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366 Historias del fútbol mundial | 31 de enero

Costa de Marfil, internada en un campo militar (2000)

Actualizado a
El fallecido Marc-Vivien Foé anota uno de los goles de la derrota de Costa de Marfil (3-0) en la Copa de Africa de 2000.
El fallecido Marc-Vivien Foé anota uno de los goles de la derrota de Costa de Marfil (3-0) en la Copa de Africa de 2000.Reuters

Para la Copa de África de 2000, Costa de Marfil, con un buen equipo, tenía muchas ilusiones, pero todo se le complicó con un empate a uno con Togo en el partido inaugural. Ese partido comprometía su discurrir por el grupo, porque se presentaba a priori como una victoria segura y necesaria. Luego perdió 3-0 con la fortísima Camerún, que jugaba de local. Con eso se contaba, pero no con el empate contra Togo, dichoso empate. El tercer partido, el día 30 de enero, contra Ghana, no bastaba con ganarlo, sino que debía hacerlo por una diferencia de al menos tres goles para seguir adelante, e hizo lo que pudo. Kalou marcó antes del descanso, siguió la presión, Olivier Sié consiguió el segundo a seis minutos del final, el equipo apretó más y más en esos últimos minutos… pero el tercero no entró. Los jugadores de Costa de Marfil regresaron al vestuario cansados y desilusionados, aunque también con ciertas buenas sensaciones, porque lo habían intentado. Habían manejado el partido, habían atacado de continuo, no habían tenido desatenciones defensivas, les había faltado solamente un gol. Pensaban que al menos quedaban eliminados de una manera digna. Pero lo verdaderamente malo estaba por llegar.

La mañana siguiente salió el avión, hacia Abiyán, la capital del país. Pero la nave tomó repentinamente otro rumbo. Algunos lo advirtieron, y cuando preguntaron les dijeron que el avión iba a tomar tierra en Yamusukro, porque el aeropuerto de Abiyán estaba temporalmente cerrado por «una tragedia aérea», y que luego serían trasladados a Abiyán, o bien por carretera o bien en un nuevo vuelo, si es que el aeropuerto tenía ya restablecido el tráfico. Pero al aterrizar en Yamusukro se encontraron con una sorpresa: fueron introducidos en camiones militares y trasladados a un centro militar situado en Zambrako, a unos treinta kilómetros de la capital. Allí, los soldados les requisaron los teléfonos móviles para que no pudieran informar de su situación, y las autoridades del centro les anunciaron que quedaban retenidos «para aprender civismo y disciplina».

Durante tres días fueron tratados como un pelotón de novatos a cargo directo de Robert Guéi, el mismísimo líder de la Junta militar del país africano que había tomado el poder en la Navidad anterior. Fueron obligados a hacer instrucción militar, grandes y duras marchas, posar en formación y hasta leer libros sobre patriotismo. El asunto trascendió y se conoció fuera del país, lo que provocó muchos movimientos a favor de la liberación de los jugadores. A los tres días, y debido a la presión internacional, el gobierno decidió liberarlos y elaboró una versión pública del suceso según la cual no se habría tratado de un castigo, sino lo contrario. La finalidad del operativo habría sido tenerlos aislados de la supuesta ira popular desatada por su fracaso en el campeonato.

Seis años más tarde, Kalou, uno de los castigados, sería elevado a la categoría de héroe nacional por su gol a Serbia, el 3-2 que permitiría a Costa de Marfil clasificarse para el Mundial por primera vez en su historia. Para entonces, Robert Guéi, el hombre que se había dado el gusto de humillarles en su día de aquella manera, ya llevaba cuatro años muerto, víctima, a su vez, de otro golpe militar.