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De Gea, titularísimo

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Siempre Italia. Recuerdo la última que vi a España jugar en el estadio Friuli. Año 1990. Era la selección de Luis Suárez que estaba liderada por la Quinta del Buitre (cinco ligas consecutivas les avalaban). Uruguay era el rival. Fue el arranque de aquel Mundial al que llegábamos más ilusionados que un niño en el día de su primera Comunión. Ilusos. Desastre de partido. 0-0 y gracias. Rubén Sosa lanzó un penalti al cielo de Udine con un Zubizarreta que ya estaba vencido en la hierba. El empate sin fútbol supo tan mal que al día siguiente los periodistas conseguimos que compareciesen los once titulares ante los medios, en algo que se calificó como ‘juicio sumarísimo’. Era una España que no respondía a las expectativas. Nada que ver con el modelo triunfal de ahora. Pero analizando el infame juego exhibido anoche ante Buffon y sus sobrinos en el primer tiempo, no pude evitar el recuerdo de aquella tarde de infamia y sonrojo en el mismo rincón de la bota italiana…

De Gea, crack. No hay que estar licenciado en Harvard y Oxford para concluir que la titularidad del portero toledano le apuntala hacia el once que veremos de La Blanca (así vistieron anoche en Udine) en la Eurocopa de Francia. Italia es Italia. Y Rumanía es Rumanía. La Europa A y la Europa B. Si jugó De Gea es porque Del Bosque ha decidido dar un paso adelante y mojarse por el guardameta del Manchester United. Y éste le respondió con varias paradas de lujo, propias de un número uno. El míster no se hipotecará porque sabe que de aquí a junio pueden pasar muchas cosas, pero es evidente que De Gea ha ganado la partida y me parece lógico. Iker es una leyenda viva y lo ha sido todo con España, pero con el Oporto ha mostrado un rendimiento irregular que justifica el intento de Del Bosque por buscar un futuro más consolidado. La pena es no haber visto enfrentados a Casillas y a Buffon. El italiano me da envidia. Tiene 38 años y, como dijo Camacho con mucho arte en la transmisión de Cuatro, “a este no le discute nadie en Italia, igualito que nosotros…”.

Morata-Aduriz. No terminó de funcionar la fórmula del Doble 9. Morata y Aduriz. Aduriz y Morata. Pero ambos demostraron que deben ser los referentes del ataque de España. Morata volvió a mostrar una infinidad de recursos pese a jugar en el destierro de la banda izquierda (allí le ponía Toril en el Castilla para que jugase Joselu de 9). Y Aduriz fue un nueve puro. Tocó muy pocas, pero la primera que le llegó la enchufó ante la impotente mirada de Buffon. Aduriz hizo en un partido lo que Diego Costa en diez. Y no es lo mismo marcarle a Luxemburgo que a Italia…

Sala de máquinas. Sin Xavi, Xabi Alonso (ambos retirados del equipo nacional), Busquets e Iniesta, España juega con menos imaginación y dominio del juego. Encima, Silva e Isco fueron ayer suplentes. Es necesario resetearse con una idea clara que nos haga olvidar el esplendor en la hierba de los inolvidables tiempos de Viena, Johannesburgo y Kiev…

Futuro rojigualdo. Mi amigo Francisco, el hombre que susurraba a los caballos, y los futboleros del bar Angelillo de la Puebla de Montalbán (Toledo) me dijeron que no pierden la fe en este equipo que nos debe hacer soñar en Francia a partir del 10 de junio. España debe tomar La Bastilla del fútbol y recuperar sus viejas esencias. ¡Vamos España!