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AS COLOR: Nº 8

Félix Oraa: el creador de Lezama

Su mejor ocurrencia fue comprar los terrenos de Lezama para crear la fábrica de futbolistas. Su extravagancia, fichar a Ronnie Allen.

Actualizado a
Félix Oraa junto al rey Juan Carlos I en la Copa.

Félix Oraa tuvo el honor de presidir al Athletic en el palco en dos de las tres últimas Copas de España que ha ganado el club bilbaíno. La primera de ellas, como máximo mandatario interino, fue en 1969 ante el Elche. Había ascendido al cargo por la muerte en accidente de tráfico en diciembre de Julio Egusquiza, quien falleció a cinco kilómetros de Deba (Guipúzcoa) cuando regresaba junto a su mujer de comprar unos regalos en Francia. La segunda, en el año de su despedida del cargo, en 1973, frente al Castellón. Por medio, hubo una serie de decisiones singulares.

Su mejor ocurrencia fue comprar los terrenos de Lezama para instaurar allí la fábrica de futbolistas actual. Como recuerdo de su iniciativa, hay una placa en los bajos de la tribuna Gaínza que le recuerda como ‘Impulsor de Lezama como base de nuestra filosofía, única en el fútbol mundial’. El homenaje tuvo lugar en 2006, con su viuda descubriendo la placa en presencia de su sobrina y entonces directiva, Begoña Oraa, y la presidenta Ana Urkijo. Lezama arrancó con tres campos de fútbol, todos con diferente estado de hierba para que el primer equipo se aclimatase a los diferentes pisos,  y ahí sigue creciendo.

Se ve que al entonces presidente le seducía el asunto de las infraestructuras. De hecho, se le pasó por la cabeza trasladar San Mamés fuera de Bilbao, algo que no pudo cumplir al no verlo bien parte de sus colaboradores. Su intención fue llevarlo al Valle de Asua y hacer un estadio superior en capacidad al de los 50.000 espectadores que entraban entonces gracias a las gradas de pie. Moverlo del centro nunca ha estado bien visto, no hay más que ver dónde se construyó el nuevo.

Otra de sus herencias fue recuperar el nombre de Athletic Club de Bilbao, que había sido hurtado por el franquismo. El Atlético de Bilbao pasó a mejor vida por la insistencia de Oraa y más aún de su compañero de directiva Fernando Quintana Fernández.

No salió tan bien, en cambio, la idea de Oraa de traer nuevos métodos en la estructura del club. Se le ocurrió instituir la figura del mánager general fichando a Ronnie Allen, que tenía la única experiencia como técnico al haber dirigido al Wolverhampton Wanderers. Su fichaje se anunció en marzo, tres meses después de la muerte de Egusquiza y cuando el Athletic tenía mucha temporada por delante a las órdenes de Rafa Iriondo. De hecho, terminó ganando la Copa. Iriondo no renovó al rechazar la imposición de Allen por encima. Tampoco pareció importar mucho en el club.

Allen se presentó en Bilbao en una conferencia de prensa interrumpida por una conferencia de un periodista de Glasgow con la siguiente afirmación. “Sólo he visto jugar una vez al Athletic, contra el Real Madrid. En el primer tiempo, jugaron como chiquillos y en la segunda, como hombres, y entonces fueron superiores”.

El preparador inglés, que tenía en sus filas a 23 vizcaínos y 4 guipuzcoanos, entre ellos el mítico Iribar, se hizo famoso por las exigentes carreras en pretemporada por las playas de Sopelana. El Athletic rozó el título de Liga, terminó segundo y regaló el campeonato en la anteúltima jornada ante el Valencia. En el segundo año terminó quinto y ya en el tercero fue despedido a la octava jornada para ser relevado por Salvador Artigas. Allen no cuajó y contó con una fuerte oposición de la Prensa, que le tuvo cruzado desde el día de la presentación del equipo, cuando un fotógrafo entró a regalar a los jugadores imágenes del triunfo copero frente al Elche, logrado semanas antes, y fue expulsado de malas maneras por el británico.

Félix Oraa llevó todo aquello con mucha calma y se jugó su última baza contratando a Milorad Pavic, que ganaría la Copa de España (1973) después de una campaña liguera gris, en la que el serbio trató de imponerse a la plantilla e incluso apartó del equipo temporalmente a Rojo I. Iribar, Sáez, Echeberria, Fidel Uriarte y el propio Txetxu Rojo eran los internacionales que comandaban aquel Athletic que hizo bien las cosas en su trofeo preferido a primeros de los setenta.

Nico Estéfano: "Allen fue innovador y Oraa, un fenómeno"

“Allen fue un entrenador innovador por ser de fuera. Íbamos a entrenarnos a la playa de Sopelana. Varió y aportó, sobre todo a los veteranos ilustres más que al resto. Yo no jugué mucho, igual la culpa era mía, físicamente no era muy potente. Respecto a Félix Oraa, era un fenómeno. Fue un presidente extraordinario, fue el impulsor de Lezama y una gran persona”.

Txetxu Rojo: "Allen nos cambió el estilo y lo hizo inglés"

"Con Félix Oraa tuve mucha relación al margen de ser presidente. Compartí mucho con él, era más que un presidente y una institución dentro del club. Allen vino después de la final de Copa de Iriondo. Era una gran persona, cambió la mentalidad e impuso el estilo inglés. Casi ganamos la Liga el primer año. Era serio, responsable y a la vez cercano. Imponía disciplina”.

Iñaki Sáez: "Oraa, de los mejores discreto y dialogante"

“Allen nos cogió en un momento en el que éramos bastante jóvenes y nos trabajó bien, al estilo inglés, con mucho físico y muchos ejercicios novedosos. Hicimos una gran temporada y sólo fallamos al final, que perdimos la Liga. Nos pusimos muy fuertes, pero nos pasó factura al final. Oraa era un monstruo como persona y presidente, de los mejores: discreto y dialogante”.

Josu Ortuondo: "Allen ha sido el mejor entrenador que tuve"

“Fue mi primer año en el Athletic. Allen me subió desde el juvenil nada más llegar. Es el mejor entrenador que he tenido y para muchos de aquellos jugadores, también. Era diferente a los demás. Era muy asequible respecto a la dictadura de otros. Amigo de los jugadores y defensor del fútbol inglés y del 4-4-2, con marcaje mixto respecto al hombre a hombre. Era un avanzado”.