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ESPAÑA 0 - CROACIA 3

La Sub-21 se complica el pase tras una hecatombe ante Croacia

Perdió 0-3 y cede su liderato de grupo a los croatas. Deberá jugársela en Suecia para lograr clasificarse a la Eurocopa. Flojo partido de La Rojita.

Actualizado a
La Sub-21 se complica el pase tras una hecatombe ante Croacia
AStv

España perdió con estrépito y dejó un poso preocupante de desorientación ante Croacia en un partido que podía allanar el camino hacia la Eurocopa y ahora en cambio lo complica. Es difícil encontrar una versión más deslucida que la de esta vez de La Rojita. Croacia fue mejor sin la pelota, también mejor con ella, tuvo más entereza y afrontó el partido con más mentalidad.

A La Rojita no le bastó con jugar por inercia, como otros días, sino que enfrente tuvo un equipo que también pelea por ir a la Eurocopa y, a diferencia de lo ocurrido en la ida, fue sustancialmente mejor. Tan sólo la primera media hora y los últimos minutos, ya con España volcada, constataron un mayor dominio posicional español sin excesivo peligro.

Todo se desmoronó al borde del descanso, cuando los goles más duelen. Caleta Car se elevó como un delfín en el primero en un córner y Perica se filtró sin cinturón de seguridad en el segundo para dejar en nada las buenas intenciones españoles. Antes de ese trozo de película se había visto otro con España como protagonista. Sin ser el mejor día de Ceballos, Óliver o Asensio, a La Rojita le alcanzó para asomarse a la portería croata con una serie de escarceos en los que siempre parecía que a Munir le faltara un flequillo para llegar.

Croacia se defendía bien, siempre dura, y tenía en Coric una linterna y en Perica una tuneladora como para perforar la débil defensa española. Saúl, al contrario que en el Atlético, debió sentirse sin paracaídas cada vez que fue desbordado, que no fueron muchas pero sí suficientes como para dejar el partido al borde del precicipio antes incluso del descanso.

Lo peor llegó después, sin embargo. En una cesión de Jonny hacia Kepa, el portero del Valladolid, en un exceso de confianza que no procedía ni por el resultado ni por la importancia del partido, regaló el 0-3 tratando de recortar a Perica, defensa y delantero en una misma acción. Celades quiso mover el equipo y buscar lo imposible. Pudo recortar España desde lejos y con un mano a mano de Carlos Castro. Pero no. No llegó y se consumó una hecatombe inesperada.