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REAL MADRID - ROMA

Bruno Conti: “Maradona siempre me decía: ‘Vente al Nápoles”

Recibe a AS en el despacho que tiene en la ciudad deportiva del Roma, donde es director de la cantera. Fue de los hombres más destacados de Italia en el Mundial del 82.

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Bruno Conti: “Maradona siempre me decía: ‘Vente al Nápoles”

—¿Llevaba lo del fútbol en la sangre? ¿Alguien de su familia jugaba?

—Mi padre fue ciclista, pero sólo a nivel amateur. Vengo de una familia de siete hijos, mi padre era albañil, y los tres varones dormíamos en la misma cama. Aún así, nunca nos faltó nada...

—¿Cómo terminó en el Roma?

—Antes de eso estuve a punto de hacerme jugador de béisbol. Vino un equipo americano a mi pueblo, Nettuno, el Santa Mónica. Me vieron jugar y quisieron hablar con mi padre para llevarme allí. Era pequeño, y mi familia no quiso... ¡Menos mal!

—¿No le habría gustado?

—¡No! Mi vida era el fútbol y mi padre estaba loco por el Roma. Recuerdo que en casa hasta pintaba las tuberías de amarillo y rojo, y ya puede imaginarse de qué color plantaba las flores... Vinieron a verme de equipos de fútbol como el Bolonia y o la Sambenedettese. Todo el mundo decía que era muy bueno, pero demasiado bajito. Hasta que me vio Trebiciani, que era segundo entrenador del Roma, en uno de esos ‘Torneos de los bares’ que jugábamos los chicos en verano.

—Usted era un extremo puro, una especie ya extinguida...

—Un ‘ala tornante’, un papel que ya no existe, sí, y que te obligaba a defender y a atacar, y a meter muchos centros (risas).

—¿Ha habido algún Roma tan bueno como aquel suyo de los 80?

—Todo empezó cuando el presidente Viola trajo a Nils Liedholm al banquillo. Empezó a crear un equipo que creció pieza por pieza, con Prohaska, Falcao, Ancelotti... Nos hizo ganar un Scudetto y llegamos a una final de la Copa de Europa que perdimos con el Liverpool en los penaltis.

—¿Cómo era Liedholm?

—Un técnico moderno. Para trabajar el físico nos obligaba a utilizar el balón, nos enseñaba cómo controlarlo, cómo chutar... Quería siempre la posesión, decía que era el balón él que tenía que sudar, y no los jugadores.

—¿Y Ancelotti?

—Siempre fue entrenador, también en el campo. Un chico que venía desde la Serie C y en su primer año mostró su inteligencia y su fuerza: tenía técnica, robaba balones, chutaba... Es un fenómeno en todo lo que hace.

—¿A qué defensa temía más?

—¡Claudio Gentile! En la selección éramos inseparables, pero en los Roma-Juve siempre me hacia sufrir, era muy listo. Te provocaba, te empujaba, te daba pellizcos...

—¿Y con quién se entendió mejor?

—Con Falcao tenía una gran relación: tras el Italia-Brasil en el Mundial dijo que el mejor brasileño había jugado con Italia y que era yo. Fue bonito para mí, y en el fondo era verdad: técnicamente yo tenía características brasileñas y por eso me apreciaban mucho.

—¿Le quiso fichar algún equipo español?

—No, pero me llamaron el Inter y el Nápoles de Maradona. Cuando jugaba ante Diego, cada vez que nos intercambiábamos la camiseta, me decía: “Vente para Nápoles”. Al final me quedé en Roma y fui feliz...