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WOLFSBURGO - REAL MADRID

El ‘modelo industrial’ del club depende de Volkswagen

El superávit de 60 millones de euros del equipo de fútbol será devuelto a la matriz de Volkswagen y se reducirá el presupuesto. Se ha frenado la inversión en la Academia.

Actualizado a
El Autostadt de Wolfsburgo es un parque temático de los coches. Recibe dos millones de visitas al año. Tiene una extensión de seis kilómetros y más de 20 pabellones.
Javier Gandul

Wolfsburgo es una ciudad de 120.000 habitantes hecha por y para la Volkswagen. Ocho de cada diez coches que circulan por las calles son de la multinacional germana. Su equipo de fútbol, el VFL Wolfsburgo, no es más que otro servicio añadido para los 60.000 trabajadores que tiene la central en la ciudad. En la Baja Sajonia el derbi por excelencia es el de Niedersachsen entre el Hannover y el Eintracht de Braunschweig. El fútbol a día de hoy es el menor de los problemas en la ciudad porque todos tiemblan por los recortes obligados para hacer frente a los costes derivados del escándalo por la manipulación de los motores de 11 millones de automóviles en todo el mundo para simular emisiones de gases contaminantes más bajas.

Francisco Javier García Sanz, presidente del equipo de fútbol y uno de los pesos pesados del Consejo de Administración del grupo Volkswagen, es además el responsable de la tramitación de las consecuencias del fraude. Ha recibido multitud de llamadas y solicitudes para hablar sobre el cruce de Champions ante el Real Madrid, pero las ha rechazado todas. Ni dar la campanada ante el equipo blanco aliviaría las multas millonarias que debe afrontar el grupo, sobre todo, las demandas que lleguen desde Estados Unidos. Volkswagen ha creado unas provisiones de 6.700 millones de euros para hacer frente a los costes de la manipulación de emisiones de gases en 11 millones de motores diésel.

Así que poco alivia que el equipo de fútbol tenga al Monchi del fútbol alemán, Klaus Allofs, el mítico mítico delantero de la selección alemana y del Fortuna, Olympique de Marsella, Girondis y Werder Bremen. El superávit de este verano, por valor de 60 millones de euros tras las ventas de De Bruyne (75 millones) y Perisic (20), tendrá que ser devuelto a la matriz. Y hace unos meses se dijo adiós al proyecto de la nueva Academia, en la que se iban a invertir 40 millones de euros. “Creo que se entienden las razones por las que congelamos el proyecto”, comentaba el director general, Allofs. Todo se tambalea en Wolfsburgo porque la admisión en septiembre por parte de la compañía del fraude complica aún más el panorama.

“Nos tendremos que enfrentar este año de nuevo a noticias desagradables relacionadas con el escándalo del diesel”, afirma Stephan Weil, presidente del Estado de Baja Sajonia y miembro del consejo de supervisión de Volkswagen. La Baja Sajonia y las familias Porsche y Piëch son los mayores accionistas de Volkswagen. “En los buenos tiempos éramos Volkswagen y en los malos también somos Volkswagen”, insiste un ingeniero que sale de trabajar del Autostadt, el parque temático del automóvil que recibe más de dos millones de visitas al año. Muchos alemanes vienen hasta aquí para comprar y recoger su coche en la central. Cuenta con un museo, característico en las sedes de cada fabricante en el Grupo Volkswagen: Audi (Alemania), Bentley (Reino Unido), Bugatti (Italia), Lamborghini (Italia), Porsche (Alemania), SEAT (España), Škoda (República Checa), Volkswagen (Alemania), Scania (Suecia), MAN (Alemania) y Ducati (Italia).

Por eso, el ‘modelo industrial’ del VFL Wolfsburgo depende del futuro del grupo. La ciudad nació en 1938 con el fin de unir a dos poblaciones que atravesaban el Canal Weser-Elba y la vía del tren para los trabajadores de la fábrica de coches. El Volkswagen Arena está muy cerca del Autostadt y la planta de fabricación. La ciudad no gira en torno al fútbol, pero muchos wolfsburgers celebrarían por todo lo alto la campanada del Wolfsburgo ante el Madrid. Se tomaría como un vaticinio para los coches: “En las malas todavía somos grandes”.