol: Raúl, sin duda. Él era muy vivo. Yo ahora estoy poco rápido, estoy mejorando de mi rodilla ahora.

—¿Y quién era más fuerte?

—P: Ahí creo que sí soy yo.

—¿Quién era más inteligente en el campo?

—Puyol: Él.

—Raúl: Él, no también él, bueno pues los dos.

—¿Qué tipo de inteligencia practicaban en el campo?

—R: Intentamos hacer siempre lo mejor para el equipo y creo que Carles igual, daba todo por el equipo, empujaba, en momentos de dificultad estaba él para solucionarlo.

—¿Quién hablaba más en el campo?

—P: Yo hablaba mucho, desde mi posición te da más posibilidad, porque controlaba a todos, vigilaba a los descolgados. Si hablas es señal de que estás metido en el partido y no te despistas. Es un consejo que me dio Ángel Mur, y lo hacía hasta en los entrenamientos, era bastante pesado

—Entonces Raúl iba de calladadito.

—P: Sí y al final mandaba callar (risas).

—¿Aquel gesto le acompañó toda su carrera?

—R: Fue un gesto anecdótico, circunstancial, de un momento determinado de ese partido. Esa imagen ha quedado un poco enmarcada para la historia, pero mi relación con los compañeros del Barcelona, con el club y con sus aficionados siempre ha sido de gran respeto. Pero hay momentos en el terreno de juego, por la tensión, que me salió, ha quedado ahí, pero fue algo anecdótico.

—¿Se hablaban en el campo?

—R: En el campo no.

—P: Hablar o comentar el partido seguro, pero para recriminar yo nunca he hecho esto con nadie y menos con Raúl, con el que tenía una gran relación.

—R: Era un placer jugar contra él y sabías que como te despistases te robaba el balón. Los dos íbamos a lo nuestro, nos hemos enfrentado muchas veces, incluso nos hemos abierto las cabezas. También hemos estado juntos en la Selección y es el prototipo de jugador que siempre quieres tener contigo

—¿Preparaban de un modo especial sus enfrentamientos?

—P: Sabías que con Raúl no te podías despistar ni un momento, era muy difícil marcarle, sabía buscar muy bien los espacios, no sabías cómo pero siempre aparecía en el momento justo y ya la tenías dentro. Hay jugadores que siempre puedes preparar más, pero Raúl jugaba con los espacios, era su talento, su virtud y eso era muy difícil para los defensas.

—¿Entonces había que estar muy encima?

—P: El problema es que él se colocaba bien y tú no podías casi salir de tu posición. Similar como lo que pasa con Messi, que todos le quieren marcar muy encima para que no reciba, pero no sabes cómo pero siempre encuentra el espacio para recibir solo e iniciar la jugada y Raúl igual, pero un poco más cerca del área y siempre cerca del gol.

—R: Él era más fuerte que yo y había que intentar evitar todo contacto posible, intentar aprovechar el espacio, el hueco para que me llegara el balón en condiciones, pero aún así era difícil porque él rápidamente se revolvía, estaba muy encima, era muy rápido en esos primeros cuatro metros, no era fácil.

—¿Después de tantos enfrentamientos recuerdan algo especial el uno del otro?

—P: Recuerdo mi debut en el Camp Nou, fue un 2-2. Salí a partir del minuto 30 y nos marcó el segundo gol, que fue la imagen famosa mandando callar. También de la derrota en el Bernabéu, que les hicimos el pasillo y fue un partido durísimo para nosotros. Pero al año siguiente fue el 2-6...

—R: El día del pasillo, además en ese partido nos hicimos una brecha, un balón dividido, sin codos y nos chocamos con la cabeza. Ha habido partidos buenos, otros que sufrimos como el del 2-6, que era el partido clave después de toda una vuelta ganando con Juande en el banquillo y con opciones. Después de 15 años, también hubo partidos de Champions, en semifinales, un gol en el Bernabéu, marqué desde fuera del área.

—¿Qué tipo de líder era Raúl y al revés?

—P: Un gran capitán, que siempre quería estar, ganador, competitivo al máximo. Siempre que llegaba gente joven nos ayudaba. Cuando yo llegué a la Selección siempre estaba cerca nuestro, porque cuando llegas a la Selección siempre ibas con un poco de miedo y con respeto. Ahora los jóvenes vienen más lanzados, nosotros respetábamos mucho las jerarquías y siempre nos hizo sentir como en casa.

—R: Habría que clonarle, es el prototipo de capitán que siempre quieres en tu equipo. Incluso nada más llegar a la Selección ya era capitán, siempre estaba el primero en el entrenamiento, daba más del 100% en cada uno, vivía el partido, antes, durante y después. Siempre comprometido en su club y en la Selección. Le quieres siempre a tu lado.

—¿Quién ha maximizado más su potencial?

