Y ahora Vela, el renacido

Atlético de Madrid - Real Sociedad en directo

El de ayer fue un buen lunes para ser del Atleti y presumir de entrenador, de jugadores y de derbi en el colegio, en el trabajo y en los bares. Pero ya está, ya pasó. Con el lunes regresó la rutina y con el martes, la Liga, que esta semana se juega jornada entre semana y el Atleti, el único que todavía persigue el rastro del Barça, está obligado a no fallar.

Los culés no lo hacen, no fallan, pero por si acaso, la única posibilidad del Atlético es seguir donde está, segundo y a 8 puntos; sin ceder. Así, hoy, los del Cholo deben hacer valer la victoria en el derbi: reciben a la Real, en el último partido de los cuatro en 10 días, tras correr 119 kilómetros en el Bernabéu y con el Valencia en el horizonte (domingo, 20:30). Tela.

Es por eso que Simeone podría dar descanso a alguno de sus fijos. Quizá sea Gabi, quizá sea Koke, quizá sea Juanfran. Pistas, el técnico ayer no dio. Certeza, certeza, sólo hay una: que jugará Griezmann. Ante el Madrid recuperó el gol perdido y este partido siempre será especial para él. La Real es su cuna, el equipo que le dio la oportunidad, aquel que le hizo estrella. Se le da, además, especialmente bien. Griezmann jamás celebrará un gol a los txuri-urdin, pero sí se los hace: marcó en sus dos últimos enfrentamientos (tres, si se cuenta el amistoso de verano en Alicante) y decantó.

Eso sí, esta Real no es la de Moyes. Eusebio la ha mejorado: ahora le gusta tener el balón, jugar rápido y defender con las líneas juntas. Llega al Calderón buscando el sexto partido sin derrota (cuatro victorias y un empate), con seis bajas (una, clave: Iñigo Martínez, sancionado), tres altas (Jonathas, Illarra y Elustondo), un renacer (el de Vela, que tras seis meses off, vuelve a ser quien era) y una sorpresa: Oyarzabal. El chico tiene 18 años, un 47 de pie (Big Foot le apodan) y la cabeza tan cuadriculada como una pintura de Malevich. Dicen en Zubieta que hacía muchos, muchos años que no salía de la cantera alguien como él. La última vez también fue un zurdo, interior, que hablaba francés. Grizi le llamaban. Hoy es el rival.