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AS COLOR: Nº 4

Guruceta, recusado para la eternidad

En 1971, cuando Guruceta llevaba un año recusado por el Barcelona, pedía en AS Color que acabaran las mismas. Estas duraron hasta 1986.

Actualizado a
Emilio Guruceta.

Cuando Gerardo García entrevista a Emilio Carlos Guruceta Muro en 1971 para AS Color, el colegiado guipuzcoano llevaba un año recusado por el Barcelona por pitar un penalti por una falta de Rifé a Velázquez, cometida claramente fuera del área. Además de la recusación, Guruceta fue sancionado por aquel ‘no penalti’ por un período de seis meses, por lo que fue considerada una “alteración del orden público” en uno de “los mayores escándalos que se recuerda el fútbol nacional”, según escribía Gerardo García en la entradilla de su entrevista al polémico colegiado. Guruceta llevaba entonces un año recusado por el Barça, pero le quedaban 15 años más de recusación por parte del equipo culé.

¿Y qué eran las recusaciones? Pues un veto por parte de los clubes a los árbitros. Al acabar cada temporada, los equipos solicitaban a la Federación los nombres de los colegiados que no querían que les arbitrasen, porque consideraban que perjudicaban sus intereses. Esta práctica, que sólo se realizaba en España, se hizo desde que comenzó la Liga hasta la temporada 85-86 que desaparecieron. En la última década que hubo recusaciones, se redujo a cada club las recusaciones y sólo podía vetar a un máximo de cuatro árbitros. Y el Real Madrid presumió de que durante muchas temporadas, especialmente en esa última década de recusaciones, no recusó a ningún árbitro (en la 70-71 tenía a Balaguer, Franco Martínez, Pintado, Rigo, Ibáñez y Tomeo), haciendo gala de su señorío, aunque el historiador del fútbol español Bernardo Salazar asegura que “el Madrid no recusó a ningún árbitro porque nunca le hizo falta hacerlo”.

En 1971 Guruceta daba este titular a AS Color: “Hay que acabar con las recusaciones”. Siempre era la misma petición del Comité de Árbitros y la Federación Española de Fútbol no hacía ni caso a su petición. La reivindicación se intensificó cuando se completó la transición a la democracia en España y los árbitros no lograron abolir las recusaciones hasta la campaña 85-86.

En aquella temporada 70-71 a Guruceta le tenían recusado “cinco o seis” equipos, según él mismo contaba al preguntarle el número de equipos que habían pedido que no les arbitrase nunca, “el Zaragoza y el Elche, que este año han bajado a Segunda; Las Palmas, el Español, el Atlético de Madrid, aunque no sé porqué, y… me imagino que el Barcelona”, explicaba Guruceta, no sin cierta ironía, al referirse al veto del Barça. Y para la siguiente temporada, comentaba: “Oficialmente, no lo sé”, contestaba a Gerardo García cuando le preguntaba un número, “Según los informes de la Prensa, el Sevilla y el Granada”. Resulta que la Federación no hacía público un listado oficial de las recusaciones, pero cada año los medios sacaban un listado recabando información.

Unido a las recusaciones, algo habitual y que no sorprendía a nadie en el fútbol español hasta 1986, el sistema de designación arbitral siempre estuvo presidido por la polémica. Guruceta no sabía “exactamente” cómo se designaban a los árbitros. “Creo que a dedo… salvando las recusaciones, claro”, explicaba. Como las recusaciones eran muy numerosas, había clubes que tenían ya sus árbitros de cabecera, entre los recusados y los paisanos que no les podían pitar.

Guruceta Muro pedía en aquella entrevista que se acabara con las recusaciones y que dieran plena autonomía al Comité de Árbitros y se creara un Comité de Competición Arbitral “formado por exárbitros”, pero consideraba que el mejor método de designación no era el sorteo, sino que era la designación “a dedo”, como se hacía entonces y se hace ahora.

En aquel número de AS Color, además de la entrevista de Guruceta, se publicaba un reportaje con el titular: “Todos los árbitros de Primera están recusados (excepto el castellano Martínez Banegas”. “Un problema al descubierto”, decía el arranque del reportaje también de Gerardo García.

La polémica arbitral no desapareció con el fin de las recusaciones y el sistema ha buscado siempre superar el mayor problema del fútbol. Cuando desaparecieron las recusaciones, llegó la famosa ‘nevera’, que consiste en sancionar, sin hacerlo público, con varios partidos sin pitar al árbitro que se equivoca de manera flagrante. Pero las recusaciones fueron de uso común durante décadas en el fútbol español. Guruceta se tiró 15 años sin pitar al Barcelona, recusado desde el ‘no penalti’ de Rifé a Velázquez. Volvió a arbitrarle en agosto de 1985, un Barcelona-Gremio de Porto Alegre, en la final del Trofeo Ciudad de Palma.

Un año después de desaparecer las recusaciones, Guruceta falleció en un accidente de tráfico, el 10 de febrero de 1987. Diez años después de su muer te, su nombre quedó manchado por un arbitraje que realizó en 1984, un partido de Copa de la UEFA que enfrentó al Anderlecht belga con el Nottingham Forest. En 1997, el que fuera presidente del Anderlecht, Constant Vanden Stock, admitió, ante un tribunal civil belga, haber pagado un millón de francos belgas (unos 24.000 euros de ahora) al árbitro guipuzcoano Emilio Guruceta por dejar ganar a su equipo en la Copa de la UEFA de 1984. Sucedía en la vuelta de las semifinales ante el Nottingham. En la final, el Anderlecht cayó derrotado por penaltis ante el Tottenham.

El mismo año 1997, la UEFA anunció que apartaría a los belgas de la competición europea, alegando motivos “éticos y morales”. Constant calificó el pago, con cierto eufemismo, como “préstamo” y nunca como soborno. Guruceta, fallecido en 1987, ya no estaba para dar su versión. Sin embargo, el Anderlecht evitó que la UEFA le obligara a cumplir la sanción y siguió participando en Europa. Y Guruceta, sin poder defenderse, quedó recusado para la eternidad diez años después de su muerte.