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PORTUGAL

Lopetegui: "Salí del Oporto optando aún a cuatro títulos"

Julen Lopetegui concede a AS la primera entrevista después de ser despedido del Oporto. El técnico vasco analiza todas las cuestiones que derivaron en su adiós.

Actualizado a
AStv

¿Qué tal se encuentra, Julen? Un despido siempre es algo ingrato.

Me siento un privilegiado por haber entrenado a un equipo del nivel de importancia y de exigencia del Oporto. He vivido una experiencia fantástica a todos los niveles. Fuimos capaces de competir en muchísimos momentos muy bien, con partidos importantes. Pero también paralelamente tengo una sensación de tristeza por haber sido apartados de la parte final de un proyecto nuevo que estábamos volviendo a construir. No nos han dejado terminar la obra que habíamos empezado.
 
Cinco días antes de la decisión de prescindir de usted, el Oporto era líder. ¿Cómo se explica eso?
Es cierto. Además teníamos la sensación de que en el mercado de invierno podíamos corregir algunos desequilibrios importantes de la plantilla claramente diagnosticados. Contábamos con un grupo de 14 jugadores nuevos, algunos de ellos muy jóvenes, que podían mejorar en la segunda vuelta tras el trabajo de la primera. Teníamos más puntos que el año pasado, seguíamos vivos en cuatro competiciones, y el despido fue una sorpresa para todos. Nos dejó tristes.
 
La famosa rueda de prensa tras la derrota ante el Sporting en la que acusa a los medios de querer despellejarle, ¿reflejó la dureza que estaba viviendo?
Durante la temporada hay momentos de tensión. El Oporto es un club de máxima exigencia y lo habíamos aceptado de buen grado. Pero una cosa es la exigencia y otra vivir en una falsa realidad. Teníamos un equipo para competir y poder ganar la liga, pero no para ganarla en noviembre o diciembre. La manera de analizar y valorar lo que estábamos haciendo era diferente a la que nosotros pensábamos y es lo que quise transmitir. 
 
El presidente Pinto da Costa siempre fue su gran valedor en el club. ¿Le sorprendió el giro repentino que dio al pasar de defenderle a despedirle?
Tengo buena relación con él, más allá incluso que la de presidente a entrenador. Hasta el mismo día en que tomó la decisión, públicamente me había dado su apoyo. Es un gran presidente y un buen hombre, aunque seguramente mal influenciado en algunos momentos. Me quedo con una buena imagen suya porque sé lo que él ha pensado hasta el final de mí. También sé que hay una gran presión detrás y que ha tomado una decisión en la que no creía del todo, al menos por cómo se despidió tan cariñosamente de mí.
 
Sin embargo, el otro día, en el canal oficial del club, cargó contra usted. Dijo que le pidió “fichar un Ferrari (Imbula) y luego el Ferrari lo dejaba en el garaje”.
No le doy mucha importancia, la verdad. Yo sé lo que él ha opinado de mí. Haciendo un símil automovilístico, aunque no me guste mucho hacerlo, diría que todos los coches necesitan un tiempo de rodaje. Imbula es un buen jugador y podía ser la guinda a la plantilla, pero nosotros teníamos otras necesidades prioritarias más importantes para el equipo y no llegaron.
 
En breve hay elecciones en el Oporto. ¿Pueden haber influido también en la decisión de Pinto da Costa, como una especie de lavado de imagen?
No lo sé. Es verdad que había mucho ruido alrededor, aunque eso debería decirlo él. Tomó esa decisión y yo prefiero quedarme con nuestro trabajo y con que tuve buena relación hasta el mismo día en que me cesó. Nos fuimos cuando teníamos las posibilidades intactas de ganar los cuatro títulos a los que optábamos. 
 