—P: Yo creo que los dos hemos aprovechado nuestras virtudes e intentado tapar nuestros defectos y podemos estar orgullosos de nuestras carreras y de lo que hemos podido vivir.

—R: Totalmente de acuerdo. Seguro que ninguno de los dos, al principio, éramos de los más talentosos, sino que a base de la pasión que hemos tenido por el fútbol, de las ganas de mejorar, de lo que hemos aprendido, hemos ido evolucionando y nos ha hecho tener las carreras que hemos tenido.

—¿Raúl se imagina de entrenador o de capitán de este Madrid?

—R: De entrenador no, ahora mismo no. Ahora estoy muy tranquilo en un proyecto muy interesante en Estados Unidos, trabajando para LaLiga y ahora voy a tomar un poco de espacio. No sé qué pasará dentro de cuatro o cinco años, mi pasión es el fútbol y lo vivo con intensidad desde fuera, pero para dar ese paso aún tengo que aprender y seguir un periodo de formación y luego decidir.

—¿Y Puyol se imagina lo que supone ser capitán del Real Madrid?

—P: Sí, me imagino que son muy similares. He sido capitán del Barcelona diez años, he vivido momentos muy buenos, muy malos, complicados. Las carreras son bastantes similares en este sentido. Él ha sido primer capitán de la Selección, también en momentos complicados y difíciles, y ahí se demuestra el papel de capitán, al pie del cañón, y aguantando muchos palos que a veces no te mereces.

—Da un poco de pena que Raúl no haya estado en esta Selección campeona.

—P: A mí también, creo que se lo merece él y otros que estuvieron en los momentos difíciles y seguro que nos hubiesen aportado muchísimo y es una pena que no hayan podido vivir esos momentos tan bonitos.

—Soy director de un equipo de fútbol de la novena división por si quieren entrenar...

—P: No quiero ser entrenador

—R: A lo mejor dentro de cinco años escuchamos la oferta y vamos juntos como staff. También nos conjuntaríamos en eso, es una opción. No habría ni primero ni segundo.

—P: Y tú atiendes a la prensa

—¿Recuerdan el primer entrenamiento, el día que entraron en ese vestuario?

—P: Era un partido contra el Dinamo de Kiev y con las normas estas de que tienes que estar inscrito o llevar unos años en el club, primero intentaron llevar a Luis García y no cumplía estos requisitos y me llevaron a mí. Y estuve en el vestuario con mucho respeto, con jugadores que tú admiras, intentando pasar desapercibido y no decir nada que pudiera molestar a la gente.

—R: Tuve la suerte de poder coincidir el último año de la Quinta del Buitre, con Butragueño, Míchel, Buyo, Hierro, Chendo, Martín Vázquez... El día antes de Zaragoza, que no sabía si iba a jugar, ya entré en ese vestuario. Te pones la ropa, no dices ni una palabra, miras, observas y estás con ganas de salir al campo, que es donde saca uno lo que tiene. No sólo ese día, sino en los posteriores. Me acogieron como un hijo, tenía 17 años, en ese vestuario había gente por encima de los 30, me arroparon, me llevaron a comidas, a cenas con sus familias y muchos de ellos son ahora mis amigos. Eso nunca se te olvida.

—¿Y el último entrenamiento mientras se ponían las botas?

—R: Yo ya dejé el Madrid, me fui a Alemania, luego Qatar, Cosmos. Fue un poco en progresión, no fue un shock. Recuerdo que fue una final en Nueva York, que no tiene nada que ver con una final de Liga o de Champions o de jugar en el Bernabéu, pero sí fue un poco una sensación de tristeza porque sabía que era la última vez y también muy orgulloso porque nunca imaginé cuando debuté que iba a estar 21 años y conseguir tantas cosas y conocer a tanta gente, entrenadores, compañeros y vivir en tantas culturas. Estaba muy agradecido, pero con la sensación de que esto se acaba.

—P: Fue el mismo día de la final de Copa del Rey contra el Real Madrid, porque no teníamos centrales. Marc estaba con molestias y yo le dije al Tata que si me necesitaba lo iba a intentar y probar todo. Estaba con muchos problemas en la rodilla, estuve en el banquillo, al final jugó todo Marc. Y a partir de ahí salía a los entrenamientos y no me ponía ni las botas porque me tenía que sacar líquido de la rodilla todos los días, y ya no podía rendir como yo quería. Lo había anunciado hacía unos meses, lo intenté hasta el último día y al final hay que aceptar como son las cosas. No es el final que yo había soñado, ni muchísimo menos, porque hoy no estaría aquí, estaría jugando, porque yo quería jugar hasta los 40 años. Pero miras para atrás y estoy feliz, nunca me podía haber imaginado vivir todo lo que he vivido, estar 15 años en el Barcelona es increíble. Contento, del final no, pero sí de todo el camino.

—Una de las cosas que admiro de los futbolistas es cómo llevan la relación con el dolor.

