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VILLARREAL

Villarreal: escuela de valores

Los canteranos del equipo amarillo también se entrenan para ser buenas personas y no vivir en una burbuja gracias a Edavant Igualtat, plan pionero impulsado desde el club.

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Villarreal: escuela de valores

Formar buenos futbolistas y buenas personas. El objetivo es loable, pero ¿cómo se hace para mejorar los valores de un jugador? ¿Se puede entrenar como la táctica o la técnica? ¿Se puede preparar a los futbolistas para ser buenas personas? A Sergio Navarro, director de metodología del Villarreal, se le ocurrió que sí, que se podía a entrenar a los canteranos del Villarreal también para ser buenas personas, para que supieran valorar el privilegio de ser futbolista y conocieran la vida real, los problemas que vive la gente más allá de la residencia del club. Para ello se puso a trabajar con Eduardo Morelló y Bernardo Vert, los psicólogos del club, y diseñaron un método para formar en valores a los jugadores de la cantera del Villarreal. Desde el primer minuto contaron con el apoyo incondicional de José Manuel Llaneza, vicepresidente del club y hombre de fútbol ejemplar, y de los Fernandos Roig (senior y junior), propietarios del conjunto amarillo. Es un trabajo a largo plazo y el objetivo es que el chaval que llega con 12 años a la residencia del Villarreal además de entender el juego y progresar técnica y tácticamente como jugador no viva en una burbuja y sepa ponerse en el lugar de los demás y saber que la vida es dura y más allá de tener un cochazo, la ropa de marca y llegar al estadio portando unos llamativos auriculares.

Todos los equipos de la cantera, desde el infantil al Villarreal B, acuden cada 15 días a un centro especial de la provincia de Castellón. Cada equipo va toda la temporada siempre al mismo centro y se crea una empatía entre los jugadores y los miembros de cada asociación que emociona vivir de primera mano después de varios meses de relación. No se trata de caridad ni de hacerse la foto una vez, se trata de crear vínculos, de desarrollar la sensibilidad acorde a las necesidades y dificultades de los demás y poner en común experiencias. Es un intercambio entre niños, chavales y hombres con problemas con chicos que son proyectos de futbolistas que aprenden a valorar que son unos privilegiados. Dura toda la temporada y a la siguiente se cambia y se endurece según van creciendo. Infantiles van a centros de acogida, cadetes van a la asociación de sordos, el juvenil B a un centro reeducativo de menores, el juvenil A convive con los chavales de la Fundación Síndrome de Down, el Villarreal C acude a La Bartola con personas que padecen enfermedades mentales y el Villarreal B convive con personas afectadas de parálisis cerebral.

Nos faltó ir con el Cadete Roda a Plana Baixa, otro centro de acogida, y con el Cadete A al Club Deportivo Asorcas, donde han aprendido a comunicarse con el lenguaje de signos con los chavales sordos del CD Asorcas, que son muy competitivos y a los que también les está viniendo bien la experiencia. Así vivimos una jornada impactante:

11:30. Ciudad Deportiva. Juvenil A. Down Castellón

“Es un baño de realidad”, comenta Javier Calleja, el técnico del juvenil A, mientras sus chavales se entrenan junto a chavales con síndrome de down en el gimnasio de la ciudad deportiva. María hace fotos a sus compañeros: “Yo soy del Villarreal”, aclara, mientras Jorge imita la celebración típica de Cristiano Ronaldo cuando acaba un ejercicio y todos los juveniles le animan entre risas. Pau, el capitán, un central zurdo con planta de futbolista caro, reconoce que “nosotros vivimos en un mundo aislado y nos viene muy bien conocer a estos chicos. Nos alegran el día cuando se entrenan con nosotros y cuando vamos a verlos y hacemos actividades con ellos. Nos ayudan y les ayudamos”. Antes de irnos, Llaneza convence a Jorge de que además del Madrid debe ser también hincha del Villarreal. A Jorge le cuesta aceptar, pero acaba dando el “siiiiiiiiiii”, como Cristiano.