El ambiente no era bueno. Tanto, que el día en que se ponen líderes, un 3-1 en casa ante el Académica, el estadio acaba abroncando al equipo. ¿Cómo es posible?
Pues no lo sé. En vez de celebrar el liderato y un buen partido, la gente ponía el foco en que no jugara determinado chaval de la cantera. Parecía que estaban buscando una excusa para llevar las cosas al lado negativo cuando todo era positivo. Pero bueno, para mí son experiencias de las que hemos aprendido y que nos hacen más fuerte.
 
¿A usted le sugerían quién debía jugar y quién no?
No, no. Para nada. Absolutamente. Tampoco lo permitiría.
 
¿Cómo se quedó cuando en verano perdió a siete de los titulares con los que había llegado a cuartos de final de la Champions?
Los entrenadores estamos expuestos a que los clubes hagan eso. Lo que ocurrió en verano fue fruto del gran año que hicimos. La exposición de la Champions permitió tener mucho mercado y hay que entender que el club lo aprovechara. De hecho, hizo su récord de ventas y se fueron siete titulares, que son muchísimos. Alguno a última hora que tampoco esperábamos, como Alex Sandro. Intenté ser honesto con el club y aceptarlo, incluso sabiendo que había posibles sustitutos que podían venir y no lo hicieron. Entendí que hasta enero podíamos competir así y corregir las situaciones entonces. Pero no hemos podido hacerlo.
 
¿El club no le fichó jugadores del nivel de los que se fueron?
Es verdad que en verano teníamos dos prioridades muy claras: un 9 y un 10. Llegaron jugadores que quizá no eran los que pensábamos que podían llegar, pero eran jóvenes, estaban creciendo y en la segunda vuelta teníamos opciones de consolidarnos.
 
¿Qué continuidad puede tener un proyecto que cambia tanto de año a año?
Cuando llegamos al Oporto vinieron 14 jugadores nuevos y el pasado verano, en la segunda temporada, vinieron otros 14. Son equipos nuevos, con conceptos de juego que necesitan tiempo, como el curso anterior, y eso implica empezar de cero. Es un trabajo de entrenador y estábamos en el camino de lograr los objetivos, pero sin expectativas erróneas. Pensar que podíamos ganar la liga por 12 ó 20 puntos de diferencia era erróneo. El Sporting y el Benfica tienen muy buenos equipos también y estábamos a la par que ellos y teniendo que recibir aún al Sporting.
 
¿La apuesta por Casillas no salió todo lo bien que esperaba?
Iker llegó con una grandísima predisposición y humildad, trabajó muy bien y estábamos contentos con él. Lógicamente tuvo partidos mejores y peores, como todos, pero sabiendo que su carácter competitivo le podía hacer decisivo en momentos importantes. Seguro que vendrán y le deseamos la mejor de las suertes.
 
El otro día dijo Del Bosque que Casillas quería ir a la Eurocopa incluso como suplente. ¿El relevo con De Gea es inevitable?
La decisión que tome Vicente será acertada y asumida por los jugadores, sea cual sea. Estoy convencido. Conociendo a ambos no tengo la más mínima duda.
 
¿Es verdad que a Iker por la calle en Oporto le han echado en cara errores?
No sé lo que le han dicho. Está claro que una cosa es la exigencia máxima como club y otra traspasar la línea roja de respeto. Espero que nunca se sobrepase y que así haya sido.
 
¿Y a usted, cómo le trataban?
Yo he tenido una relación correcta. La gente es amable y cariñosa, aunque hubiera una parte que pudiera hacer más ruido. Quizá había demasiadas prisas. Los títulos llegan cuando tienen que llegar, que es en mayo. Nosotros estábamos en camino de poder hacerlo creando un equipo completamente nuevo.
 