—P: Te tienes que acostumbrar, los primeros años juegan sin ningún dolor, pero muy pronto aparece. El fútbol es un deporte de contacto y muy agresivo, por la superficie, por los tacos las articulaciones sufren mucho y la verdad es que cada día tienes dolor. Yo, aparte, forzaba muchísimo y cada uno tiene un umbral. Antes del partido te dolía, pero cuando estabas jugando te olvidabas de todo, pero al acabar ya era otra cosa, pero con hielo todo se recupera, incluso en el partidito que jugué ayer, mi primer partido después de retirarme, y por la noche acabé con las rodillas, la espalda, los tobillos doloridos, y fueron 15 minutos intensos donde volví a disfrutar.

—R: Aprendes a convivir, pero no había nada más importante que jugar. En muchos partidos, horas antes pensabas que no ibas a poder, pero cuando llegabas al vestuario, te ponías las botas, calentabas, decías fuera dolor y se puede jugar. Pero tienes que aprender a convivir porque siempre hay algún golpe, torcedura, dolor, pero esa adrenalina que te da jugar un partido te lo quita. Cuando te quedas frío o al día siguiente es tiempo de recuperación, de la camilla, ahí coincidíamos mucho en la Selección. Lo necesitábamos, si quieres estar al nivel que vivíamos nosotros los partidos, que era más del cien por cien, tenía que ser de esa forma.

—¿Qué les ha dado el fútbol?

—P: Te da muchísimo, una de las cosas son amigos que haces, como Raúl, máximos rivales, pero compañeros en la Selección. Muchos se sorprenden. Nos llevábamos bien cuando jugábamos, cada uno defendía su camiseta pero siempre con respeto. El fútbol te da la posibilidad de vivir momentos únicos, que mucha gente pagaría por estar allí y hemos sido muy afortunados.

—R: Unos privilegiados. Mi sueño era ser futbolista desde pequeño y me ha dado todo. Poder dar a mi familia y a mis padres una vida mucho mejor, la facilidad para tener una familia, hijos, darles una buena educación, amigos, entrenadores, gente del club que convives con ello durante muchos años. Nos ha dado todo. No podemos pedirle ni exigirle más. Incluso nos ha dado más de lo que merecíamos. Ahora termina la etapa profesional nos queda otra vida con muchos retos y ganas de hacer otras cosas y de aportar. Por eso nos encontramos aquí en los Laureus para poder devolver ese cariño que nos han dado y sobre todo a los niños que están pasando por dificultades, que puedan cumplir sus sueños.

—¿Pueden decir dónde estarán dentro de diez años?

—R: En los próximos dos o tres años seguiré viviendo en Nueva York, seguiré formándome, viendo fútbol, aparecerá algún proyecto o cosa interesante y luego ya veremos. Hay que vivir más el presente y las circunstancias te irán marcando.

—P: También quiero formarme, disfrutar de la familia, tengo dos niñas, para mí es básico estar con ellas y mi mujer, aprender inglés. Y con Iván de la Peña y Ramón Sostres hemos creado un equipo para asesorar a jóvenes futbolistas y a transmitirles cómo entendemos esta profesión, cómo hay que vivirla, para ayudarles a que tengan carreras exitosas y lo más largas posibles. Me hace ilusión.

—R: Que suerte van a tener esos chicos…

—P: Hablando con Iván yo le propuse hacer esto, porque creo que la juventud de hoy en día está un poco despistada y muchos jugadores se les escapan oportunidades que no vuelven. Muchas veces bajan los brazos, se dejan llevar por cosas de fuera, que es fácil, porque todo es muy atractivo, pero hay que decirles que el sacrificio y el trabajo te va a dar muchísimo, pero requiere un esfuerzo y una constancia. También les enseñamos a cuidarse, el entrenamiento invisible,

—Ahora nos trasladamos a una terraza de la Costa Brava tomando un café y hablando de la Liga ¿gana el Madrid?

—P: No, el Barcelona todavía es líder y espero que la gane. Ahora están en un momento difícil y lo importante es que llegue el siguiente partido y romper esta racha tan negativa. Cinco finales, no hay margen de error. Pero es un gran final para la mejor Liga.

—R: Sí, es un final muy interesante de Liga. Ahora el Barcelona tiene una opción de demostrar lo buen equipo que es después de perder esos puntos y de haber sido eliminado de la Champions, para conseguir el título. Atlético y Real Madrid van a seguir haciendo su camino como en las últimas jornadas esperando ese posible tropiezo.

—¿Cómo le gusta al Madrid venir desde atrás?

—R: El Madrid no se rinde nunca, no da nada por imposible. Ya lo dijo Zidane, que había posibilidades de conseguir dos títulos y el Madrid va a pelear hasta el último segundo, hasta que ya no se pueda luchar más. Al Madrid se le ve con otro aire, con otra mentalidad. Es posible que lo puedan conseguir, dentro de la dificultad de que tienen enfrente a grandes rivales y con mucha capacidad.