12:30. La Bartola. Villarreal C. Gran Vía. Enfermedades mentales

Juan Ibiza lleva en el Villarreal desde los 10 años. Tiene 20 y ya está en el C, a dos escalones del primer equipo. “Al principio vienes un poco nervioso, pero rápidamente te sientes uno más”, reconoce al hablar de las actividades del equipo con los enfermos mentales ingresados en La Bartola, instalación situada en la ladera encima de Benicasim que para nada recuerda a los tétricos manicomios que recrean las películas. “Son gente que lo ha pasado mal, que se han tenido problemas en la vida y nos lo cuentan. Nos sacan de la burbuja porque lo que les ha pasado a ellos le puede pasar a cualquiera”, asegura Juan Ibiza, central de categoría. El entrenador del Villarreal C, Carlos Pérez Salvachua, asegura que les viene muy bien a sus jugadores conocer a este gente que se les torció la vida. “Yo veía bolas de fuego, no toméis cocaína”, le aconseja un interno a los futbolistas. Juan, el educador, explica que ganan las dos partes: “Unos salen de la burbuja del fútbol y otros salen de la burbuja de la salud mental. Y se da visibilidad al estigma de la enfermedad mental, se le pone otro rostro, porque siempre en los medios sale lo negativo. Y a los jugadores les ayuda a vivir, a ver el peligro de las drogas y a saber que hay gente que sufre”.

15:30. Villarreal B. Aspropace. Parálisis cerebral

Los jugadores del B están a un paso de la elite. El primer equipo o la Primera división está a la vuelta de la esquina. Ninguno se pierde la visita al centro de la Asociación Aspropace creado por un grupo de padres con hijos afectados de parálisis cerebral. Juegan a la ‘boccia’, a meterse goles con un sistema que ayuda a lo anfitriones a lanzar la pelota, y se bañan y juegan juntos en la piscina. “Está experiencia les ha venido muy bien a los chicos. Y a los técnicos también nos hace mejores y nos sirve para motivar”, comenta el entrenador Paco López Fernández antes de ver como Mónica, Diego, Ian y Soraya presentan a los jugadores lo que se lo han currado haciendo ‘periodismo sin barrerras’ y les piden, ayudados de la tecnología para comunicarse, que les voten en los Premios Romper Barreras y lo muevan por redes sociales. La alegría de sus ojos impacta y expresan su cariño y felicidad agarrando y acariciando la mano de los emocionados futbolistas. Eso debe ser la empatía plena. Cuando nos han enseñado el vídeo de sus entrevistas, Llaneza se despide besando a los fantásticos reporteros. Y nos marchamos después de ver como se lo pasan en grande. Fran Sol, desde la piscina, no lo duda: “Conocer a estos chichos y convivir con ellos nos hace ser mejores personas, estoy seguro”.

16:30. Infantil A. Planta Alta. Centro de acogida de menores.

“Les viene muy bien a los chicos conocer una realidad que no conocen. Jugar con estos chavales les llena de vida y se lo pasan de lujo jugando con chavales de su edad”, comenta Xavi Cano, entrenador del infantil A, mientras sus chavales juegan al balón prisionero con otros chavales que sus problemas familiares les lleva a vivir en un centro de acogida como Planta Alta. Cano resalta la importancia de “la educación en valores. Así formamos personas además de futbolistas”. Los chavales del infantil y los chicos del centro de acogida tienen en común que los dos viven sin sus padres, pero los jugadores lo hacen voluntariamente y están en la residencia del Villarreal aprendiendo a jugar al fútbol, mientras los otros chicos deben dormir en el centro de acogida porque no pueden hacerlo con sus familias por diversos motivos. Unos y otros se lo pasan de maravilla cuando se juntan.

17:30. Juvenil B. Pi Gros. Centro de Reeducación de Menores.

Cuando entras al Centro Reeducativo de Menores Pi Gros notas que llegas un sitio donde sus moradores están privados de libertad. Es lo que antes se conocía como reformatorio. Después de apagar los móviles, los jugadores del juvenil B se dividen en dos grupos y unos van a dar una clase de seguridad vial impartida por lo una policía municipal vestida de uniforme y los otros van a hacer carteles para señalizar los árboles en el bosque. Mezclados con los chavales del centro no se diferencia quienes son los futbolistas y quienes los chicos que han cometido un error y les están reeducando para volver con sus familias. Cuando salimos del Centro Reeducativo, José Manuel Llaneza, tras una jornada intensa recorriendo con los canteranos todas las asociaciones de Castellón, se sincera a AS emocionado: “Me siento orgulloso de la gente del club. Con este iniciativa saldrán más y mejores futbolistas, estoy seguro. En el Villarreal huimos del sensacionalismo, apostamos por esta educación en valores convencidos y queremos que se conozca esta actividad para que la imiten los demás equipos. No cuesta apenas dinero y ganan los clubes y gana la sociedad”.