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RAYO 2 - VILLARREAL 1

Dos misiles de Guerra y Miku hunden al Submarino

El equipo de Jémez se adelantó, pero Adrián empató con un golazo. El venezolano, a diez minutos del filial, decidió. El Athletic se pone a 6 puntos del Submarino.

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Dos misiles de Guerra y Miku hunden al Submarino
LALIGA

Hay instantes que cambian el devenir de la historia. Hay partidos curativos, balsámicos... y el Rayo mira a la tabla con una sonrisa, después de que el triunfo al Villarreal espante el descenso, ya a cinco puntos. Y es que la dupla Guerra-Miku desdibujó al cuadro amarillo, que había reservado efectivos pensando en el Bernabéu, cogiendo aire tras su machada europea.

Pronto, muy pronto, los locales encontraron el premio a su avasallador comienzo. El Submarino era un juguete en las manos de los niños rayistas, que supieron entender las instrucciones de uso: la intensidad era la clave. Ese trabajo se cristalizó en el 7’: Bebé centró a Guerra, que no pudo controlar el esférico y terminó cayendo a los pies de Miku. El disparo raso del venezolano lo despejó Areola y Guerra lo cazó, anotando su undécimo gol con la franja.

Con el marcador a favor y el total dominio de la posesión, el Rayo fue bajando las pulsaciones. Olvidando que en primavera tan pronto luce el sol, como cae un aguacero. Corría el 20’ cuando Jonathan dio un pase a Adrián, que en el aire, se la cruzó a Juan Carlos. Un golazo de belleza y precisión. Una obra de orfebrería y un empate que no nubló el optimismo local.

Entonces, el Villarreal se ubicó y Denis Suárez era su mayor peligro. Bebé, cual correcaminos, subía y bajaba el flanco izquierdo para taponar sus embestidas y poner continuos centros (Mario sufrió lo indecible) a sus dos killers.

Durante el segundo acto se redujeron las dimensiones de la escena, la trama se desarrolló principalmente en el campo visitante. El Submarino había encallado, Nahuel y el enrachado Bakambu fueron las alternativas para Marcelino, mientras que Paco tuvo que reajustar la zaga por las molestias de Zé y Crespo. Además, Jozabed se reencontró con Vallecas casi dos meses después de su lesión.

El Rayo sacó la artillería. Alineó a tres delanteros (brutal la jugada de toque que terminó con cabezazo de Manucho al palo) y dio resultado: un testarazo de Miku dejó tocado y hundido al Villarreal en el 81’. Un misil certero, la séptima diana del venezolano.

El Día del Niño Rayista tuvo final feliz. Tres puntos para seguir soñando y alimentando un sentimiento de Primera. Un lugar donde el Villarreal se codea con los más grandes.