En Oporto la sombra de Mourinho es alargada por todo lo que allí ganó, especialmente la Champions. ¿Lo sintió así?
La historia marca mucho el camino, pero eso es bueno. Para un técnico la obligación de tener que ganarlo todo es maravilloso y te hace llegar a los máximos límites del trabajo para mejorar y progresar. Todo eso viene de la historia. Bien es cierto que aquella Champions se logra en una época diferente, con jugadores que empezaban y terminaban su carrera en el propio club. A nosotros nos tocó vivir otro momento. Hacía tiempo que el Oporto no llegaba a cuartos y se vivió con entusiasmo. Estamos orgullosos de la Champions que hicimos. 
 
No hay mucha memoria en el fútbol. Hace nueve meses le llovían los elogios por rozar las semifinales de Champions y hoy está fuera del club.
El año pasado fue muy bueno, es cierto. Nos quedamos a dos puntos de la Liga, de 14 partidos de Champions perdimos uno y muchos jugadores jóvenes experimentaron una mejoría bárbara. Este año estábamos convencidos de que en la Europa League íbamos a ser protagonistas y que teníamos posibilidades.
 
¿Le pudo pasar factura la eliminación en Champions ante Chelsea y Dinamo de Kiev cuando necesitaban sólo un punto en las dos últimas jornadas?
Pensar qué pudo ser o no tampoco sirve de mucho. Estábamos en el lugar que hay que estar para poder ganar títulos. Todos los equipos van a perder puntos, como luego le ocurrió al Sporting ante el Tondela. Las situaciones estaban a tiempo de ser corregidas, más aún con un mercado de invierno y la continuidad del trabajo que arrastrábamos desde el verano.
 
En Portugal se dice que nunca llegó a conectar con la afición ni con la gente, al igual que les ocurrió a otros técnicos españoles como Camacho o Víctor Fernández. ¿Lo ve así?
La empatía la provocan muchas veces los medios de comunicación. Yo traté de ser respetuoso con todo el mundo y muy cariñoso con mi afición. Quizá no conecté. También es verdad que me preocupaba más de mi trabajo en el día a día y de poder estar preparados para cada partido. 
 
El equipo tampoco funciona sin usted, eso es una realidad…
Tampoco estoy pendiente, ni voy a estarlo, de lo que pueda hacer. Yo al Oporto y a su afición les deseo la mejor de las suertes y deberán hacer su camino. 
 
Y el suyo, a partir de ahora, ¿cuál es?
Primero darnos cuenta de que la experiencia vivida nos hace mejores entrenadores y profesionales; luego, una vez aceptada la situación, aprender y prepararnos para el futuro. Y con ilusión, tratando de no precipitarnos, buscar algo que nos permita seguir entrenando y compitiendo al máximo nivel.
 
¿La Selección? Usted conoce mejor que nadie el equipo que seguramente deje Del Bosque tras la Eurocopa.
Tengo tanto respeto por Vicente y por esa casa que lo que hay que hacer es disfrutar del mejor entrenador de la historia de la Selección y apoyarle en la Eurocopa. A partir de ahí ya se verá lo que depara el futuro.
 
¿Pero le apetece entrenar ya o prefiere descansar?
Al final, a un entrenador lo que le apetece o no se lo marca el día a día. Lo que siento es que me apetece ver a colegas, ver fútbol, ver distintos métodos de trabajo, viajar un poco, y poder coger algo a principio de temporada, con tiempo para trabajar. Pero una cosa es lo que queremos y otra lo que pasa.
 
¿Le ha llamado mucha gente del fútbol?
Sí, mucha. Algunos sorprendidos porque pensaban que estábamos bien. Eso me hace ver que mi adiós ha sorprendido más fuera que dentro.
 
Benítez también fue despedido, en su caso por falta de empatía con la plantilla. ¿Qué cree que pudo pasar con él? 
Es mucho el cariño que tengo por Benítez e imagino que en el Madrid hay aristas que hay que equilibrar. Cuanto más grande es un equipo, más hay. Pero creo que mí no me compete analizar lo que pasó en el Madrid. A mí desde fuera me da pena cada vez que un entrenador queda fuera, también él.